Rosas

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martes, 10 de noviembre de 2020

RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA: ALFONSÍN - MENEM

 POR EL DR. JULIO R. OTAÑO

ELECCIONES DE 1983

Raul Alfonsín: Desde fines de 1982, una vez abierto el proceso de transición a la democracia bajo la presidencia del general Reynaldo Bignone, Alfonsín se convirtió, primero en presidente de la Unión Cívica Radical al imponerse el Movimiento de Renovación y Cambio en las elecciones internas partidarias. Poco después fue nominado candidato a presidente de la Nación, cuando el otro precandidato radical, Fernando de la Rúa, declinó su candidatura ante el amplio apoyo que estaba recibiendo Alfonsín en todo el país. Como candidato a vicepresidente fue nominado Víctor H. Martínez. Alfonsín era uno de los dos principales candidatos presidenciales, mientras que el otro era el peronista Ítalo Luder por el Partido Justicialista (PJ). Existía entonces un generalizado sentimiento de que el peronismo sería un claro ganador, incluso entre los propios dirigentes radicales. La campaña electoral de Alfonsín se caracterizó por renovar los canales de la comunicación política en la Argentina. Ocho meses antes de la elección, Alfonsín contrató al publicista David Ratto para dirigir su campaña. Por entonces los partidos políticos argentinos solían restar importancia a la publicidad como método para lograr adhesión electoral y solía ser realizada por los propios dirigentes políticos. El equipo publicitario decidió personalizar la campaña, centrándola en la imagen del candidato y destacando sus cualidades naturales.  Varios lemas tuvieron impacto masivo, como la frase «Ahora Alfonsín», o la imagen de un escudo con los colores de la bandera argentina y las iniciales «RA», correspondientes tanto a Raúl Alfonsín como a República Argentina. También fue importante el «saludo de Alfonsín», con la forma de un «abrazo a la distancia», que surgió del gesto que el propio Alfonsín tuvo en un acto en el Luna Park el 7 de diciembre de 1982. Un momento clave de la campaña electoral fue la denuncia de un pacto entre la cúpula de las fuerzas armadas y la dirigencia sindical para no juzgar los crímenes cometidos por estos, lo que tuvo repercusión en el mundo.A través de la denuncia de ese arreglo político —que de acuerdo a las encuestas fue considerado por el grueso de los electores como algo real y negativo para el destino del país— Alfonsín logró identificar a su principal oponente con el pasado inmediato, con el conflictivo periodo 1974-1976, y con la dictadura.   Esa jugada política fue efectuada  en un momento en que los expertos coincidían en que la tasa de los intencionados de voto por la UCR se había estabilizado en tanto crecía la del peronismo.La campaña de Alfonsín buscó sobre todo transmitir una imagen de paz, evitando cuidadosamente todo conflicto, gestos de violencia en los actos o discursos agresivos. Para acentuar la importancia de su mensaje democrático eligió para cerrar sus discursos en los actos el Preámbulo de la Constitución Nacional. En cambio, el cierre de campaña del PJ se destacó por la quema de un ataúd con las siglas de la UCR. Además, durante el cierre de la campaña electoral justicialista, el 27 de octubre de 1983 frente al Obelisco, ante a una multitud de más de dos millones de personas tras el discurso moderado del candidato a presidente, ítalo Argentino Luder siguió con la actitud de Herminio Iglesias, quien le prendió fuego a un ataúd  "con la inscripcion "UCR - Alfonsín".   Esto fue mal visto por los electores y lo aprovecha Alfonsín llamando a votar  "en defensa propia.  A partir de mediados de 1983 varias encuestadoras comenzaron a reflejar en sus datos la posibilidad de que por primera vez en la historia argentina un candidato radical podría ganarle a un justicialista. La sorpresa más notable surgía al analizar estos datos por zona. Allí podía advertirse que Alfonsín aparecía aventajando a Luder en distritos de tradición peronista, cordones industriales y barrios obreros.  Las elecciones se realizaron el 30 de octubre de 1983 A las 20 horas de aquel domingo histórico en el que el pueblo argentino comenzaba recuperar sus derechos, las dudas cedieron su lugar a la realidad: la fórmula Alfonsín-Martínez había obtenido 7 millones y medio de votos, el 52 % del electorado, frente a los 5 millones 700 mil votos de la fórmula Lúder -Bittel con casi el 40 % de los votos. Oscar Alende con el 2 % de los votos y el cuarto con el 1 % fue Alvaro Alsogaray.

 



PRESIDENCIA DE RAUL ALFONSÍN (1983-1989)   Asumió en el cargo el 10 de diciembre, fecha en que tuvo lugar una gran concentración popular en la Plaza de Mayo, pero en lugar de saludar desde los balcones de la Casa Rosada Alfonsín habló desde el Cabildo de Buenos Aires. Durante la campaña electoral, los discursos de Alfonsín impactaron por recordar algunos principios constitucionales que la dictadura había ignorado y por haber centrado las promesas de la campaña en trabajo, salud y educación.  La frase' "con la democracia se come, se cura y se educa", mencionada por Alfonsín en reiterados actos de campaña resumió convincentemente estas ideas.  Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.  La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por si sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses establecidos que se le oponían. El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades artísticas.   En el campo de las relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida. 

Raúl Ricardo Alfonsín (Chascomús, 12 de marzo de 1927 – Buenos Aires, 31 de marzo de 2009) fue un abogado, político, y promotor de los derechos humanos argentino. Fue concejal, diputado provincial, diputado nacional, senador nacional y Presidente de la Nación Argentina.  En 1983, tras las elecciones presidenciales, asumió el cargo de Presidente de la Nación, con lo cual finalizó el gobierno de facto de la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. Fue también el fin de los golpes de Estado en Argentina, ya que no hubo nuevas interrupciones al orden constitucional desde entonces hasta la actualidad. La gestión de Alfonsín es conocida principalmente por la realización del Juicio a las Juntas, así como también por el Tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile y la mejora de las relaciones con Brasil, lo que posteriormente llevó a la formación del Mercosur. Alfonsín entregó el mando a Carlos Saúl Menem en 1989 en forma anticipada, en medio de un proceso hiperinflacionario. Tras dejar la presidencia realizó el Pacto de Olivos con Menem, que permitió la realización de la Reforma de la Constitución Argentina de 1994. Unos años después participó en la formación de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, que llevó al gobierno a Fernando De la Rúa. Falleció el 31 de marzo de 2009 debido a un cáncer pulmonar.

 Muchos de los que votaron a Alfonsín lo habían hecho porque ansiaban la reconstrucción de un estado de derecho. Quizás fue por ello que las primeras medidas adoptadas por su gobierno estuvieron destinadas al problema de la secuelas de la represión y a la grave situación social.

El 14 de diciembre el gobierno anuló la Ley de Autoamnistía dictada por el general Bignone y dispuso el juzgamiento, por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, de los miembros de las tres primeras Juntas militares del Proceso militar. Simultáneamente, ordenó el procesamiento por la justicia civil de las cúpulas guerrilleras del ERP y Montoneros.

El 15 de diciembre, por el decreto 187 fue creada la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), organismo independiente integrado por prestigiosas personalidades de la sociedad argentina (como Ernesto Sábato y Adolfo Pérez Esquivel) que, disponiendo de facultades investigadoras, fue encar­gada del esclarecimiento del criminal hecho de la desaparición de personas. Me­ses más tarde, la (Conadep) entregó el informe Nunca más, que fue editado por Eudeba. Prestigiosas personalidades de la sociedad argentina como el cirujano Rene Favaloro, ll obispo de Neuquén Jaime de Nevares, el filósofo Gregorio Klimovsky, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y Graciela Fernánde Meijide.

A la comisión, que estaba presidida por el escritor Ernesto Sábato, se le otorgaron facultades para obtener datos de todos los Concluido ese estudio los miembros, acompañados por una numerosa manifestación entregaron el resultado de su dolorosa tarea: 50 mil folios en los 9 mil desapariciones, cerca de 400 centros de detención, la mayoría de ellos ubicados en depen­dencias militares.

Política económica

La situación económica y social en la que Alfonsín asumió el gobierno era realmente desfavorable, interna y externamente. En 1982 estallaba la crisis de la deuda latinoamericana, ante la moratoria de México y la negativa de los acreedores a refinanciar préstamos, así como la exigencia de que la deuda se cancelara con los activos de los Estados deudores. Internamente, la deuda externa argentina había pasado de 6.075 millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares al finalizar 1983.

Por otro lado el retraso salarial y la pobreza, que había aumentado del 5% en 1975 al 37% en 1982 (datos para el Gran Buenos Aires), anticipaban grandes presiones sociales una vez reconquistada la democracia. Para América Latina, la década de los años ochenta fue conocida como la década perdida.  En una primera etapa Alfonsín recurrió al esquema económico que el radicalismo había utilizado con considerable éxito durante la presidencia de Arturo Illia 20 años antes.    Su primer ministro de Economía, Bernardo Grinspun, y gran parte de sus colaboradores habían sido parte de aquel equipo. De esa primera etapa proviene una frase recordada que repitió durante toda la campaña electoral: “Con la democracia se come, se educa y se cura”. A poco andar fue evidente que el nacionalismo económico clásico del radicalismo, que estaba llevando adelante Grinspun, tenía serios problemas.     Para el ministerio de Economía fue designado Bernardo Grinspun, quien lejos de inspirarse en las recetas de la revolución conservadora neoliberal, trató de aplicar las tradicionales medidas económicas distribucionistas, ligadas a las ideas keynesianas, logró, inicialmente, reactivar el mercado interno mediante subas salariales, control de las empresas.  Esta fue la última vez que un equipo económico  aplicó recetas keynesianas hasta bien entrado el año 2003 con los Kirchner. Al finalizar 1984 la inflación alcanzó 625% anual. En febrero de 1985 Alfonsín reemplazó a Grinspun por Juan Vital Sourrouille con el fin de implementar una política económica que atacara frontalmente la inflación. El 14 de junio Alfonsín y Sourrouille anunciaron por televisión la puesta en marcha del Plan Austral, por el que se creaba una nueva moneda, el Austral, se congelaban todos los precios de la economía, y se establecía un mecanismo de "desagio" para desindexar los contratos.                                                               El Plan Austral funcionó bien al principio. En octubre la tasa de inflación mensual fue del 2%, una tasa inusualmente baja para la economía argentina del último medio siglo. La estabilidad económica jugó un importante papel en el amplio triunfo electoral del radicalismo en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1985.   Pero en 1986 la inflación volvió a mostrar una tendencia ascendente y los precios relativos de cada sector comenzaron a verse afectados, situación que se vio agravada por la gran caída de los precios de los productos argentinos de exportación.  Para 1987 comenzaba a hacerse evidente que era necesaria una reforma económica estructural que resolviera la brecha entre recursos con que contaba el Estado y las funciones que desarrollaba.                                                                                                                    En julio de 1987 los ministros de Economía, Sourrouille y de Obras y Servicios Públicos, Terragno anunciaron conjuntamente un paquete de medidas para la reforma del sector público.  El gobierno de Alfonsín no pudo avanzar mucho en este plan de reforma del Estado, en parte por la oposición del peronismo en el Congreso. Finalmente estas reformas serán realizadas drásticamente durante el gobierno de Carlos Menem, utilizando según sus propias palabras, un método de “cirugía mayor sin anestesia”.

Entre las transformaciones económicas estructurales diseñadas por el gobierno de Alfonsín, merece destacarse la iniciación de un proceso de integración económica con Brasil, Uruguay y Paraguay que dio origen al Mercosur.  Esta iniciativa ha sido considerada como “el legado más perdurable de toda la política económica del gobierno de Alfonsín”.  En abril de 1988, Argentina entró en moratoria del pago de su deuda externa. En agosto la inflación alcanzaba el 27,6% mensual. En octubre entonces, el gobierno de Alfonsín puso en práctica un plan de salvataje, el Plan Primavera, cuyo objetivo primordial era llegar a las elecciones con la economía bajo un mínimo de control.   El Plan Primavera duró poco. Los operadores cambiarios lo rechazaron, no generó confianza y adicionalmente a comienzos de 1989, el Banco Mundial suspendió su ayuda a la Argentina. El 5 de febrero, el ministro Juan Vital Sourrouille, el presidente del Banco Central, José Luis Machinea, y el secretario de Hacienda del Ministerio de Economía de la Nación, Mario Brodersohn, resolvieron aplicar cambios en la política económica. Para ello dispusieron decretar un feriado bancario por 48 horas. Ante los rumores de inestabilidad, se inició una corrida masiva hacia el dólar. La inflación, que en febrero de 1989 era del 9,6% mensual, alcanzó 78,4% en mayo, mes de las elecciones presidenciales. 

La hiperinflación de 1989, llevó la pobreza de 25% a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3% en octubre del mismo año.  En las elecciones presidenciales del 14 de mayo, el candidato de la Unión Cívica Radical, Eduardo Angeloz, fue derrotado por Carlos Menem. Pero aún faltaban 7 meses para la fecha de entrega del mando que debían transcurrir en medio de la hiperinflación. Ante el riesgo de disolución del Estado y la eventualidad de un nuevo golpe militar, Alfonsín resolvió adelantar el cambio de mando a Carlos Menem para el 9 de julio de 1989, ya que por esos días una escalada de saqueos se dieron en todos los comercios y supermercados del país por parte de la población marginal. Fueron unos días de mucha tensión, violencia y robos descontrolados.

Política internacional   Alfonsín sostuvo una activa política internacional implementada por su ministro de Relaciones Exteriores, Dante Caputo, el único que se mantuvo durante casi todo su mandato. Las prioridades fueron fortalecer el sistema democrático en Argentina, evitar que la Guerra Fría no regenerara la concepción de la seguridad nacional, impulsar el proceso de democratización regional, resolver las cuestiones limítrofes, generar mayor capacidad negociadora regional frente a las grandes potencias y promover la integración subregional.  Así, a principios de 1985 Alfonsín propuso al presidente electo del Brasil, Tancredo Neves, iniciar un proceso de integración económica entre Argentina y Brasil “para fortalecer la democracia, afrontar la deuda externa y posibilitar la modernización productiva” que fue recibida con agrado por el mandatario brasileño. Poco después Tancredo Neves falleció, pero su sucesor José Sarney adoptó con entusiasmo el proyecto de integración, y autorizó al embajador Francisco Thompson Flores una importante compra de trigo argentino en condiciones desventajosas, por razones puramente políticas. A partir de allí el proyecto de integración se desarrolló vertiginosamente:El 30 de noviembre de 1985 Alfonsín y Sarney suscribieron la Declaración de Foz de Iguazú, piedra basal del Mercosur. En 2004, Argentina y Brasil resolvieron conjuntamente que el 30 de noviembre se celebrara el Día de la Amistad Argentino-Brasileña.  El proceso se completaría el 26 de marzo de 1991, ya durante las presidencias de Fernando Collor de Mello y Carlos Menem, con la firma del Tratado de Asunción en el que se constituye el Mercosur.  Para Alfonsín garantizar la paz con Chile fue una cuestión prioritaria desde el momento de asumir: En 1984 la mediación estaba prácticamente agotada y Chile aún se encontraba gobernado por una dictadura militar. La persistencia del conflicto era un factor de fortalecimiento del militarismo en ambos países, y por lo tanto una amenaza inmediata a la democracia argentina.

En 1983 el Papa presentó una segunda propuesta de solución (la primera había sido rechazada por Argentina).  Alfonsín buscó generar un sólido consenso interno mediante una consulta popular no vinculante, pero que presionara a los senadores. Si bien los principales líderes del peronismo (Lúder, Cafiero, Carlos Menem, Lorenzo Miguel, Isabel Perón) estaban a favor de aceptar la propuesta papal, la oposición a la misma había crecido y sumaba a varios senadores peronistas.  En esas condiciones se produjo el famoso debate televisivo entre Dante Caputo y Vicente Saadi que tuvo un impacto decisivo para el triunfo del "SI" a la propuesta papal. El 25 de noviembre de 1984 se realizó el plebiscito y triunfó el "SI" con un apoyo del 81,32%.47 Cuatro días después, el 29 de noviembre de 1984 se firmó el Tratado de Paz y Amistad con Chile.

 
Cultura, educación y transformaciones sociales

Plan Alimentario Nacional  Alfonsín implementó el “Plan Alimentario Nacional” (PAN), que se hizo conocido por su Cajas PAN, como solución de emergencia para afrontar el hambre y la pobreza.  El plan PAN se implementaba mediante la distribución de cajas de alimentos a través de los municipios. Autores críticos delinean que no se trataba de un programa dirigido a reducir la pobreza estructural sino de una medida que seguía la tradición asistencialista del Estado argentino y de corto plazo.  La crisis hiperinflacionaria y la destrucción de la moneda, llevó la pobreza al 47%, volviendo a su nivel previo en 1991.El PAN inspiró posteriormente otros planes similares implementados en otros países latinoamericanos.

Patria potestad compartida

En Argentina, la patria potestad compartida había sido establecida en 1949, mediante la reforma constitucional realizada ese año. La derogación de dichas reformas por proclama militar en 1956, y la ratificación de dicha derogación por la Convención Constituyente de 1957, restableció la desigualdad de la mujer frente al hombre por varias décadas más. En 1974 el Congreso volvió a establecer la patria potestad compartida, pero la presidenta María Estela Martínez de Perón vetó la ley. Básicamente los influyentes sectores conservadores en Argentina argumentaban que la unidad de la familia exige que uno de los cónyuges tenga "la última palabra", y que por razones culturales y tradicionales, resultaba razonable que esa facultad fuera atribuida por la ley al varón.  En 1985, durante el gobierno de Alfonsín se restableció la patria potestad compartida, mediante la Ley 23.264, un derecho largamente reclamado por las mujeres.

Divorcio  En Argentina el primer proyecto de ley de divorcio vincular fue presentado en 1888 pero su tratamiento fue bloqueado sucesivamente por los sectores católicos y conservadores. En 1954, el presidente Juan Domingo Perón en su etapa de enfrentamiento con la Iglesia Católica impulsó un proyecto que fue transformado en ley. Como represalia el Papa excomulgó a varios legisladores peronistas. El golpe de estado conocido como Revolución Libertadora derogó la ley en 1955. En 1984 Argentina era uno de los pocos países en el mundo en el que no existía el derecho al divorcio vincular; en ese momento existían 3.000.000 de personas, un 10% de la población, separadas de hecho, inhabilitadas para volver a casarse legalmente.Bajo el gobierno de Alfonsín fue presentado nuevamente un proyecto de ley de divorcio vincular, que fue sancionado como Ley 23.515 del 8 de junio de 1987 a pesar de una fuerte presión ejercida por la Iglesia Católica, incluso recurriendo a manifestaciones públicas, que no resultaron convocantes. La Iglesia presionó entonces al presidente Alfonsín para que vetara la ley, pero ello no sucedió.  La Iglesia Católica, que mantuvo siempre una tirante relación con el presidente Alfonsín, se mostró dividida frente a la ley de divorcio.

Traslado de la capital

El 16 de abril de 1986, Raúl Alfonsín dio desde los balcones del ministerio de economía de la provincia de Río Negro un efusivo discurso donde invitaba a los argentinos a "avanzar hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío" y donde anunciaba el traslado de la Capital Federal al área patagónica integrada por las ciudades de Carmen de Patagones (en la Provincia de Buenos Aires), Viedma y Guardia Mitre (ambas en la provincia de Río Negro). El proyecto tuvo enorme rechazo de los sectores ligados a los intereses políticos y económicos de la ciudad de Buenos Aires y de los medios de comunicación porteños, los cuales lo tildaban de "costoso", "faraónico" e "innecesario".

Política laboral

Siete días después de asumir el gobierno Alfonsín abrió la confrontación frontal con los sindicatos, enviando al Congreso, sin consulta ni diálogo alguno, un proyecto de reforma sindical conocido como "ley Mucci", con el objetivo de incluir a las minorías en los organismos de dirección de los sindicatos. El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados pero rechazado por la Cámara de Senadores, dominada por la oposición peronista que controlaba la CGT.  Pero el proyecto tuvo el efecto de unir rápidamente a todos los sectores sindicales, y establecer una lógica de confrontación entre el gobierno radical y los sindicatos, que se expresará en 13 huelgas generales organizadas por la CGT. Estas huelgas fueron calificadas como políticas, ya que al estar la CGT controlada por el peronismo, la huelga general era un instrumento que utilizaba el Partido Justicialista para entorpecer la acción del gobierno radical.  En 1987 Alfonsín cambia su táctica de confrontación con el movimiento obrero y ofrece el Ministerio de Trabajo a uno de los principales dirigentes sindicales del país, Carlos Alderete, secretario general de Luz y Fuerza. Como resultado de este acuerdo, el gobierno de Alfonsín elaboró una nueva Ley Sindical que fue aprobada en 1988 (ley 23.551), con el apoyo unánime de todos los sindicatos y parlamentarios de todos los partidos políticos. En cambio fue cuestionada ante la OIT por la Unión Industrial Argentina (UIA), la principal organización empresarial de Argentina.

    

Mundial Mexico 1986


Los Carapintadas

Durante la campaña electoral de 1983 el candidato radical Raúl Alfonsín ante la imposibilidad concreta de juzgar a todas las fuerzas armadas el futuro presidente había optado por una política judicial en la que diferenciaba tres niveles de responsabilidad.
“En un primer plano excluyente se situaban los altos jefes militares que habían dado las órdenes para la represión. Luego se hallaban los que habían cumplido estrictamente con ellas, y, finalmente aquellos que habían delinquido o cometido “excesos” durante la represión. La idea central era crear un escudo protector –luego conocido como Obediencia Debida- para los subordinados castrenses.Alfonsín sostuvo “Se propiciará la anulación de la ley de amnistía dictada por el gobierno militar y se pondrá en manos de la justicia la importante tarea de evitar la impunidad de los culpables. La justicia, asimismo, tendrá las herramientas necesarias para evitar que sean considerados del mismo modo quienes decidieron la forma adoptada en la lucha contra la subversión, quienes obedecieron órdenes y quienes se excedieron en su cumplimiento”  Se esperaba que cientos de altos oficiales, se calculaba en 400, desfilarían por los tribunales de distintas ciudades del país: 
 

La situación desbordó la escasa prudencia de los Carapintadas, (Se trataba de jóvenes oficiales –de capitán para abajo- que habían formado parte de la 94ª promoción del Colegio Militar, y que, la mayoría de ellos, para 1979 habían egresado de la Escuela Superior de Guerra. Mantenían una lealtad indoblegable para con Rico y Seineldín, quienes creían que debían ser los futuros conductores del arma; se consideraban hermanados por la sangre vertida en la guerra contra la subversión y el conflicto austral –en ambos habían estado en la primera línea de fuego-  Sus objetivos generales pasaban por reivindicar ambas “gestas”, oponerse al proyecto radical de enjuiciamiento de los represores, reconstituir una fuerza de combate eficaz, proteger en forma corporativa a la institución castrense frente a lo que consideraban la “política anti militar del gobierno de Alfonsín. 

Finalmente descreían de la batalla jurídica que proponía el generalato, proponiendo en cambio una amplia amnistía) quienes realizaron una reunión secreta de sus líderes en febrero de 1987, en la estación ferroviaria de Chacarita, donde acordaron “Levantarse en armas contra el gobierno civil si uno solo de sus subalternos era citado por algún juez”. De modo tal que nos hallábamos en las vísperas de la puesta en práctica de los planes pensados por los Comandos para enfrentar a la justicia, y al gobierno, con los fusiles en la mano.

 Los levantamientos comenzaron en la semana Santa de 1987:

Fecha: 16 al 19 de Abril de 1987. Lugar: Escuela de Comandos, Campo de Mayo.
Líder: teniente coronel Aldo Rico.  Objetivos: 1) Detener la política “antimilitrar” del gobierno
2) Demandar una “solución política” a los juicios contra los militares en actividad.
3) Provocar la remoción de la cúpula del ejército, concretamente el general Héctor Ríos Hereñú. 4) Reivindicar la guerra antubversiva.Sucesos: El mayor Barreiro, citado por la justicia por su actuación en el centro de detención La Perla se declara en rebeldía, refugiándose en el Regimiento de Infantería 14 de Córdoba, esta era la señal esperada para que Aldo Rico se sublevara. Este y sus seguidores ocupan y se atrincheran en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, y, desde allí lanzan sus demandas. El movimiento no logra que se le sumen los mandos superiores, con lo que la situación se empantana durante toda la Semana Santa de 1987.    El gobierno de Alfonsín no logra que el generalato cumpla con la orden de reprimir a los insurrectos, por lo que el presidente en persona se traslada a la unidad rebelde y llega a un acuerdo –“la solución política”- con los sublevados, otorgándoles días después la Ley de Obediencia Debida –(Nª 23.521), que exceptúa de responsabilidad al uniformado que hubiera acatado las órdenes de un superior. También se establece la remoción de Ríos Hereñú –reemplazado por el general Dante Caridi-, el teniente coronel Rico será detenido-considerándoselo como el único responsable del levantamiento- y enjuiciado por el delito de motín.  Al enterarse la opinión pública de la concesión hecha por el presidente a los rebeldes estalló una ola de feroces críticas-aún dentro de la propia U. C..R.

Meses después estalla en segundo levantamiento en Monte Caseros – Corrientes    Fecha 14 al 18 de enero de 1988. Líder: teniente coronel Aldo Rico

Objetivos: 1) Demandar el cumplimiento de lo pactado en Semana Santa

2) Resolver la situación procesal de Rico  3) Repotenciar el movimiento Carapintada y la figura de Rico.

Sucesos El general Caridi había decidido ralear de las filas del arma al sector Carapintada, lo que convence a Rico de la necesidad de alzarse en armas nuevamente, y lo hará a partir de que se le decrete la prisión preventiva rigurosa; con la connivencia de la guardia policial que lo vigilaba abandonará subrepticiamente el Country Los Fresnos –donde cumplía el arresto domiciliario- para aparecer tres días más tarde en el Regimiento de Infantería 14 de Monte Caseros, provincia de Corrientes.

En esta oportunidad los generales respondieron afirmativamente la orden de Caridi y cercaron a Rico –junto a 340 oficiales que le eran leales- en las instalaciones del cuartel obligándolo a rendirse, Seguramente el desgaste de la figura de Rico obedezca a una división en el seno del movimiento Carapintada, dentro del cuál la mayor parte de los implicados en la represión del proceso estaban ahora amparados por la ley de Obediencia Debida; lo concreto es que la estrella de Rico comienza a apagarse, mientras en el firmamento se empieza a vislumbrar la figura de Mohamed AlíSeineldín como nuevo líder de los rebeldes. Ambos jefes Carapintadas estaban enemistados por la falta de apoyo del Turco al Ñato en las rebeliones, es que el primero temía no llegar a ser promovido a general si participaba de los levantamientos.

 

 

Tercer Levantamiento Carapintada

Fecha: 2 al 9 de diciembre de 1988
Lugar: Villa Martelli
Líder: Mohamed AlíSeineldín
Objetivos: 1) Lograr el retiro del general Caridi del mando de la fuerza
2) Posicionar a Seineldín como líder natural del ejército
3) Estructurar el “Ejército Nacional” como sustento material de la futura presidencia de Carlos Menem   Sucesos: Ante la certeza de que finalmente no sería promovido a general de la nación Seineldín decidió encabezar un nuevo levantamiento, si bien la imposibilidad del ascenso encuadraba en las disposiciones legales del arma es indudable que esta decisión contaba con el beneplácito del general Caridi y del propio presidente Alfonsín.  Todo comenzó un primero de diciembre de 1988 cuando los Albatros –tropas de elite de la Prefectura Naval- abandonaron su guarnición, saquearon el armamento de una dependencia en Zarate y se refugiaron en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo. Paralelamente el turco abandonó subrepticiamente Panamá  y se puso al frente de la rebelión.   Inmediatamente el general Caridi ordenó al general Isidro Cáceres que cercara la Escuela de Infantería é intimara la rendición de los rebeldes.  Estos hicieron públicas sus demandas:  Pedían la destitución de Caridi, la extensión de los beneficios de la ley de obediencia debida para todo el personal militar –exceptuándo a las Juntas condenadas- y una amplia amnistía para todos los uniformados que se habían sublevado en dos oportunidades junto a Aldo Rico. Luego de una serie de deliberaciones el generalato aceptó el petitorio rebelde, siendo el general Cáceres garante de este Pacto de Villa Martelli, y cesó el levantamiento. Pocos días después Caridi pidió el pase a retiro, reemplazándolo en la comandancia del ejército el general Francisco Gassino

 

 

D) Seineldin  Fecha: 3 de diciembre de 1990

Lugar: Regimientos de Patricios, Edificio Libertador, fábrica de tanques TAMSE, Regimientos de Villaguay y Concordía Líder: Mohamed Alí Seineldín
Objetivos: Cumplimiento del Pacto de Villa Martelli - Exigir la remoción del general Isidro Cáceres de la Jefatura del Estado Mayor Presionar al gobierno de Menem para que retome el ideario nacionalista enarbolado en la campaña del ‘89

Sucesos: El coronel Seineldín, quien había mantenido mas de 50 reuniones con allegados a Menem –incluso con el mismo presidente en persona- para acordar la política militar y de Defensa del nuevo gobierno el jefe Carapintada consideraba que pese a los Indultos dictados por el ejecutivo –que liberaron a los condenados de las Juntas, a Rico y a todos los uniformados que lo habían seguido en Semana Santa y Monte Caseros- el gobierno nacional no estaba cumpliendo con las promesas de campaña.
Era evidente la antigua alianza entre Menem y los Carapintadas se diluyó muy rápidamente.  La política económica liberal del nuevo presidente y su alineamiento estratégico con los Estados Unidos eran repudiados por estos militares que profesaban un nacionalismo acérrimo.   Además se estaba traicionando el Pacto de Villa Martelli en función de la persecución interna que el generalato estaba realizando sobre los Carapintadas en actividad.   El general Isidro Cáceres, con el aval de Menem, había procedido a pasar a retiro a todos los jefes Carapintadas del ejército.

El gobierno sabía de la proximidad del alzamiento, por lo que trasladó detenido a San Martín de los Andes a Mohamed Alí Seineldín.
La mañana del 3 de diciembre de 1990 se puso en marcha el Plan de Operaciones Virgen de Luján, en forma sincronizada eran tomados los cuarteles de Palermo, el Edificio Libertador, la fábrica de tanques TAMSE, el Regimiento 2 de Caballería y otros dos regimientos en Villaguay y Concordia; los rebeldes no lograron liberar de su cautiverio a Seineldín.  El generalato –encabezado por Bonnet y Balza- procedió a reprimir a los rebeldes, la orden presidencial era “Aniquilar rápidamente con la rebelión, sin ninguna clase de negociación”- recordemos que ese mismo día legaba al país el presidente Bush de EstadosUnidos.En este levantamiento fue el único que se produjeron enfrentamientos entre los bandos que generaron un saldo de 21 muertos –entre ellos el teniente  coronel Pita –Jefe del Regimiento de Patricios- y el mayor Federico Pedernera- algunos de ellos cuando un tanque aplastó a un colectivo 60, 50 heridos y mas de 300 detenidos.
Finalmente tras casi un día de duros combates los sublevados fueron vencidos; Seineldín sería condenado a cadena perpetua, y se separarían de la fuerza a todos los que habían participado del levantamiento.

De este modo el último, el más sangriento, y el definitivo alzamiento Carapintada era doblegado, concluía así una disputa en un arma cuyo estado deliberativo ya comenzaba a amenazar con su propia destrucción.

 

La Renovación Peronista:   En la derrota radical de 1987 no solo habían influido los vaivenes económicos y la gran desilusión por el final del alzamiento carapintada.   El peronismo, tras la derrota electoral de octubre del 83, había comenzado un proceso de reformas y saneamiento de su imagen a través de una corriente interna que se conoció con el nombre de Renovación Peronista, cuyos principales referentes fueron Antonio Cafiero y el cordobés José Manuel de la Sota.   El triunfo de Cafiero en la provincia de Buenos Aires en 1987 pareció confirmar que la Renovación iba por buen camino y abrió un espacio de esperanza para la militancia peronista.   Era una clara demostración de disconformidad popular con la gestión de Alfonsín, a partir de la cual retornaba un peronismo reorganizado, ubicado en inmejorables condiciones para triunfar en las elecciones presidenciales de 1989.   Esta situación intranquilizó a los grandes grupos económicos, que comenzaron a dudar respecto de la representatividad del gobierno para controlar una situación socioeconómica delicada, y a temer por el nuevo protagonismo de un justicialismo de tradición estatista, que seguía reclamando la necesidad de una mayor justicia social

 

Fin del mandato  Alfonsín debía terminar su mandato el 10 de diciembre de 1989. Sin embargo, por razones electorales vinculadas a la grave situación económica, decidió adelantar considerablemente la fecha de las elecciones estableciéndolas el 14 de mayo, casi siete meses antes de la entrega del mando. Alfonsín, en el futuro, calificaría como "un error tremendo" de su parte, haber adelantado las elecciones de esa manera.  Los dos candidatos con posibilidades de resultar elegidos eran el radical Eduardo Angeloz, por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el Partido Justicialista.

Hasta enero de 1989 la posibilidad de que la Unión Cívica Radical volviera a ganar las elecciones tenía un serio fundamento en las encuestas electorales.   Sin embargo, a partir de febrero, el proceso hiperinflacionario destruyó toda posibilidad de triunfo. El diario Ámbito Financiero de Buenos Aires, en aquel año, tituló "Golpe de Mercado" y analizó de este modo la fuerza real que había producido la derrota del radicalismo:  "Esta Argentina democrática no quiere más golpes de Estado militares pero ha adoptado una estrategia para defenderse de la demagogia de los políticos".  Las elecciones se realizaron en medio del proceso hiperinflacionario y en un clima de desorden y saqueos. El 14 de mayo Carlos Menem triunfó con el 47% de los votos, frente a 32% del candidato radical. En ese mismo mes la inflación alcanzó el 78% mensual y la pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en mayo era del 25% y en octubre del 47%.  El 30 de mayo Alfonsín decretó el estado de sitio. La situación era insostenible y poco después Alfonsín anunció que entregaría el poder en forma adelantada.   De ese modo y en esas condiciones se cumplió la primera sucesión entre dos mandatarios constitucionales civiles de distintos partidos desde 1916

 

El Estado Democrático Neoliberal

En los años “80 y “90 comenzó a configurarse este tipo de estado cuyos orígenes están signados por la vuelta a la institucionalidad democrática.  “Consenso de Washington” y se convirtió en la agenda político económica que ellas establecieron como paradigma dominante confiando en que el Consenso y el proceso globalizador aumentarían el crecimiento económico y disminuirían la pobreza y la inseguridad. Hay que puntualizar que por "Washington", se entiende el complejo político-económico-intelectual que tiene sede en Washington: los organismos financieros internacionales (FMI, BM), el Congreso de los EEUU, la Reserva Federal los altos cargos de la Administración y los institutos de expertos económicos. Elaboraron un documento destinado a los Estados de América Latina.

1) establecer una disciplina fiscal;

2) disminuir  el gasto público en educación y salud;

3) llevar a cabo una reforma tributaria;

4) establecer tasas de interés positivas determinadas por el mercado;

5) lograr tipos de cambio competitivos;

6) desarrollar políticas comerciales liberales;

7) una mayor apertura a la inversión extranjera;

8) privatizar las empresas públicas;

9) llevar a cabo una profunda desregulación; y

10) garantizar la protección de la propiedad privada.

Ha condicionado las políticas nacionales principalmente en los países de América Latina en los que se acentuaron las desigualdades socio-económicas, el desempleo y la pobreza, en un marco de corrupción estructural sin precedentes.

Las ideas y herramientas del neoliberalismo por un lado, y la globalización en cuanto proceso económico por otro, pueden considerarse estrechamente vinculados.

La globalización como un fenómeno multidimensional y ambivalente en el contexto internacional, fue el escenario propicio para la instalación de los gobiernos neoliberales.

Ello acompañada a su vez de la Aparición de la nueva revolución científico – tecnológicay el sistema financiero mundial.

Se establecía así una suerte de “chantaje inflacionario”.

La inflación mantenía al Gobierno como único eje de atención pública, consolidando sus facultades extraordinarias, lo que no era malo en sí, sino por los fines que perseguía, contrarios a los intereses del pueblo y de la nación.

Lomás perverso del ajuste fue que dejaba a la inflación sobrevivir en tanto continuara siendo útil alGobierno y a sus eventuales aliados.

 

Carlos Saúl Menem, (1989/1995 & 1995/1999)

político argentino, presidente de la República (1930- ), tras producirse la primera cesión de poder según cauces constitucionales desde 1928. Nació en Anillaco (La Rioja) y se licenció de abogado en la Universidad de Córdoba. Hijo de inmigrantes sirios, fue educado como musulmán suní. En su adolescencia se convirtió al catolicismo e inició su actividad política cuando aún estaba en la universidad. Miembro del Partido Justicialista (PJ), en 1955 fundó el grupo Juventudes Peronistas.Al año siguiente, fue encarcelado por su participación en el intento de restablecer en el poder al desterrado Juan Domingo Perón. En 1956, Menem se convirtió en asesor legal de la Confederación General del Trabajo (CGT), un grupo sindical peronista. En las elecciones de 1962 se presentó candidato al cargo de gobernador adjunto de su provincia natal de La Rioja, pero un golpe militar hizo fracasar las elecciones. Sin embargo, en 1963 fue elegido presidente provincial del PJ.En 1973, tras el regreso al poder de Perón, Menem fue elegido gobernador de la provincia de La Rioja.Fue encarcelado en 1976, cuando la presidenta María Estela Martínez de Perón, viuda y sucesora del dictador, fue derrocada por un golpe militar, y no fue liberado hasta 1981. Reelegido gobernador de La Rioja en 1983 y 1987, en 1989 fue elegido presidente de Argentina.Es el único ciudadano argentino en haber completado dos mandatos presidenciales constitucionales de forma consecutiva y el que permaneció durante más tiempo, de forma ininterrumpida, ejerciendo la primera magistratura.

Además, ganó las tres elecciones presidenciales para las cuales se presentó, aunque desistió de presentarse al balotaje en el año 2003 tras triunfar en la primera vuelta.La llegada del peronismo por cuarta vez al poder se produjo en julio de 1989. Fue el año de la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de los regímenes comunistas en Europa central en el marco de la disolución de la Unión Soviética, ocurrida en 1991.   El mundo bipolar, el dividido en dos grandes bloques, con la existencia de modelos económicos y sociales opuestos, desaparecía rápidamente.

El año 1989 fue también el del Consenso de Washington.

Se acordó que se otorgaría ayuda financiera a los países que sufrieran inconvenientes con el sec­tor externo, en la medida en que estos acepta­ran las ideas económicas del Consenso.

Las me­didas que los países en dificultades es decir, los países no desarrollados, y entre ellos los de América latina- deberían implementar eran las siguientes: reformar al Estado desregulando sus actividades, otorgar facilidades a las inversiones extranjeras, liberar el sistema financiero,  mejorar el sistema impositivo y luchar contra el déficit fiscal.

Eran en síntesis las ideas de la lla­mada economía libre de mercado, que buscaba acabar con el modelo de sustitución de importa­ciones, sostenido por un Estado que, para el Consenso, era grande.

Carlos Menem asumió la presidencia el 8 de julio de 1989, tras el retiro anticipado de Raúl Alfonsín.   Haya tenido o no un discurso populista en la campaña electoral, lo cierto es que la plataforma programática del PJ nada tenia que ver con el plan de gobierno que se fijo Carlos Menem.  Por intermedio de un audaz giro ideológico, paso a sostener las ideas y el programa que había defendido por años el enemigo acérrimo del peronismo, la derecha liberal, encarnada por ese entonces, en la UCeDe (Unión del Centro Democrático). 

El núcleo argumental en que se sustentaba este giro era:  la crisis fiscal y la perdida extrema de capacidades estatales muestra una constitutiva ineptitud del Estado para intervenir en la economía.  Se entronizaba así al mercado como único coordinador imaginable de las decisiones de los agentes económicos.  Eran dogmas para esta concepción y, lo serian para la administración menemista, la desregulación, la privatización de las empresas de servicios públicos, la descentralización administrativa y la glorificación del libre mercado.  Estas ideas implicaban un “realineamiento automático” con  la política exterior de EEUU y una relación de sumisión con los organismos multilaterales de crédito (el FMI, el BID y el Banco Mundial).  Así, para ganar la confianza del mundo empresario, Menem se vio obligado a sobreactuar, prometiendo garantías y jugosas ganancias a quienes deseaba convencer, haciendo así un corte abrupto con buena parte de la tradición justicialista.  Para hacer más creíble esta “conversión”, Menem nombró al fundador de la UCeDe, Alvaro Alsogaray, como asesor presidencial para el tratamiento de la deuda externa y puso al frente de la Secretaria de Comercio Exterior al también ucedeista Alberto Albamonte.    Poco mas adelante nombro a Maria Julia Alsogaray como interventora – privatizadora de ENTEL.   

Estos nuevos compañeros de ruta reafirmaban en la escena pública la conformación de una nueva coalición para respaldar social y políticamente el programa reformista del gobierno.  Siguiendo esta lógica, el hecho más trascendente fue el nombramiento de uno de los gerentes del conglomerado multinacional Bunge & Born al frente del Ministerio de Economía, en lo que el gobierno llamaría “alianza estratégica”.

Entregándole el manejo de la economía a una de las multinacionales más identificadas con el antiperonismo.   Este grupo empresario había hecho grandes aportes de campaña.  El primer ministro de economía, Miguel Roig, duró muy poco en su cargo, al fallecer a la semana de asumir.  Fue reemplazado por otro integrante de la multinacional, Néstor Rapanelli quien, “bajo el supuesto de que lo que era bueno para el grupo exportador Bunge &Born era lo mejor para la Argentina, unifico el tipo de cambio, practica una devaluación de casi el 100 % , decidió un ajuste fiscal e inicio la política de desarticulación del Estado y la extranjerizacion”.

Política económica  El principal problema que debió enfrentar al asumir la presidencia fue el de una economía en crisis con hiperinflación. El gobierno de Menem introdujo una serie de reformas neoliberales: con la aprobación de la Ley de Reforma del Estado fue autorizado a privatizar varias empresas estatales, en la forma que el presidente estimara conveniente.

Las primeras privatizaciones efectuadas fueron las de la empresa telefónica Entel y la de Aerolíneas Argentinas. Las mismas, y otras posteriores, se privatizaron rápidamente buscando conseguir con ello réditos mediáticos que instalaran la idea de la voluntad reformista del gobierno, pero dicha rapidez condujo luego a numerosas críticas y denuncias de irregularidades, omisiones y casos de corrupción.

Pronto se privatizaron también la red vial, los canales televisivos (con la excepción de ATC, hoy Canal 7), gran parte de las redes ferroviarias, Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Gas del Estado.


se desreguló la economía, reduciendo cupos, aranceles y prohibiciones de importaciones, y se estableció la libertad de precios. Con el aumento de impuestos como los del Valor Agregado y Ganancias se aumentó la recaudación fiscal. Aun así, a pesar de dicho aumento y de los ingresos generados por las privatizaciones, la situación económica se mantenía convulsionada y a fines de 1989 se produjo una segunda hiperinflación.

Durante la gestión de Domingo Cavallo, ministro de Economía de su gobierno, se estableció la Ley de Convertibilidad, cuya aplicación se prolongaría hasta la crisis argentina de fines de 2001 y comienzos de 2002. El Banco Central de la República Argentina estaba obligado a respaldar la moneda argentina con sus reservas en una relación de cambio en la que un dólar estadounidense equivalía a un peso (moneda de Argentina). De esta forma se restringía la emisión de billetes como medio de financiamiento del Estado.

  

Estas medidas lograron una estabilidad económica sin inflación significativa, mientras que el PBI industrial se contraía y la economía argentina se privatizaba.

La estabilidad económica fue entonces, sólo aparente, ya que disminuía la capacidad de la economía de emplear mano de obra y cerraban incontables establecimientos industriales.

Durante su gobierno la deuda externa pública se multiplicó desde los 45.000 millones que había dejado el gobierno de Alfonsín, hasta finalmente llegar en el 2000 a 145.000 millones.

En los servicios públicos las privatizaciones produjeron mejoras de calidad en algunas rubros (electricidad, telefonía), mientras que en otros el impacto fue negativo (transportes ferroviarios), este último en particular por el cierre masivo de los servicios de pasajeros de larga distancia ocurrido puntualmente el 10 de marzo de 1993. Si bien los servicios de trenes privatizados urbanos del área metropolitana y cargas en general registraron leves mejorías, finalmente con la crisis de 2001 y la devaluación, desnudaron las frágiles condiciones contractuales que llevaron a las empresas a la quiebra, posterior vaciamiento de su infraestructura y finalmente a un deterioro del servicio en parte sostenido por subsidios

Empresas privatizadas Administración General de Puertos AGP: privatizada.Aerolíneas Argentinas SE: privatizada.Aeropuertos: concesionados.Agua y Energía Eléctrica SE, Sector Eléctrico: privatizada.Area Material Córdoba Aviones: privatizada.Banco Hipotecario Nacional: privatizado.Banco Nacional de Desarrollo (BANADE): disuelto.Caja Nacional de Ahorro y Seguro: privatizada.Canal 11, Dicon Difusión SALS 84 TV: privatizada.Canal 13, Río de la Plata SALS 85 TV: privatizada.Carboquímica Argentina Sociedad Anónima Mixta: privatizada.  Carolina SAMinera: disuelta.Compañía Azucarera las Palmas SAI.C.A.P.U.: disuelta.ConarsudSAAsesoría y Consultoría: disuelta.Consultara SAConsultara de la Armada: disuelta.Corporación Argentina de Productores (CAP): disuelta.Empresa Desarrollos Especiales SAEDESA: disuelta.Empresa Líneas Marítimas Argentinas ELMA: Disuelta ley 23.696 de Reforma del Estado.  Empresa Nacional de Correos y Telégrafos (ENCOTEL): disuelta.  Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL): privatizada.Empresa Nuclear Argentina de Centrales Eléctricas SAENACE: disuelta.Establecimientos Altos Hornos Zapla: privatizada.Fábrica Militar de Ácido Sulfúrico: privatizada.Fábrica Militar de Tolueno Sintético: privatizada.Fábrica Militar de Vainas y Conductores Eléctricos ECA: privatizada.Fábrica Militar General San Martín: privatizada.Fábrica Militar Pilar: privatizada.Fábrica Militar San Francisco: privatizada.Ferrocarril Belgrano SA: concesionado.  Ferrocarriles Argentinos SA: concesionado.  Ferrocarriles Metropolitanos SA: concesionado.  Fondo Nacional de la Marina Mercante: disuelto.  Forja Argentina SA: disuelto.Gas del Estado SE: privatizada.  Hidroeléctrica Norpatagónica SA Sector Eléctrico (HIDRONOR): privatizada.Hierro Patagónico de Sierra Grande SA Minera (HIPASAM): provincializadaHipódromo Argentino: concesionado.Induclor Sociedad Anónima Mixta: privatizada.Indupa SA: privatizada.Instituto Nacional de Reaseguros SEINDER: disuelto.Interbaires SA: privatizado.Intercargo SA: privatizado.Junta Nacional de Carnes: disuelta.Junta Nacional de Granos: privatizada.LR3 Radio Belgrano: concesionada.  LR5 Radio Excélsior: concesionada.  LV3 Radio Córdoba: concesionada.  LlaoLlao Holding: privatizado.Monómetros Vinílicos: privatizado.Obras Sanitarias de la Nación (OSN):concesionada.Petropol: privatizada.Petroquímica Bahía Blanca S.A: privatizada.Petroquímica General MosconiSAI.y C.: privatizada.Petroquímica Río Tercero: privatizada.Polisur Sociedad Mixta: privatizado.Redes de Acceso a grandes ciudades: concesionada.s.Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires Sector Eléctrico (SEGBA): privatizada.Sociedad Mixta Siderurgia Argentina SOMISA: privatizada.  Talleres Navales Dársena Norte SAC.I.y N.TANDANOR: privatizados.Tanque Argentino Mediano SETAMSE: disuelto.Tecnología Aeroespacial SATEA: disuelta.Yacimientos Carboníferos Fiscales YCF: concesionada.Yacimientos Petrolíferos Fiscales YPF: privatizada. Al mismo tiempo, los principales inconvenientes económicos generados por esta política fueron una disminución de la competitividad basada en el tipo de cambio y un crecimiento del desempleo.

Relaciones Exteriores y corrupción

En política exterior, desde el inicio mismo de su mandato se promovió un alineamiento automático hacia los Estados Unidos, con lo cual la Argentina abandonó el Movimiento de Países No Alineados. El ministro Guido Di Tella se refirió a dicho alineamiento en forma humorística como "Relaciones carnales", pero más adelante el término sería tomado por los críticos de dicha política internacional para referirse a ésta en forma denigratoria.

Poco después de la implementación del Plan Bonex tuvo lugar el Swiftgate, en el cual la empresa estadounidense Swift denunció verse perjudicada en una operación comercial al no aceptar otorgar un soborno. Swift recurrió al embajador de los Estados Unidos, TerenceTodman, y el propio gobierno estadounidense tomó cartas en el asunto. La corrupción se practicaba ostentosamente nadie hizo la plata trabajando, declaro el sindicalista Luis Barrionuevo, antes de proponer, la solución para los males del país,…dejar de robar durante dos años. Era el signo de pertenencia a la cúspide del poder.

Luego la corrupción se normalizo, así como se encontró la manera  de estabilizar la economía, también se aprendió a transferir discretamente los recursos públicos a los patrimonios privados.  Distintos personajes notables, representantes de los grandes lobbies o iniciadores de una fortuna nueva, tenían acceso privilegiado a las decisiones del gobierno y destinaban parte de los beneficios obtenidos a vastas  cajas negras, cuyo contenido se redistribuía ampliamente, según normas de rango y jerarquía.  En otros planos, en 1991 promovió la formación del Mercosur y restableció relaciones diplomáticas con el Reino Unido, interrumpidas desde la Guerra de Malvinas.

En política exterior, el peronismo había siempre sostenido la llamada tercera posición, según la cual se estaba a igual distancia del llamado imperialismo norteamericano que del soviético.

La Argentina, desde tiempos lejanos integraba el movimiento de Países no Alineados, posición mantenida por los últimos gobiernos, tanto el militar como el radical. 

Desde principios de 1991 compartió responsabilidades con el profesional grupo de técnicos dirigido por Cavallo. Eran dos equipos diferentes pero complementarios: Menem y Cavallo, tan distintos entre sí, armonizaron y se potenciaron y se desarrollaron a costa de las instituciones públicas. Las denuncias de corrupción sobre su gobierno no impidieron que su gestión mantuviera una imagen favorable debido al éxito en la faz económica. En 1993, su Ministro del Interior, Gustavo Béliz, renunció a su cargo y declaró públicamente que el presidente estaba rodeado de corruptos. No era ni el primero ni el último de los asuntos escandalosos del gobierno de Menem. Los ministros Eduardo Bauza  y Roberto Dromi y la Ing Alsogaray fueron acusados de beneficiarse con las privatizaciones. El diputado José Luis Manzano y Emir Yoma, regenteaban un centro de tráfico de influencias denominado la CARPA CHICA: Una frase de Manzano- yo robo para la corona se hizo célebre.

 La política exterior argentina, conducida en un primer momento por Domingo Cavallo, y desde enero de 1991, por Guido Di Tella, fue modificada significativamente.  El primer gran síntoma fue el envío de un destructor y una corbeta misilística al conflicto que, las Naciones Unidas, y en especial los Estados Unidos, mantenían con Irak, por la invasión de este a Kuwait, ordenada por Sadam Husseim.   Menem explicó que los beneficios de esa acción serían superiores a los costos.  Unilateralmente, el gobierno argentino anunció el levantamiento de todas las restricciones vigentes desde los tiempos dela guerra por Malvinas- al comercio con el Reino Unido.  De aquí en más, la estrategia de la coacción sería reemplazada por lo que se dio en llamar la búsqueda de la seducción.  En septiembre, en las Naciones Unidas, Menem informó sobre el deseo de la Argentina de reanudar las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña, hecho concretado el 15 de febrero de 1990.  Hacia 1991, ya con Di Tella en la cancillería, la política -según la frase del canciller- de "relaciones carnales" con los Estados Unidos continuó.   Y tuvo sus costos: los norteamericanos exigían el desmantelamiento del Plan Cóndor.  El misil del mismo nombre era de gran alcance, podía transportar cargas nucleares, y era parte de un proyecto de la Fuerza Aérea Argentina.  En junio de 1991, el gobierno aceptó los requerimientos estadounidenses. En setiembre de ese año, la Argentina se retiró del Movimiento de Países no Alineados. Di Tella lo explicó sencillamente: "no podemos ser parte del Tercer Mundo, porque no existe ahora un segundo". En realidad, no era compatible una política de adhesión a los Estados Unidos, con la presencia en un foro que le era adverso.


La Argentina fue blanco de dos ataques terroristas: el primero a la embajada de Israel, el 17 de marzo de 1992, y el segundo contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), el 18 de julio de 1994, que provocaron 29 y 85 muertos respectivamente. Distintas fuentes, entre ellas la de los dirigentes de la comunidad judía, afirmaron que el atentado fue perpetrado por organizaciones fundamentalistas islámicas con sede en el Líbano, y acusaron al presidente de desviar la investigación que conduciría a la responsabilidad de ese país. Esta teoría se consolidó cuando un ex miembro de la inteligencia iraní aseguró que Menem recibió dinero para desvincular a ese país del ataque. En el 2004 un tribunal federal comprobaría que el juez que hacía 10 años investigaba la causa, Juan José Galeano, habría sobornado, siguiendo instrucciones del gobierno de Menem, a uno de los inculpados para que incriminara a oficiales de la policía bonaerense. Más aún, en junio de 2006, Hugo Anzorreguy, jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante el gobierno menemista, manifestó ante el juez federal que Menem había ordenado dicho soborno utilizando dinero de los fondos públicos. Hasta esa fecha la investigación no se ha completado.

 

PRIVATIZACIÒN DEL RÉGIMEN PREVISIONAL El 22 de septiembre de 1993, el Senado transformó en ley la modificación del sistema previsional que había tenido un complejo paso por la Cámara de Diputados. La ley respondía a un reclamo del ministro de Economía, Domingo Cavallo, convencido de la necesidad de poner fin al sistema estatal, basado en el sistema solidario de reparto para reemplazarlo por otro, en el que también empresas privadas se ocupasen de administrar e invertir los fondos provenientes de los aportes de los trabajadores. De las 1.219 leyes aprobadas entre 1983 y 1993  fue la que mayor relación tuvo con las protestas de los jubilados de cada semana frente a Diputados. Hasta su fallecimiento, en esas protestas se destacó Norma Plá. Precisamente por el problema de los jubilados, Plá había hecho llorar públicamente a  Cavallo cuando un día la recibió ante los periodistas en una comisión de la Cámara de Diputados   Se encaró la reforma del régimen previsional, en lugar de fundarse en la solidaridad de los activos con los pasivos, cada trabajador pasaría a tener su cuenta de ahorro propia, administrada por una empresa privada. Hubo muchas resistencias, que se expresaron en el Congreso, y luego de una larga negociación se decidió mantener el régimen mixto: privado y estatal

 DESEMPLEO    Cada privatización estuvo acompañada de una elevada cantidad de despidos. Los efectos se disimularon al principio, por las importantes indemnizaciones pagadas, pero explotaron a partir de 1995. Si las empresas quebraban, dejaban a todo el mundo en la calle; si mejoraban su rendimiento, se llegaba al mismo punto: trabajadores que sobraban.  En este aspecto fue decisiva la flexibilización de las condiciones laborales; se produjo de hecho, y la posibilitó la baja capacidad de resistencia de las organizaciones sindicales, que cuando recurrieron a la huelga fueron derrotadas.  El desempleo, que en 1993 supero la línea histórica del 10%, era un dato grave, pues se producía en un contexto de expansión económica y crecimiento global del producto. Otro sectores eran golpeados por el congelamiento de sus haberes, como los empleados estatales o los jubilados, por el encarecimiento de los servicios públicos, debido a las privatizaciones de las empresas, por el cierre de sus establecimientos, como muchos empresarios pequeños o medianos, o por los cortocircuitos financieros de varios gobiernos provinciales: en Santiago Del Estero, Jujuy o San Juan se produjeron las primeras manifestaciones públicas y violentas de descontentos por el nuevo orden.

Se atenúo la apertura económica, para atender las protestas mas fuertes; así la industria automotriz recuperó casi todos sus beneficios tradicionales. Los sectores exportadores recibieron subsidios, reintegros y compensaciones fiscales. Al asumir Menem el gobierno, los valores de desocupación y subocupación habían alcanzado picos históricos (8,1 y 8,6% de la población económicamente activa, respectivamente). para el final de su gobierno, estas cifras eran de 13,8 y 17,3%.

El poder y la Justicia

Durante su gobierno, se modificó por ley del Congreso el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia, elevándolo a nueve miembros. Parte de la prensa denominó a esta corte ampliada la mayoría automática, aduciendo que en la mayor parte de los casos polémicos los votos de estos cinco jueces coincidían con la posición del gobierno

Y hasta avanzo por sobre jueces y Cámaras, mediante el novedoso recurso del per saltum.

En la misma línea de eliminar posibles controles y restricciones, el Presidente removió a casi todos los miembros del Tribunal de Cuentas y al Fiscal General – el prestigioso Ricardo Molinas-, nombró por decreto al Procurador General de la Nación, redujo el rango institucional de la Sindicatura General de Empresas Publicas y desplazó o reubicó a jueces o fiscales cuyas iniciativas resultaban incómodas.  Menem consiguió también sumar algunos recursos adicionales: reunió apoyos fuera del movimiento, en la UCEDE del Ing Alsogaray, o entre connotados comunicadores sociales, muy vinculados al establishment, como Bernardo Neustad, que le organizaron una de sus pocas manifestaciones plebiscitarías, la Plaza del Si, en abril de 1990.  Menem sabia comunicarse fácilmente con la gente en general, sin necesidad de montar la compleja maquinaria de la movilización callejera: en lugar de hablar en la plaza, le bastaba con responder a entrevistas radiales o visitar los programas de televisión más populares.  Menem demostró que, en última instancia  podría prescindir del peronismo y de sus cuadros.  Antonio Cafiero, fue ominosamente derrotado cuando pretendió reformar la Constitución de la Provincia de Bs. As para ser reelecto, debió ceder la presidencia del partido a Menem y la gobernación  al vicepresidente Eduardo Duhalde, quien constituyó en la provincia un poderoso bastión desde donde avizorar la sucesión de Menem.

Entre los sindicalistas, Saul Ubaldini reivindicó la tradición histórica, dividió la CGT e intentó nuclear a los más directamente golpeados por las reformas, como los trabajadores estatales o los telefónicos. Pero  Menem logro la adhesión de otros sindicalistas, que advirtieron los beneficios de plegarse a la política reformista, y sobre todo los costos de no hacerlo, muchos dirigentes obtuvieron beneficios personales y, algunos gremios como Luz y Fuerza, transformados en organizaciones empresarias, participaron de las privatizaciones.  En los comicios de 1991, Menem lanzó al ruedo a nuevos dirigentes; los gobernadores de Tucumán, Ramón Palito Ortega y Carlos Lole Reuteman.   La elección fue un éxito para el presidente, y convenció a los dudosos de que el peronismo tenía un nuevo jefe. Las reticencias iniciales se apagaron, con excepción de un pequeño grupo de diputados, Los Ocho, encabezados por  Carlos Chacho Alvarez, que abandonaron el partido.   Fue entonces cuando Menem comenzó a hablar de la actualización doctrinaria del  peronismo, declaró que se apartaba de la línea histórica trazada por Perón, aunque asevero que el líder hubiera hecho lo mismo, y empezó a pensar en la posibilidad de su reelección. Fuera del peronismo, la oposición política fue mínima. La UCR no pudo remontar el descrédito de 1989, y en las elecciones de 1991 solo ganó en la Capital Federal, Córdoba, Río Negro, Chubut y Catamarca. En 1993 perdió inclusive en la Capital Federal. Los radicales no sabían como enfrentar a Menem.

             

Fin del servicio Militar  El presupuesto militar fue drásticamente podado y se privatizaron numerosas empresas militares. En 1994 en el cuartel de Zápala murió un conscripto-Omar Carrasco-victima de malos tratos, el escándalo, cuando Menem preparaba su reelección, culmino en la supresión del servicio militar obligatorio y su reemplazo por un sistema de voluntariado profesional.

La Iglesia Catòlica Un apoyo similar encontro Menem en la Iglesia, en la figura del cardenal Antonio Quarracino, arzobispo de Bs As.   Un grupo de obispos que creció a medida que se agudizaban los efectos del ajuste y la reforma, se hizo vocero del amplio sector de las victimas y reclamó del gobierno políticas de sentido social. Quarracino moderó este coro de disconformes, y evitó pronunciamientos masivos de la Conferencia Episcopal en cambio Menem lo acompañó en la defensa de las posiciones más tradicionales, sostenidas por el Papa, como el rechazo del aborto y el derecho a la vida. Por entonces cambiaron las autoridades de la Conferencia Episcopal, Monseñor Estanislao Karlic, mas severo, reemplazo a Quarracino, complaciente en el gobierno, y la Iglesia comenzó a sumar su voz a la protesta.

LEY DE CONVERTIBILIDAD

El 19 de febrero de 1991 Cavallo con buena imagen, asumió la conducción del Ministerio de Economía y envió su proyecto de Ley de Convertibilidad al Congreso. El plan fue convertido en ley de la nación; en Diputados votaron en su contra el radicalismo, el partido Intransigente, la democracia cristiana y otros partidos de izquierda.  A partir de enero de 1992 comenzó a circular la nueva moneda: el peso, que equivalía a un dólar.   El Banco Central debía contar con una reserva de divisas igual a la moneda en circulación, y se prohibió emitir moneda sin respaldo. El alza de precios se desaceleró, y continuó así, hasta que, en el año 1996, la Argentina figuró entre los países de menor inflación del mundo.  Los años 1991, 92 y 93 evidenciaron esa recuperación: de 200 mil heladeras vendidas en 1990 se pasó a cerca de 800 mil en 1993, la demanda fue también intensa en lavarropas, televisores, y automóviles.  Domingo Cavallo, junto con buena parte de los economistas de la Fundación Mediterránea, presidida por él, fue el responsable del plan de convertibilidad que permitió la estabilidad de la economía, aunque al alto precio de multiplicar el número de desocupados.   Estos logros tenían una contracara: la caída del salario real.


La convertibilidad no solo ocasionó el de­rrumbe de los salarios, sino un masivo ingreso de capitales que produjo una desconocida liquidez (disponibilidad de dinero), a partir de la cual apareció una sensación de riqueza disfrutada por los sectores medios que no volvería a repetirse. 

Mientras tanto, la espectacular venta de em­presas o activos públicos atraía a inversores ex­ternos y capitales repatriados.Su compra fue disputada por los grandes gru­pos económicos locales, y conglomerados ex­tranjeros conocidos, desarrollándose un proceso de concentración económica que perjudicó y, en numerosos casos, llevó a la quiebra a la mediana y pequeña empresa nacional.

El Estado se fue desprendiendo de la administración de tantas empresas deficitarias y había recibido unos 20.000 millones de dólares por las privatizaciones.

Ahora tenía las manos y el presupuesto libres para ocuparse de los temas que justifican su existencia: salud, educación, y previsión social y seguridad.

En 1996 la crisis provocó la renuncia de Cavallo, y Roque Fernández asumió como ministro de Economía, sin que mejorara sustancialmente la situación económica.  Este proceso fue simultáneo a una fuerte caída del salario real y a la precarización de las relaciones laborales, lo que produjo una profunda fragmenta­ción de los trabajadores entre ocupados y desocupa­dos.

Otra característica de las nuevas condiciones laborales fue la extensión de la jornada de trabajo, que pasó de 9 horas diarias a ubicarse entre las 12 y 16 horas, y se destruyó el salario básico común para pasar a configurarse el mismo en sus porciones más significativas median­te premios por productividad, por presentismo, et­cétera, empeorando las condiciones laborales.

Es decir, el proceso de disciplinamiento y transformación de las condiciones de trabajo comenzado durante la dictadura se profundizó y extendió durante la década de los 90.

Estos cambios estructurales en la clase obrera afectaron la representatividad de los sindicatos, recreados desde los años 45-46 a partir de una organización centralizada por rama, que les garantizó un poder de negociación de los Convenios Colectivos de Trabajo, que les otorgó un poder económico anexo por manejar los fondos de las Obras Sociales

Indultos realizados por Carlos Menem

Se conoce como los indultos de Menem una serie de diez decretos sancionados el 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre de 1990 por el entonces presidente de la ArgentinaCarlos Menem, indultando civiles y militares que cometieron delitos durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional incluyendo a los miembros de las juntas condenados en el Juicio a las Juntas de 1985, al procesado ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz y los líderes de las organizaciones guerrilleras.  Mediante estos decretos fueron indultadas más de 200 personas.    Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida dictadas durante el Gobierno de Raúl Alfonsín y los indultos de Menem son conocidas como las leyes de impunidad, aunque las dos primeras fueron leyes votadas por el parlamento y con el libre juego de la oposición, en cumplimiento de la promesa electoral de campaña de la UCR (los 3 niveles de responsabilidad); y solo atenuaron las consecuencias para militares de baja graduación pero no frenaron los juicios por terrorismo de estado; en cambio el indulto fue una decisión unilateral e inconsulta y muy posterior a la sanción de las leyes.   Luego de que en 2003 el Congreso de la Nación Argentina declarara la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida algunos jueces comenzaron a declarar inconstitucionales aquellos indultos referidos a crímenes de lesa humanidad.

Convocatoria de la Comisión Nacional contra el indulto integrada por organismos de Derechos Humanos.  El 7 de octubre de 1989 el presidente Menem sancionó cuatro decretos indultando a 220 militares y 70 civiles.Decreto 1002/89: Indulta a todos los jefes militares procesados que no habían sido beneficiados por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, excepto el ex-general Carlos Guillermo Suárez Mason, que había sido extraditado de los Estados Unidos.  Decreto 1003/89: Indulta a líderes y miembros de los grupos guerrilleros y otras personas acusadas de subversión, entre ellas personas que se encontraban muertas o “desaparecidas". También indulta a militares uruguayos.  Decreto 1004/89: Indulta a todos los participantes de las rebeliones militares carapintadas de Semana Santa y Monte Caseros en 1987 y de Villa Martelli en 1988.   Decreto 1005/89: Indulta a los ex-miembros de la Junta de Comandantes Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo, condenados por los delitos cometidos en la conducción de la Guerra de las Malvinas.   Los indultos de 1990 El 29 de diciembre de 1990 el presidente Menem sancionó seis decretos indultando a un nuevo grupo de personas.Decreto 2741/90: Indulta a los ex miembros de las juntas de comandantes condenados en el Juicio a las Juntas de 1985 Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola, y Armando Lambruschini. Indulta también a los militares condenados en crímenes de lesa humanidad Ramón Camps y Ovidio Riccheri.   Decreto 2742/90: Indulta a Mario Eduardo Firmenich, líder de la organización guerrillera Montoneros.Decreto 2743/90: Indulta a Norma Bremilda Kennedy procesada por malversación de fondos públicosDecreto 2744/90: Indulta a Duilio Antonio Rafael Brunello condenado a inhabilitación absoluta y perpetua por el delito de malversación de fondos públicos.    Decreto 2745/90: Indulta al ex-ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz procesado por participación en los delitos de lesa humanidad (secuestro y torturas) contra Federico y Miguel Ernesto Guthein.Decreto 2746/90: Indulta al ex militar Guillermo Suárez Mason por delitos de lesa humanidad.

Inconstitucionalidad de los indultos

Luego de que en 2003 el Congreso de la Nación declarara la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida algunos jueces comenzaron a declarar inconstitucionales aquellos indultos referidos a crímenes de lesa humanidad y a reabrir los casos.

El 15 de junio de 2006la Cámara de Casación Penal, máximo tribunal penal de la Argentina, consideró que los indultos concedidos en delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales.

El 31 de agosto de 2010la Corte Suprema de Justicia confirmó sentencias de tribunales inferiores, dictando que los indultos no fueron constitucionales y las condenas que anularon debían ser cumplidas.


LA REELECCIÒN: REFORMA CONSTITUCIONALLuego del éxito electoral de 1991,Menem comenzó a hablar de la reforma constitucional, que lo habilitara para ser reelecto. Trabajo con notable empeño en el proyecto, supero todo tipo de dificultades, soporto en su transcurso un grave problema de salud primero, y la muerte de su hijo después, y concluyó finalmente logrando su objetivo: ser reelecto.

No le fue fácil, en su partido encontró reticencias de quienes esperaban a sucederlo o de los que buscaban negociar provechosamente su apoyo.

Tampoco fueron fáciles las cosas con el ESTABLISHMENT económico, preocupado por los conflictos que podía generar tal proyecto. Pero el problema principal estaba en el Congreso: la reforma constitucional debía ser habilitada en ambas Cámaras, por dos tercios de los votos. Inmediatamente después de las elecciones de 1993, Menem logró la aprobación del Senado, y convocó a una consulta popular, no vinculante, con la intención de presionar a los diputados de la UCR, pues el PJ y sus aliados estaban muy lejos de alcanzar allí los dos tercios.  La UCR estaba a la defensiva, sin planes y dividida. Así en noviembre de 1993 Menem y Alfonsín se reunieron en secreto y acordaron las condiciones para facilitar la reforma constitucional, ésta habría de contener la cláusula de reelección y una serie de modificaciones impulsadas por la UCR con ánimo de modernizar el texto y reducir el margen legal para la hegemonía presidencial.

Estas eran la elección directa, con balotaje, la reducción del mandato a cuatro años, con la posibilidad de una reelección- pero sin vedar la electividad futura-, la creación del cargo de Jefe de Gobierno, la designación de los senadores por voto directo, incluyendo un tercero por la maniobra, la elección directa del jefe de Gobierno de la Ciudad de Bs As , la creación del Consejo de la Magistratura, para la designación de los jueces, y la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia. Con dificultad Alfonsin logró que la UCR aceptara el acuerdo, argumento sobre el riesgo de una derrota en el plebiscito, sobre la posibilidad  de la división y las defecciones, y sobre los riesgos de una reforma llevada adelante por el presidente sin el consentimiento de las fuerzas políticas.

Un estado de satisfacción plena tenía el justicialismo que el 3 de octubre de 1993 había logrado en las elecciones legislativas el 42,3 por ciento de los votos (incluyendo un inesperado triunfo en el distrito porteño), contra 30% del radicalismo, en tanto que el Frente Grande lograba en la Capital el 13,4% y en la provincia de Buenos Aires el 4,1 por ciento. 



EL FRENTE GRANDE

En 1993 se concretó la formación de un frente opositor en el que confluyeron los ex diputados justicialistas del grupo de los 8, liderados por Carlos "Chacho" Álvarez, con sectores de la Democracia Cristiana de Carlos Auyero y Graciela Fernández Meijide y grupos socialistas como el de Alfredo Bravo. La nueva agrupación recibió el nom­bre de Frente Grande.   En 1994 los comicios para la Constituyente le dieron la mayoría al PJ, el se­gundo lugar a la UCR y un auspicioso tercer puesto al Frente Grande. Las refor­mas propuestas por el pacto de Olivos fueron aprobadas y Menem quedó habilita­do para un segundo mandato.En mayo de 1995 Menem obtuvo la reelección frente a una oposición dividida entre la UCR y el FREPASO (Frente del País Solidario), la unión del Frente Gran­de y la agrupación PAIS del senador José Octavio Bordón, candidato a presidente.  Los analistas políticos hablaban del "voto-cuota", refiriéndose al enorme peso de la sensación de estabilidad y confianza transmitida por el plan  cavallo en me­dio del temor a los efectos de la crisis mexicana. Lo económico y el pánico a la vuelta de la hiperinflación volvieron a primar en la decisión de los electores más que cualquiera otra consideración ética o política

 

 

ELECCIONES NACIONALES PARA PRESIDENTE Y VICE Fórmula ganadora: Carlos Menem - Carlos Ruckauf

PARTIDO

TOTALES

Partido Justicialista

7.818.036

Frente País Solidario

5.074.515

Unión Cívica Radical

2.914.241

Unión de Centro Democrático

456.594

Movimiento Dignidad e Independencia

291.306

Partido Fuerza Republicana

79.609

Frente de los Jubilados

74.561

 

El 14 de mayo de 1995 la mayoría del pueblo decidió renovarle la confianza a quien había sido capaz de controlar el flagelo de la inflación. El denominado “voto cuota” le garantizó la victoria y a la noche el riojano celebró con su ministro de cultura en las sombras, Bernardo Neustadt.  Después de la reelección, las cosas empiezan a cambiar comienza una  crisis mundial, recesión y ajuste, mientras se disparan el déficit, el endeudamiento y la desocupación.

Ante los bjos sueldos de los docente ellos montan una carpa blanca frente al Congreso y se forman grupos de docentes de todo el país que realizan ayunos por turno.

 

 

Los Docentes y la Protesta Social Emerge la otra Argentina, la de los pobres, que son muchos más y se han quedado a la intemperie sin salud, sin educación, sin seguridad, sin empleo; sólo pueden protestar con desesperación, cortando las rutas.

Al año siguiente los gremios docentes- la CTERA- que venían realizando infructuosamente marchas y huelgas, encontraron una nueva forma de acción, que resultó muy eficaz, instalar una carpa blanca frente al Congreso.

Algo parecido, aunque en otro tono, fueron los cortes de ruta, en, Cutral Co y Tartagal, localidades de las zonas petroleras de Neuquén y Salta, muy afectadas por la privatización de YPF y los despidos masivos. Piqueteros y fogoneros- que también aparecieron en Jujuy, afectados por los despidos del Ingenio Ledesma- interrumpieron el tránsito, incendiaron neumáticos, organizaron ollas populares y reunieron tras de si a trabajadores desocupados, a jóvenes que nunca pudieron trabajar, y sus familiares y amigos, dispuestos a enfrentar la eventual represión a pecho descubierto, con piedras y palos.

Era la movilización de los desocupados, violenta y a la vez reacia a cualquier tipo de acción organizada. El gobierno a veces apeló a la justicia y a la Gendarmería y entonces hubo violencia , heridos y algún muerto.

Los piqueteros solían contentarse con poco: ayuda en alimentos o ropa y sobre todo contratos de empleo transitorio, los PLANES TRABAJAR.

Este tipo de movilización tuvo imitadores y se acentúo a medida que avanzaba la crisis: estudiantes que cortaban las calles de las ciudades, o productores rurales que realizaban tractorazos, como en los años 70, pero esta vez ante la televisión, que era el vehículo fundamental para que la acción tuviera trascendencia y eficacia, el gobierno sumo problemas en su frente interno.

Quien supuso que los flagrantes hechos de corrupción cometidos durante las privatizaciones o la impericia del gobierno nacional para esclarecer los atentados a la Embajada de Israel y la Amia iban a provocar un gigantesco voto castigo, se equivoco groseramente.

Carlos Menem resultó reelecto porque Domingo Cavallo logró, gracias a la ilusión de la convertibilidad, controlar la inflación. La fractura de la oposición también ayudó a Menem.

Por aquel entonces había surgido el Frepaso, una agrupación política de centro izquierda que intentó disputarle la presidencia al riojano. Resultó, finalmente, una misión imposible.

La fórmula Bordón-Álvarez no obtuvo la cantidad de votos necesaria para forzar el balotaje y debió conformarse con un lejano segundo puesto. Por su parte, el radicalismo hizo hasta ese momento la peor elección de su historia. Massaccesi fue votado por apenas el 17% del electorado resultando por demás evidente la gran cantidad de radicales que se volcaron por el Frepaso.

Con una oposición fragmentada y un Menem que había garantizado la estabilidad monetaria y que acababa de perder a su hijo en un extraño accidente, su victoria en primera vuelta estaba cantada. El 14 de mayo de 1995 a la noche Menem alcanzó la cúspide de su carrera política. Fue el apogeo del menemismo. La mitad del electorado lo había premiado por aplicar sin anestesia una “economía popular de mercado” bendecida por el establishment vernáculo y la república imperial. Esa noche pareció que el fin de la historia se hacía realidad. El neoliberalismo era intocable y nadie osaba cuestionarlo. Menem era el nuevo rey mientras el orden conservador festejaba con champagne.           

                                      

El 14 de mayo de 1995 Menem tuvo el país en sus manos. Los Poderes Legislativo y Judicial le obedecían sin chistar, el orden conservador estaba exultante y desde el exterior llovían las felicitaciones por el triunfo.  Su hegemonía política era indiscutible.  A partir de entonces le declaró la guerra a los únicos políticos que podían entorpecer sus planes hegemónicos: Domingo Cavallo y Eduardo Duhalde. Menem no soportaba la soberbia de su ministro de Economía. Hubo entre ellos una lucha durísima de egos que finalmente fue resuelta por el presidente en 1996 cuando decidió despedir al Mingo.   El gobierno quedo atrapado entre las exigencias de mayor ajuste, para cerrar las cuentas, y los reclamos crecientes de una sociedad que iba recuperando su voz. Quien primero sintió el impacto de la nueva coyuntura fue Cavallo. El Ministro salió con éxito de la crisis de 1995. Inicio una nueva serie de privatizaciones, hizo declarar la emergencia provisional y, básicamente restringió los fondos transferidos a los gobiernos provinciales.   Muchos no pudieron pagar los sueldos de sus empleados, y finalmente se vieron obligados a realizar su propio ajuste, sacrificando algunas de sus fuentes de clientelismo: venta de empresas públicas y de bancos provinciales, reducción de la plantas de empleados y transferencia a la Nación de sus sistemas jubilatorios. Los dirigentes provenientes del peronismo tradicional se hicieron eco del fuerte malestar social, reclamaron contra una política que ahora juzgaba poco peronista y excesivamente apegada a las reglas del FMI y centraron sus baterías en el Ministerio: a principios de 1996 retacearon la aprobación de la Ley de Presupuestos y se negaron a aprobar otra, que entendía las atribuciones económicas del ejecutivo

CAVALLO CONTRA LA POLITICA :El conflicto mayor fue el que enfrento a Cavallo y su equipo técnico con La Banda Gobernante: el vasto contingente de allegados que rodeaban al Jefe.Con motivo de la Ley de Patentes medicinales. Cavallo sostuvo la posición norteamericana y chocó con los senadores, encabezados por Eduardo Menem, que defendía a los laboratorios locales.La privatización del Correo produjo otros enfrentamientos: según Cavallo, que era partidario de las empresas postales norteamericanas, el Congreso estaba haciendo una ley a la medida de Alfredo Yabran, el empresario postal que manejaba negocios bastos y pocos conocidos. Respaldado por el embajador y el propio presidente norteamericano, Cavallo acusó a Yabran de evasor de impuestos y de mafioso: también acuso a dos ministros muy cercanos al presidente: el del Interior, Carlos Corach y el de Justicia, Elías Jassan, de amparo y manipular a ,los jueces en su favor.Cavallo, furioso, arremetió contra todos, instaló en la discusión pública el tema de la corrupción gubernamental.Cavallo llego hasta a mencionar al presidente, No se atreve a mirarme a los ojos, dijo.A fines de julio de 1996 Menem lo relevó y lo reemplazo por Roque Fernandez, un economista ortodoxo que presidía el Banco Central. Los “mercados” no se alteraron porque su lugar fue ocupado por un “Chicago Boy”, Roque Fernández

A diferencia de Cavallo, Roque Fernández, no tenía pretensiones de político, preocupado exclusivamente por ajustar las cuentas fiscales, no se aportó un ápice de esa línea. Así subió sin piedad el precio de los combustibles, elevo el impuesto al Valor Agregado, que llego al insólito nivel del 21%, redujo el número de empleados públicos y finalmente realizó sustantivos recortes en el presupuesto. Además impulsó las privatizaciones pendientes: el Correo, los Aeropuertos y el Banco Hipotecario Nacional, y vendió las acciones de YPF en poder del estado al accionista mayoritario, la empresa española REPSOL. Resolvió todo rápidamente, con la única preocupación, de mejorar los ingresos de caja.

 Cada medida de ajuste que requería una Ley tuvo que ser arduamente negociada en el Congreso, donde el ministro fracasó con la legislación sobre flexibilizaron laboral. Se trataba de una cuestión emblemática para los empresarios y para el FMI. También se opuso categóricamente a otra ley que garantizaba un fondo de mejoramiento salarial para los docentes y rechazó un ambicioso proyecto de construcción de 10 mil kilómetros de autopista, que hubiera significado un rápido descenso de la desocupación.   En julio de 1997, Tailandia devalúo su moneda, y se desató la crisis, cuando en Octubre se derrumbó la bolsa de Hong Kong. Los derrumbes siguieron: Corea, Japón, Rusia, y finalmente Brasil, que devalúo su moneda en los primeros días de 1999. Este fue un golpe duro para la Argentina, ya afectada por el encarecimiento del crédito y la caída en los precios de sus exportaciones, e imposibilitada de adoptar la solución devaluatoria.  La empresas mas grandes, con mayor libertad de acción, empezaron a considerar la posibilidad de trasladarse a Brasil, o al menos, subcontratar allí parte de lo que producían.  La crisis iniciada en 1998 fue más profunda. Todo se sumó: aumentaron los intereses de la deuda, escasez y alto costo del crédito, caída de los precios de productos exportables y recesión interna. Ese año el PBI retrocedió alrededor del 4% y la producción de automotores cayó casi a la mitad. Todo ello profundizó la trasnacionalización: varios bancos y empresas fueron comprados por corporaciones multinacionales    El gobierno de Menem llegó a su fin sin margen siquiera para ser beneficencias electorales y debió cerrar su presupuesto con un déficit tan abultado que no se atrevió a declararlo. La deuda externa trepara por entonces a 160 mil millones, el doble que en 1994.Menem comenzó a sufrir una oposición social cada vez mas activa. Quien hasta entonces habían callado, empezaron a hablar, agitadas incluso por una oposición levantada dentro mismo del peronismo.

Duhalde: Con el gobernador de la provincia de Buenos Aires la pelea fue más encarnizada. Duhalde había acompañado al presidente en la fórmula que disputó la elección de 1989 pero dos años después abandonó la vicepresidencia para candidatearse a la gobernación de Buenos Aires. A partir de entonces la relación entre ambos se cortó.  Duhalde siempre soñó con ser presidente pero la ambición reeleccionista de Menem impidió que lo materializara. Soportó como pudo la reelección de 1995 y cuando se enteró que el riojano aspiraba a la reelección indefinida decidió declararle la guerra.   La resurrección de peronismo histórico, que descubrió el problema del ajuste y la reforma, se produjo en el momento en el que se discutía el cambio del liderazgo o, mas simplemente, la selección de un candidato presidencial justicialista para 1999. En 1995, a penas pasadas las elecciones presidenciales, el gobernador de Bs As, Eduardo Duhalde, anuncio que seria candidato y empezó a desempeñarse como tal: viajo por Europa y EEUU, anuncio sus planes de gobierno y planteo su voluntad de distinguirse del modelo y recuperar las banderas históricas del peronismo.  Mientras Cavallo continuaba con sus denuncias de negocios ilícitos, otras manos, allegaron a los periodistas informaciones para perjudicar a sus ocasionales rivales, y los medios lo difundieron ampliamente. La profunda corrupción del grupo gobernante se hizo publica: las ventas clandestinas de armas a Croacia y a Ecuador, que complicaban a varios ministros e incluso al Presidente: los negocios de la mafia del oro, que realizaba exportaciones ficticias, la Aduana Paralela, mas tolerante que la oficial, y finalmente las coimas pagadas por la empresa norteamericana IBM a directores del Banco Nación. También hubo hechos violentos: la explosión de la fabrica de armamentos de Río Tercero, que había borrado las huellas del contrabando de armas, a costa de muchas vidas:  los dudosos suicidios de un intermediario en esas ventas y de quien pago las coimas en el Banco Nación, y el secuestro y tortura de la hermana del fiscal que investigaba el caso del oro

Hubo verdadero destape, impulsado por el peronismo indagador y facilitado por la guerra interna del peronismo.  La Policía de la Provincia de Bs As, La Bonaerense, que en un momento fue calificada por Duhalde como la mejor del mundo, apareció implicada en varios casos de corrupción; robo de autos, tráfico de drogas, prostitución, hasta se probó su participación en el brutal atentado a la AMIA: fue un alto jefe quien suministró el auto usado para hacer explotar el edificio.   Cuando Duhalde inició su depuración, estallo el caso Cabezas, un periodista gráfico, brutalmente asesinado, cuyo cuerpo apareció en las cercanías de la residencia veraniega del Gobernador.Me tiraron el cadáver- afirmo Duhalde-.   La investigación llegó rápidamente a la Bonaerense, luego al empresario Yabran, el hombre misterioso a quien Cabezas había fotografiado contra su voluntad y por último al círculo presidencial, y hasta el propio Menem, que al principio defendía a Yabran.

Finalmente fueron incriminados un oficial de la Policía Bonaerense, autor material de la muerte, y el Jefe de Seguridad de Yabran, su investigador directo, cuando la justicia pidió su prisión, Yabran se suicidó de manera espectacular. Quedaron muchas cosas oscuras, pero dos resultaron claras: la Corrupción penetraba en todas las instituciones del estado , y nadie vacilaba ante los medios en la disputa por el poder y los negocios.

Menem hizo todo lo que estuvo a su alcance por obtener la reforma constitucional que le permitiera presentarse en 1999. La férrea resistencia de Duhalde fue un escollo insalvable. Menem jamás le perdonó semejante “afrenta”. Imposibilitado de presentarse en 1999, Menem se recluyó en la Casa de Gobierno y observó cómo el justicialismo elegía al binomio Duhalde-Ortega. En la campaña electoral Duhalde cometió un craso error: dijo que el peronismo debía regresar a sus fuentes ideológicas, con lo cual dio a entender que si llegaba a la Rosada aplicaría un plan económico diferente de la convertibilidad.

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