Excmo. Sr.
Paso a manos de V.E. el diseño de la bandera que la amazona Doña Juana Azurduy en el Cerro de la Plata, como a once leguas al este de Chuquisaca, en la acción a la que se refiere el comandante Don Manuel Asencio Padilla, quien no da esta gloria a la predicha su esposa por moderación; pero por otros conductos fidedignos me consta que ella misma arrancó de las manos del abanderado ese signo de tiranía, a esfuerzos de su valor y su conocimientos en la milicia, poco comunes a las personas de su sexo.
Los españoles, que hacen alarde de su crueldad, que derraman sangre americana en nuestros días, hasta comprobarnos con sus hechos las relaciones que parecen fabulosas del obispo Las Casas, promueven y excitan las almas a tal grado con sus atrocidades, que nos dan la complacencia de que presentemos al mundo entero estos fenómenos para que se convenzan las naciones extranjeras y, principalmente, esa obstinada, que cada vez más gana nuestro odio; es que ya la América del Sud no será la presa de su codicia rastrera.
Recomiendo a V.E. a la Sra. Azurduy, ya nominada, que continúa en sus trabajos marciales del modo más enérgico, y a quien acompañan algunas otras más en las mismas penalidades, cuyos nombres ignoro, pero que tendré la satisfacción de ponerlos en consideración de V.E. pues ya los he pedido.
Dios guarde a V.E. muchos años. Tucumán, 26 de julio de 1816 Excmo.
Sr. Manuel Belgrano
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