Por el Prof. Jbismarck
La casa de la familia Terrero - Rosas en el barrio de Hampstead (50, Belsize Park Gardens, London, N.W., dirección que lucía en letras rojas de relieve en el papel de carta que empleaba Manuelita) era una sólida construcción de tres pisos que no sabemos si sigue existiendo; la planta baja muestra en las fotografías un porche con escalinata a la izquierda y una "bow-window" a la derecha, mientras que cada uno de los pisos superiores parece revelar en su frente una habitación pequeña con una sola ventana y otra mayor con tres ventanas juntas. Ese era el reino casero desde donde "la duquesa", como la llamaba su padre, mantuvo fielmente su correspondencia con el otro exiliado en su casa montevideana de la calle Agraciada N° 45 (numeración antigua),Antonino Reyes.
En el diario "La Razón" de Montevideo (11 y 13 de agosto
de 1892), el historiador argentino Mariano Pelliza publicó unos artículos en que repetía los infundios de José Rivera Indarte sobre las
relaciones incestuosas entre Rosas y su hija. A ello se refiere Manuelita
en carta a Reyes del 15 de noviembre: "mi honor tan infamemente
calumniado". Reyes contestó, por lo cual "el señor Pelliza juzgó
prudente batirse en retirada, en una carta que el señor Reyes no ha
querido publicar íntegra por exquisita hidalguía, dice "La Razón"
("Historicus" en "El Siglo" de Montevideo, 13 de enero de 1893).
Pero en el mismo artículo el desconocido "Historicus" - que acaso
fuera el joven Daniel Martínez Vigil -, aunque toma distancia en lo
referente a la vida privada de Manuelita, insiste en atribuirle un rol
político. Tal fue el origen del desmedido de la hija del Restaurador en carta destinada a la publicidad y fechada el 16 de noviembre. Esta polémica, en la que echaron su cuarto a espadas "Martín de
Chacabuco" en defensa de Reyes y de Rosas y un cierto Victorino
José Cabral en contra ("La Razón" de 15 y 17 de enero de 1893,
respectivamente), se cerró el 2 de febrero con la carta de Reyes que
transcribimos a continuación
CUESTION HISTORICA.
Señor Director de LA RAZON.- Muy señor mío.- A causa de mis ocupaciones retardaba la contestación
que me había propuesto dar a un señor "Históricus" que publicó
un largo artículo en El Siglo del 13 del mes ppdo., en defensa de
don Mariano Pelliza, a quien comuniqué yo por intermedio de La
Razón una carta de la señora doña Manuela de Rozas de Terrero,
negando su participación oficial en la despedida hecha al general
don Manuel Oribe cuando marchó de Buenos Aires en expedición
a las provincias del interior.
Pronta ya mi respuesta, recibí una carta del doctor Saldías,
opinión autorizadísima, que sintetiza nuestra idea. Por esta razón la
echo al cesto de los papeles viejos, no crea el anónimo "Históricus"
que por prudencia, sino porque no es mi ánimo entrar en aclaraciones respecto a su elucubración, sino sobre lo que el distinguido
historiador don Mariano Pelliza tomó de los panfletos de Rivera
Indarte. La carta del doctor Saldías dice así:
"Buenos Aires, Enero de 1893.- Señor don Antonino Reyes.- Distinguido señor y amigo.-......Entre los diarios que he recibido de Montevideo, he visto una rectificación muy larga y muy
deshilachada de un señor "Historicus" y referente a la participación
oficial que este señor se empeña en darle a doña Manuela de Rozas
de Terrero en los actos del gobierno de Rozas.
"Entre los comprobantes que aduce entran algunos párrafos
de la antigua edición de mi libro sobre esa época. "Lo curioso es que la propia cita condena al Sr. "Historicus"
porque allí se muestra como Rozas puso en ridículo la intentona de
gobierno hereditario. "Si condujera a algo yo le mostraría al Sr. "Historicus", cuya
hilacha creo conocer, como no se puede ni se debe tomar truncos
párrafos de un libro para pretender acreditar extremos históricos
con espíritu preconcebido; es una mala acción, una ligereza, bien
que a la larga comulguen con esos extremos los tontos de solemnidad.
"Pero a nada conduce discutir historia nacional con el señor
"Historicus"
"Las cosas han de quedar en su lugar aunque él quiera tergiversarlas valiéndose de cartas que se contienen en "la Historia de
las Repúblicas del Plata" y en la "Efemeridografía" que son sus
autores favoritos.
"Soy de opinión que los deje usted en paz en el consorcio
híbrido con las preocupaciones estériles que ya no hacen camino"
"Queda de usted affmo. amigo". - Adolfo Saldías.
Hasta aquí la carta y repito, aceptando sus juiciosas indicaciones que dejo en paz al señor "Historicus".
Saludo al señor Director.- Antonio (sic) Reyes.
En 1895 otro amigo de la causa federal, el coronel Prudencio
Arnold, recopilo y editó en Rosario varios artículos que Reyes había
escrito para el periódico "El Argentino". En respuesta a los "Apuntes de otro tiempo", de Vicente Fidel López, trata sobre las relaciones de Rosas con Facundo Quiroga y Estanislao López y la expedición del desierto, con una reivindicación global del gobierno del
Restaurador y de quienes sirvieron bajo su mando. Mereció las
felicitaciones de Manuelita (carta del 18 de julio de 1895): "la buena tunda que has dado a don Vicente con tus explícitos desmentidos".
Como dice la hija de Rosas en una de sus cartas a Reyes,
una íntima amistad los había "ligado desde nuestros primeros años".
Hay una carta que se encuentra en el tomo
1854 del Museo Histórico Nacional de Montevideo de
Manuelita a su amiga Petrona Villegas, en copia mecanografiada
remitida a Reyes Thévenet en 1926 por Carlos Ibarguren (que no la
incluyó en el apéndice de su "Manuelita Rosas"). Esa carta está
fechada en Southampton el 6 de julio de 1852, o sea antes de la
boda de Manuelita con Máximo Terrero, que se efectuó el 22 de
octubre. En hoja separada decía lo siguiente. "Reservado
¿Y Reyes? ¿Cree Ud. que piensa aún en mí? De veras: es la
única persona que deseo saber si me quiere siempre, y cuya amistad sentiré muy de veras perder. Dígame Ud. algo de ese amigo
mío tan querido en mi época pasada, y jamás olvidado en mi futuro. Por Máximo supe algo de él, pues fue el primer hombre por
quien le pregunté. Después nada he sabido, y aunque no dudo de
sus buenos sentimientos hacia mí, quiero tener la certitud. Dirigiéndose a la misma corresponsal el 3 de noviembre le
encarga: "Si lo ves salúdalo con un abrazo por mí, y asegúrale mi
constante amistad".
De aquí cabe deducir que las primeras cartas entre ambos
cruzaron el océano en fechas posteriores, e indudablemente por
iniciativa directa o indirecta de Manuelita.
De su matrimonio con Máximo Terrero, Manuelita tuvo dos
hijos nacidos en Londres: Manuel Máximo Juan Nepomuceno (20/
V/1856), casado con Janie Thompson, de nacionalidad inglesa, y
Rodrigo Tomás (22/IX/1858), que contrajo enlace con Ina
Michalovsky, de origen ruso (su madre murió en ese país y una
hermana vivía en Dresden, Alemania). De esta pareja nació el 17 de
agosto de 1890 la primera nieta de Manuelita, Vera Manuela Helena
Terrero. Una presencia muy destacada en este epistolario es la de
Agustina de Rozas de Mansilla, hermana del Restaurador y viuda del
general Lucio Mansilla (1792-1871); nacida en 1816, era apenas un
año mayor que su sobrina Manuelita, que siempre la nombra con el
apodo de "Tinita".
En lo que se refiere a Antonino Reyes, hacía ya años había
perdido a su esposa Carmen Olivera.
Prácticamente en todas las cartas dirigidas por la hija de
don Juan Manuel a su amigo Reyes aparece, a veces extensamente, el ilustre historiador Adolfo Saldías; los datos de que ellas surgen
acerca de las fuentes de la Historia de la Confederación Argentina
son de positivo interés.
Lo mismo ocurre con el fidelísimo subordinado de Rosas
coronel Prudencio Arnold, a quien ha devuelto notoriedad la reedición
de su obra "Un soldado argentino" realizada por EUDEBA en 1970.
La correspondencia directa de Manuelita con Saldías y Arnold
parece haber sido copiosa; no así con "Don Pedrito", a quien permanentemente enviaba sus recuerdos. Se trata de Pedro Regalado
Rodríguez (1818-1903), que fue
secretario de despacho de Rosas entre el 12 de setiembre de 1835 y
el 3 de febrero de 1852. Estaba junto a Rosas, Manuelita y la amiga
de ésta Telésfora Sánchez el 28 de marzo de 1841, cuando a todos
pudo costarles la vida la apertura de la famosa "máquina infernal"
enviada por los unitarios al Restaurador. Pedro Rodríguez, que durante el juicio contra Reyes testimonió en su defensa, había quedado ciego en 1870.
bibliografía: Manuela Rosas y Antonino Reyes: olvidado epistolario
Fue muy común en esa época y entre muchos unitarios, difamar al Restaurador, a su hija, al Brig Gral Juan Facundo Quiroga y otros.- Los mas infames mentirosos y falsarios, fueron y creo que en ese órden: Sarmiento, Rivera Indarte. Pelliza, Marmol
ResponderEliminarExcelente artículo. Menciona que, efectivamente, siempre Manuelita preguntaba por Pedro Regalado Rodríguez y Aguiar (mi tatarabuelo), secretario de primer despacho de Rosas, pero no mantenía correspondencia con él. Sucede que "Pedrito", progresivamente fue perdiendo la vista, lo cual lo afectaba mucho anímicamente. Quedó totalmente ciego a los 50 años.
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