Por David Acuña
El 17 de abril de 1492 los Reyes Católicos suscriben el
documento llamado “Capitulaciones de Santa Fe” donde le otorgaban a Cristóbal
Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador general de todos los
territorios que descubriera, al igual que se le confería el diezmo de todos los
bienes que hallase. Los reinos que conformaban España se habían erigido por
medio de la guerra y la conquista contra otros pueblos cristianos y musulmanes,
por lo cual, los métodos que en tierras americanas reproducen Colón, Cortés,
Pizarro o Almagro son constitutivos de su identidad guerrera y señorial...
guerreros conquistadores que buscaban gloria para su Dios, para sus reyes y
para sí mismos.
Las actuales tierras americanas no estaban carentes de población humana. Las mismas estaban habitadas por una gran diversidad de pueblos con diferentes formas de organización social, económica y cultural. Estos pueblos tenían sus creencias, su idioma, sus contradicciones, sus guerras y también sus inequidades.
Por cierto, el arribo de los europeos a América no implicó
un encuentro pacífico de dos mundos, por el contrario, la resistencia de los
pueblos originarios se presentó desde el inicio de la conquista y se extendió
por siglos. Lo mismo puede decirse de los contingentes africanos traídos como
mano de trabajo esclava que se rebelaron en no pocas ocasiones y lograron
mantener algo de su acervo cultural ancestral. Nuestra identidad está
conformada por este proceso violento y sincrético que amalgama sustratos autóctonos
y africanos con el europeo; y a la cual solemos denominar como
“latinoamericana”.
En 1780 José Gabriel Condorcanqui Noguera asume el nombre de
Tupac Amaru II y es reconocido por un consejo de Amautas y Mamacunas como Inca
soberano. Va a liderar la rebelión anticolonial más grande con el objeto de
abolir todas las formas de explotación, tributación y sometimiento indígena en
territorios hispanoamericanos, decretando, como si fuera poco, la abolición de
la esclavitud negra. Al principio no negó la autoridad del rey de España y sólo
se proclamó contra “el mal gobierno” de los virreyes, pero no tardó en
proclamar la independencia absoluta.
Tupac Amaru II se presentó como rey “Restaurador” y
“Redentor”, no solo de las poblaciones originarias, sino de toda América. Él
era el Hijo de Inti, el Sol, que regresaba para unificar a las poblaciones y
hacerle justicia a los explotados. La rebelión se extendió por todo el sur del
Perú, el altiplano boliviano y el norte de Chile y Argentina, Ecuador, Colombia
y Venezuela recibiendo el apoyo de indígenas, negros y criollos pobres.
Un año después la rebelión es derrotada y Tupac es ejecutado
luego de ser obligado a ver como torturaban y asesinaban a sus hijos, esposa y
compañeros más cercanos. Tal fue la impronta redentora de Tupac Amaru que
muchos movimientos políticos posteriores fueron acusados de tupamaros o
asumieron ese nombre.
No en vano, nuestro himno nacional originario dice:
“se conmueven del Inca las tumbas
en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor”
Tupac Amrú partió en dos la historia de América entre
aquellos que se rebelan contra la tiranía y las injusticias y entre aquellos
que se someten o colaboran. Antes de que le cortaran la lengua y ejecutaran les
gritó a sus verdugos: “Volveré y seré millones”.
Las revoluciones de independencia en toda América se
hicieron bajo signo mestizo. Desde el levantamiento campesino indígena y
criollo liderado por sacerdote católico Morelos, hasta el apoyo de San Martín a
la coronación de un descendiente Inca para gobernar a las Provincias Unidas del
Río de la Plata, lo originario de América clama por surgir. Y lo mismo cabe
decir de la negritud que acompaño a Bolívar con tropas y recursos cedidos por
el haitiano Alexandre Pétion, líder de la primer República del mundo donde los
antiguos esclavos lograron libertad y gobierno propio.
América Latina es la amalgama de pueblos originarios,
africanos, españoles y lusitanos que luego de más de 500 años esperan volver a
levantarse y lograr su definitiva Independencia.
Unidos no hay “fuerza capaz de doblegar a un pueblo que
tiene conciencia de sus derechos” (Evita).
No hay comentarios:
Publicar un comentario