Rosas

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miércoles, 9 de octubre de 2019

Palabras del Contador Ricardo Pousa el "Día de La Soberanía" 20/11/2019

Buen día a todos. Les agradezco en nombre del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de Gral San Martín su presencia.  Especialmente al Sr. Intendente Gabriel Katopodis, al sr. Presidente del HCD Diego Perrella, a la Señora Secretaria de Cultura Prof. Nancy Capelloni y a tantos Directivos de Instituciones culturales sanmartinenses, responsables del rescate histórico de los sucesos ocurridos en nuestro partido, el que tranquilamente puede ser consagrado no solo como “Ciudad de la Tradición” sino también como “Ciudad de la Historia”.  Prescindir de la historia de un pueblo, es algo así como separarse del alma; Los pueblos tienen un espíritu, han vivido un proceso que los hizo surgir, crecer y progresar. Somos lo de hoy por un proceso vivido ayer y que nos llevará a mañana. Conocer y comprender el pasado, entreveer el futuro, iluminar el camino a recorrerse.  Pueblo que sabe su historia, sabe dónde va porque no ignora de dónde viene.

Hoy recordamos el “Día de la Soberanía Nacional” en homenaje a nuestros héroes de la Vuelta de Obligado, batalla que da inicio a esa Epopeya sin igual, que fue la “Guerra del Paraná” y que termina 4 años después con Tratados Internacionales, con las máximas potencias mundiales y  que incuestionablemente reflejan los más grandes triunfos de la Diplomacia Argentina en toda su Historia.  Y obviamente del Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina: Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas.
20 de Noviembre de 1845, Vuelta de Obligado, recodo del río Paraná en las afueras de San Pedro: Cuando sonó el primer cañonazo enemigo, una verdadera ciudad flotante con 20 inmensos barcos de guerra y 110 barcos mercantes, Mansilla se dio cuenta que la cuarta guerra exterior del país comenzaba. El héroe dio la señal y el Himno Nacional Argentino estalló en la barranca, la Banda del Regimiento Patricios se esmeró como nunca y los cientos de pechos de acero cantando jurando “con gloria morir”.  Cantaban los artilleros, los infantes, los marineros, los jinetes, los jefes, los oficiales y los soldados, los veteranos de cien encuentros y los novicios que por primera vez, olían la sangre y la muerte.  Veteranos que cruzaron los Andes, otros que se habían batido con gloria contra el Imperio del Brasil, marineros héroes del río al mando de Brown.  Todos habían hecho la patria y no deseaban vida, que no se dedicase a sostenerla, todos cantando religiosamente esa canción que hablaba de cadenas rotas y eternos laureles conseguidos.     La superioridad del enemigo era abrumadora. Los proyectiles franceses e ingleses hacían estragos, la tecnología era avasallante…los cañones de 80 golpeaban el vacío, asesinaban la nada; las granadas explosivas no acallaban la música ni podían matar la poesía.  Oficiales Británicos y franceses, con sus uniformes de gala, cubiertos de entorchados, dirigían con el catalejo el bombardeo implacable e impune.   ¿Quiénes eran esos locos vestidos de rojo punzó? Que morían cantando y luchando…
Las barrancas de Vuelta de obligado ardieron en llamas y la lucha se prolongó durante ocho largas horas…las escuadras a pesar de sufrir grandes daños y barcos hundidos logró cruzar Pero la hazaña principal estaba cumplida, con el Himno entonado frente al adversario y que escucharían después los siglos.  Fue la primera gran batalla de la “Guerra del Paraná”, vinieron otras: Tonelero, Acevedo, San Lorenzo y culmina con la gran victoria Argentina en la Angostura del Quebracho el 4 de junio de 1846.  Los tratados posteriores confirmaron la gloria de la Confederación Argentina….el reconocimiento a la Soberanía sobre los ríos interiores.  
Pero no podemos hablar de Vuelta de Obligado sin mencionar al gran Estadista, a ese gran patriota que fue Don Juan Manuel de Rosas y cuya gloria está íntimamente ligada a nuestra patria chica, a estas paredes, a estos gloriosos “Santos Lugares de Rosas”, desde donde Juan Manuel organizó, preparó y condujo la Guerra del Paraná, hoy día convertido en nuestro Museo Juan Manuel de Rosas, que se encuentra en magníficas condiciones y donde hace tantos años se desarrollan cursos, conferencias y actos buscando rescatar las raíces de la nacionalidad Argentina. Rosas luchó y perdió. La Argentina no fue la Confederación popular, dueña de sus destinos y con un ideal en América que se propuso el Restaurador. Fue otra cosa, de la que estamos intentando salir dificultosamente. Pero nos dejó una lección insuperable de patriotismo, de genialidad política, de fe en los destinos de la Argentina, de energía conductora. Parece una paradoja, pero nuestra Argentina estará a la altura del tiempo que vivimos cuando los valores que le quiso dar Rosas – gobiernos de raíz popular, independencia plena, soberanía, integración continental, resistencia a las imposiciones – vuelvan a conducirnos.  Rosas no murió, vive en los viejos papeles, que cobran vida y pasión en las manos de los modernos historiadores y que convierten en defensores de Rosas a cuantos en ellos sumergen honradamente en busca de la verdad, extraños a esa miseria de la historia oficial…o peor aún, de quienes quieren eliminarla y reemplazarla por animalitos….Rosas vivió en épocas excepcionales, épocas violentas, donde la vida humana tenía una consideración distinta a la actual y donde ambas facciones: federales y unitarios actuaban de la misma manera.. y mientras libraba al mismo tiempo, dos guerras Internacionales con las potencias hegemónicas.   Murió pobre y calumniado en el exilio... Justamente Juan Manuel quien era el hombre más rico del país al asumir el poder muere en la pobreza absoluta y hasta los 84 años laboró duro en modestas faenas rurales.  Jamás la calumnia o la injuria le importó;  y si alguna vez pudo abatirse, le bastaría con mirar el sable legado a él Por el Libertador, pendiente de su chimenea. ¡Qué podían importarle los aullidos de la jauría al legatario de la gloria de San Martín!
Nada más y muchas gracias.







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