Rosas

Rosas

sábado, 31 de julio de 2021

Julio Argentino Roca: según su biógrafo Alfredo Terzaga

Por el Prof. Jbismarck

Este autor de origen cordobés y de temprana influencia marxista, acompañará críticamente al gobierno de Perón, afiliándose al partido oficialista.   Entabla una larga relación cultural con el colorado Ramos y a través de éste, Terzaga se liga aún más estrechamente a la militancia de la izquierda nacional.    Después del golpe de estado de Juan Carlos Onganía en 1966, comienza a interesarse cada vez más en la época del roquismo y comienza el extenso trabajo encaminado a la elaboración de una biografía del general. Además de ser, la producción más extensa y específica sobre Roca del revisionismo histórico, el texto tiene además la peculiaridad de adentrarse en la geopolítica, permitida por la visión dialéctica que el materialismo histórico le proporciona a la visión de Terzaga.

La obra de Terzaga quedaría inconclusa al fallecer en 1974, al igual que Jauretche, Hernández Arregui y el General. Perón.   Terzaga realiza un recuento de las complejas relaciones familiares de Roca, en particular de su línea materna, los Paz. En el mismo, se destaca a Juan Bautista de Paz, amigo del caudillo federal Alejandro Heredia, y de sus hijos, Gregorio, general de Rosas y Marcos, quien sufriría una “conversión de federal tucumano a rosista bonaerense” antes de desembocar finalmente en vicepresidente de Mitre.  Terzaga argumenta el carácter federal de la familia Paz a la cual se integraría José Segundo Roca al contraer matrimonio con Agustina Paz. 

En la visión del autor, la argentina post-Caseros estaría marcada por el enfrentamiento del interior, federal por naturaleza a pesar militancias ocasionales en el bando “unitario”, en oposición a la provincia de Buenos Aires que continuaría siendo, en su esencia, unitaria. Los provincianos, en consecuencia, se alinearían detrás del caudillo entrerriano Justo José de Urquiza, al ver en él la oportunidad de llevar a cabo el postergado programa federal. En este esquema, José segundo vería ligados a la Confederación la causa de su provincia y el destino de sus hijos. En base a ello, Terzaga encuentra la explicación del envió de tres de los hijos (entre los que se destaca Julio Argentino) de José Segundo al Colegio de Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, donde gobernaba el vencedor de Caseros.  Según Terzaga, de entre esta generación de alumnos es que saldría un elenco que, años más tarde, llevaría a cabo la “revancha de Pavón” contra el centralismo porteño.  Allí los alumnos se familiarizaron con las obras de Alberdi y participaron luego en la Batalla de Cepeda, y en Pavón donde se luce el joven Julio A. Roca.   La traición de Urquiza y la destrucción de la “Confederación Argentina” tuvo, entre sus muchas repercusiones, la consecuencia de enviar al por entonces teniente Roca a reconstruir su vida en Buenos Aires.

 Roca ingresa a las filas del ejército porteño comandado por Wenceslao Paunero, ocurrido un año después de Pavón, coincide con la asunción de Marcos Paz como vicepresidente de Mitre. Esto ocurría al tiempo que el coronel José Segundo Roca, con un acentuado resentimiento contra Urquiza, retiraba a sus hijos del Colegio de Concepción y se incorporaba al Estado Mayor de Paunero.  Terzaga hace una importante diferencia entre el joven oficial tucumano cuyas demostraciones de coraje resalta y las actitudes y costumbres de sus jefes (los coroneles sangrientos uruguays de mitre) de “cínica extraversión y gusto por la sangre”.

En cuanto se refiere a la Guerra del Paraguay, Si bien la experiencia común y uniformada de la guerra le habría aportado a esa estructura militar cierta dirección común, acabaría con un ejército que no solo se tornaría en contra de sus antiguos líderes (principalmente Mitre) sino que también, ante la situación de los partidos políticos nacionales, buscaría suplantarlos, convirtiéndose a sí mismo en partido político con sentido nacional.  La imposición de Sarmiento como candidato a la presidencia habría sido su debut en el escenario político nacional.    En consecuencia, la posterior participación de Roca en la represión de Felipe Varela en el Norte y el Oeste es vista por el autor como la de un oficial actuando desde la plataforma militar de una organización que se estructuraba como nacional por su constitución, sus mandos y sus funciones. De manera similar es entendida la expedición encabezada por Roca contra Ricardo López Jordán, a pesar de ser descripto como “el último gran caudillo gaucho de la Argentina”.

Terzaga traza sus orígenes de la Liga de Gobernadores en lo que define como el “sentimiento federal” de las provincias.  La tesis de la participación de viejos federales en el roquismo es reforzada por el autor con ejemplos tales como las buenas relaciones que tejió con los Saa de San Luis cuando era todavía coronel, incorporando al hijo del General Juan Saa a su ejército.

En el tema de la Conquista del Desierto, Terzaga hace una descripción detallada tanto del plan roquista, como el de su rival, el por entonces Ministro de Guerra Adolfo Alsina. En lo referente al plan de Roca, hace referencia a la percepción del mismo de la comandancia de fronteras como sus “Galias”, es decir, como un paso necesario en su carrera antes de cruzar el Rubicon que supondría el salto a la presidencia. La concepción de Roca del problema es presentada como de una coherente acerca de la expansión y la articulación del espacio nacional, diferente de la bonaerense. En cuanto a las tribus en sí, el autor destaca la exportación de ganado robado a Chile como su principal sustento económico. La política de alianzas entre el gobierno chileno y los jefes tribales encontraría su explicación en las pretensiones de expansión oriental del país vecino, demostrada en declaraciones tales como una fechada de 1876 por la cual buscarían llevar su límite hasta la línea del Rio Negro. Al llevar a cabo la estrategia de conquista, Roca habría dado un viraje a los supuestos geopolíticos de la época, dándole continuidad real al espacio geográfico y suprimiendo una frontera en la que convivían la disolución de la antigua sociedad criolla y tribus nómades agonizantes y volcadas a la mera depredación. A esto se le agrega el hecho de que habría acabado con el juego triangular de Buenos Aires, el Litoral y el Interior que hasta entonces había dominado la política argentina. Esto le habría permitido la convergencia del Ejército Nacional, la juventud política provinciana y un reducido pero decisivo grupo de autonomistas alsinistas porteños convergiesen, en la fuerza inicial al PAN. Define a Roca como una simbiosis que adquiriría “una dimensión nacional, un carácter superlativo y una graduación refinadamente equilibrada”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario