Rosas

Rosas

viernes, 10 de abril de 2020

CEMENTERIO DE CHACARITA


Por Adolfo Mosso                                                
                       Porque la entraña del cementerio del Sur                  
                       Fue saciada por la fiebre amarilla hasta decir basta;
                       Porque los conventillos hondos del sur
                       Mandaron muerte sobre la cara de Bs As
                       Y porque Bs As no pudo mirar esa muerte,                
                       A paladas te abrieron                                                                                                                                                  
                       En la punta pérdida del oeste,
                       Detrás de la tormenta de tierra
                       Y del barrial pesado y primitivo que hizo a los cuarteadores.
                                                                        La Chacarita, Jorge L. Borges.
                                                              
Como bien sabemos la epidemia de fiebre amarilla de 1871 no fue la primera, la Ciudad ya había soportado otras, por ejemplo la de cólera de 1867 que obligo a las autoridades a la apertura del Cementerio del Sur.    Para 1871, época de la epidemia que nos ocupa, ese cementerio era el utilizado para las inhumaciones  en general, por lo tanto se comienzan a llevar los cadáveres a ese lugar.         Es la creciente sucesión de muertes la que presenta el primer problema, ese cementerio no estaba preparado para recibir repentinamente esa cantidad de cuerpos, los trabajadores no eran suficientes, los espacios aún no estaban delimitados, se hacía compleja la identificación.   A medida que pasan los días el problema es mayor, el cementerio se va colmando, los féretros se comienzan a apilar y quedaban durante días expuestos al sol, ahora se sumaba la falta de sepultureros, ya que algunos habían fallecidos contagiados y otros se negaban a trabajar ante la incertidumbre. Si las muertes aumentaban a ese ritmo el Cementerio del Sur sería desbordado rápidamente, por lo que se comienza a pensar una solución.   El 11 de marzo de 1871 el Gobernador de Bs As, Emilio Castro, firma el decreto para la creación de un nuevo cementerio.  Se determinaban 7 hectáreas y un muro de contención, estaba ubicado en las afueras, en la zona Oeste de la Ciudad sobre los terrenos que ocuparon los Jesuitas como campo de recreación, vacaciones y chacra del Colegio San Ignacio, que estaba en el centro de la ciudad, de ahí que se lo conocía como la " Chacarita de los Colegiales”.
    Cementerio de la Chacarita
 En ellos se desarrollaba la producción agrícola para proveer al colegio y el excedente se vendía.  Los Jesuitas lo usufructuaron desde 1600 hasta 1767 que son expulsados, con la expulsión se crea el Real Colegio San Carlos por donde pasaron Belgrano, Moreno, Saavedra, Rivadavia, entre otros,  hasta 1863 que Bartolomé Mitre lo denomina Colegio Nacional Bs As, nombre que lleva hasta la actualidad.   Las tareas comienzan, pero lo que era el campo de deportes y vacaciones, estaba alejado de la ciudad, lo que genera el otro inconveniente, ¿cómo serán trasladados los cuerpos?                       Surgieron distintas alternativas, en carros tirados por caballos, sería muy lento y nadie se prestaría de carrero, otro era tipo tranvía con caballos, pero también sería muy lento, por eso se dispuso la construcción, al mismo tiempo, de un ramal ferroviario que recorrería 6 Km.      
   La tarea estuvo a cargo del Ingeniero Augusto Ringuelet, quien con aproximadamente 700 obreros lo dio por terminado en menos tiempo del previsto, demando un presupuesto estimado de 2.200.000 pesos, la locomotora utilizada fue La Porteña, la misma que 14 años antes había hecho el viaje inaugural de lo que serian los Ferrocarriles Argentinos.
 Se realizaba dos viajes diarios cuando comenzaba a oscurecer, para no mortificar a los vecinos, en su recorrido se ocupaba de cargar los ataúdes de los tres depósitos habilitados; estos eran cubiertos con una lona y atados en vagones adaptados para tal fin, al final llevaba un vagón de pasajeros para los familiares de los fallecidos. Se lo conoció como " El Tren Fúnebre " o " Tren de la Muerte”.    El 14 de abril de 1871 se inauguraron las dos obras, cementerio y tren.  Si bien esto no alivio ni freno la muerte, el dolor y la angustia,  sino que le quito al gobierno un problema que ya se avecinaba, el antiguo cementerio del Sur debía ser cerrado, porque ya no había espacio.
En poco tiempo y con el olvido del horror, los vecinos comienzan a incomodarse con el espectáculo que veían y los aromas que de allí provenían. Se dispone el traslado en el año 1875, pero siguió funcionando hasta 1887, año en que se lo desplaza unos metros ocupando ahora 90 hectáreas del mismo predio, se levantan los cuerpos para ser depositados en el nuevo sector, lo mismo ocurre con el Cementerio del Sur, cuyos cuerpos también son depositados en la Chacarita.   Sera el 5 de marzo de 1949 que se establece el nombre definitivo de Chacarita, muestra de ello es la novela Adan Buenosayres de Leopoldo Marechal, de los años 30 donde se lo menciona indistintamente como del Oeste o Chacarita.  Como sabemos los cementerios no son un reflejo estático del pasado, por el contrario en ellos se manifiestan múltiples transformaciones entre esa cultura material e inmaterial y la sociedad que lo produce.
Exclusivo/ Día de los Fieles Difuntos en Buenos Aires | Noticias ...
Los cementerios urbanos de grandes ciudades intentan reproducir características particulares de estas, convirtiéndose así en una ciudad de adentro y otra de afuera de esos  muros.
El desarrollo posterior de la Ciudad de Bs As y las sucesivas olas inmigratorias ya no solo del exterior, sino internas, la transforma en la más densamente poblada. Para esa inmigración, en especial europea, la muerte era tanto o más importante que la vida, ya que los que se “iban” eran la conexión con sus ancestros, sus costumbres, sus culturas, etc.
Así el cementerio de la Chacarita se fue poblando, diseñado durante la intendencia de Torcuato de Alvear (1879-1887) y de la mano de su secretario de Obras Publicas Arquitecto Juan Buschiazo, se tuvo en cuenta una nueva concepción sanitarista-higienista derivadas de las distintas epidemias y como evitarlas.
La experiencia había demostrado que el hacinamiento, la falta de espacio, la poca ventilación y entrada del sol, la escasez de lugares abiertos,  habían sido condiciones propicias para la difusión de las pestes que azotaban la ciudad de Bs As.
Esas fueron las causas por las que hoy, nos encontramos con una gigantesca ciudad de los muertos de más de 90 hectáreas divididos en secciones con amplias calles que permiten el traslado en automóviles por todos los sectores, con varias entradas, avenidas arboladas, plazas y jardines, con una vida propia producto del trazado urbanístico interior y la actividad diaria que se desarrolla. Hoy cuenta con más de 10.000 bóvedas, 105 panteones, 100.000 sepulturas en tierra, 160.000 nichos, 160.000 nichos para restos, 50.000 nichos para cenizas, una buena parte de los nichos se encuentran en galerías subterráneas.  A modo de conclusión podemos observar como la epidemia de fiebre amarilla del año 1871 produjo un movimiento demográfico dentro de la misma ciudad de Bs As, con las transformaciones sociales, económicas e ideológicas que eso conlleva.  La migración de sectores acomodados hacia las afueras del centro, en especial al norte, motivo el aumento de la demanda de viviendas y con esto también la oferta y los costos de las mismas para su compra o alquiler, marcando una fuerte diferenciación de clases sociales entre los que se “fueron” y los que debieron “quedarse”.   Aparecen por primera vez, en los diarios publicidades de casas velatorias, se calcula que se vendieron cerca de 5.000 pasajes al exterior en su mayoría a Europa y el gobierno entrego pasajes gratis para quienes huían del horror.
Curiosidades de Buenos Aires: Tres Cementerios en uno | Seze
Tampoco fue menor el efecto producido al comprobar la vulnerabilidad de los métodos sanitarios, marcando un antes y un después en las políticas de higiene y sanidad pública.
Así como algunos dieron la vida luchando contra la epidemia, también hubieron acciones no dignas, de aquellos que aprovechando la consternación y no por necesidad, sino en uso de un lugar de privilegio dentro de la sociedad optaron por el otro camino, médicos que robaron pertenencias y dinero de los moribundos o se quedaban con los bienes de los desesperados, sabiendo que no tenían la solución. Abogados que fraguaron documentaciones, títulos de propiedad o hacían firmar a enfermos terminales. Personas que junto al abandono de la ciudad, abandonaban a sus familiares enfermos, hasta las autoridades “huyeron” por el temor con el Presidente Domingo Faustino Sarmiento “a la cabeza”.
El cementerio funciona como soporte material de una cultura determinada y es la memoria de la comunidad donde aparecen las diferencias propias de toda sociedad.
   La Chacarita se fue poblando de monumentos y bóvedas desde 1886 en adelante, quienes así lo hicieron querían que Bs As, fuera a imagen de las ciudades Europeas y a esto no escapaba el cementerio, pero no eran las familias “Patricias” esas estaban en La Recoleta; sino que era una flamante burguesía inmigrante, que vinieron  “hacer la América”  y compraron el modelo que les vendió la oligarquía terrateniente Argentina.
Esta burguesía fortalecía de este modo los lazos dominantes de su clase, las empresas constructoras de bóvedas y monumentos con sus catálogos y los escultores con sus obras artísticas de valor, colaboraron con ella, grandes jardines, estatuas de mármol de Carrara, mausoleos tipo iglesias, adornos labrados de bronce o plata y nombres destacados de la sociedad porteña, conformaron ese imaginario social de la muerte que tenían.
Las cosas no cambian tanto como creemos, cambian las formas, las clases dominantes actuales se retiran del centro en busca del verde y tranquilidad que ofrecen los barrios privados y en sus cementerios ya no aparecen obras monumentales y si el verde de los modernos Cementerios Parque al cual los sectores populares no tienen acceso, marcando nuevamente esa diferenciación de clase.
Hoy la ciudad de Bs As cuenta con tres cementerios públicos con características definidas y distintas, La Recoleta como testimonio de la historia; el de Flores, la representación más acabada del barrio y la nueva inmigración, en especial Peruana y Boliviana, con sus costumbres y ceremonias y por fin el de la Chacarita, el cementerio urbano más grande de Argentina y uno de los más grande de América Latina. El cual con su Arquitectura (de todos los estilos), Panteones de distintas sociedades, Recinto de las personalidades, etc. por momentos hacen olvidar la tragedia de 1871, causante de su creación.

“La primavera reía sobre las tumbas, cantaba en el buche de los pájaros,                                   ardía en los retoños vegetales, proclamaba entre cruces y epitafios su jubilosa incredulidad acerca de la muerte. “
                                                        Adanbuenosayres, Leopoldo Marechal.
                                                       (Prólogo referido al cementerio del Oeste)             


No hay comentarios:

Publicar un comentario