Rosas

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martes, 31 de agosto de 2021

Arturo de Carranza entre Goya y el Sargento Cabral

Por Jorge Deniri

Arturo de Carranza un gran historiador, nace en Goya en el año 1922, y muere en Buenos Aires en el año 1996. Cursa sus estudios en el Colegio Nacional General San Martín de la ciudad de Corrientes. En el año 1938 ingresa al Colegio Militar de la Nación. Egresa como subteniente de Artillería en 1941. Presta servicios luego en diferentes destinos de su arma. Como jefe de baterías de artillería a caballo, cañones 7,5 mm y 10,5 mm, destructores de tanques, reconocimiento acústico, e instructor de aspirantes a oficiales de reserva. Aprueba luego el curso de capitanes en la Escuela de Artillería de Córdoba y en la Escuela de Tropas Mecanizadas. En 1954, con el grado de mayor, se acoge a la situación de retiro. En su extensa trayectoria, es miembro de número de distintas instituciones vinculadas al quehacer de la Historia: Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas – del que integra incluso la Comisión, previo haberse desempeñado como miembro correspondiente por las provincias de Entre Ríos y Santa Fe -, Junta de Historia de Corrientes (1967) Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Instituto Belgraniano filial Paraná e Instituto Nacional Sanmartiniano (en cuyo ámbito fallece). También milita en las filas de los Descendientes de Guerreros del Paraguay y de los Guerreros y Próceres de la Independencia. Realiza diferentes viajes de estudios históricos y genealógicos por el litoral, y desarrolla los acuerdos preliminares y el proyecto de creación de la Facultad de Genealogía y Heráldica, tomando como base los planes que impone el Colegio Mayor Marqués de la Ensenada de España. Discípulo de Raúl de Labougle, - quien le hereda su biblioteca y archivo -, agrega la preposición “de” a su apellido, y de resultas del expediente formalizado a partir de sus investigaciones en diferentes parroquias rioplatenses y metropolitanas, es distinguido como Caballero Hijosdalgo por la Junta de Probanzas de la Asociación de Hidalgos a Fuero española, Integrando la delegación de la revista Historia, participa en el IV Congreso Internacional de Historia de América. En sus investigaciones histórico – genealógicas, pesquisa en los archivos generales de la Nación, el Ejército, la Provincia de Corrientes, la Banda Oriental, Provincial y Municipal de Córdoba, Martiniano Leguizamón de Entre Ríos, Etnográfico de Santa Fe, Archivo General de Indias en Sevilla e Histórico Nacional de Madrid. Actualmente, un sitial de la Junta de Historia de la Provincia de Corrientes lleva su nombre. Su objeto de estudio resulta recortado parcialmente por esa actitud discipular, puesto que rescata la vinculación de los linajes correntinos con los guaraníes. También aparece fuertemente influido por su trayectoria de soldado que, como a todos los oficiales del ejército, lo encuadra entre lineamientos patrióticos muy afiatados, especialmente en lo que hace a las figuras de José de San Martín y Manuel Belgrano. A éstos dos, él suma al Brigadier Juan Manuel de Rosas


De esa forma, escribe sobre la Corrientes colonial y la colonia en general, el Padre de la Patria y el Creador de la Bandera, y la época de Rosas. En todos los casos, una de las facetas de los hechos históricos que despierta interés especial en él, es la genealógica. Sobre su objeto, asimismo influye su catolicismo militante, que lo lleva a ser miembro y docente en distintas cofradías.  Sus trabajos se centran sobre episodios y hechos en general puntuales, y no revisten una gran envergadura. Su estilo, meticuloso, detallista, puede calificarse como militar por su precisión y claridad, lo que lo ofrece ameno.  La obra histórica. Según se viene haciendo, se analizan los trabajos considerados capitales del historiador. En Carranza, como correntino afincado en Buenos Aires, la visión desde el puerto ofrece un dejo nostálgico que lo lleva a bucear en el momento colonial, y sus simpatías por Juan Manuel de Rosas lo alejan de la cosmovisión correntina de aquel ayer en que Pedro Ferré encarna las aspiracione federalistas del interior. De suyo que lo ajetreado de su carrera militar, que lo lleva por todo el país sin cubrir nunca un destino en Corrientes, contribuye a distanciarlo, no afectivamente, pero sí en los órdenes que la Tesis viene resaltando, en especial el enfoque y los códigos locales, de su provincia y de su ciudad de origen – Goya -, la cual presenta además sus propias particularidades.  El nombre de Goya. Como sucede con otras poblaciones que desconocen el suyo, el origen del nombre de Goya es, desde larga data, un interrogante fundamental para los historiadores no sólo goyanos, sino correntinos. Ya se ha mencionado que es un tema del que se ocupa Federico Palma, logrando realizar un aporte fundamental al asociarlo a un portugués apellidado Olivera. A mi juicio, las investigaciones de Arturo de Carranza al respecto, son uno de sus aportes principales, fundamentalmente porque realiza descubrimientos documentales que validan de modo total sus afirmaciones, y vienen a completar las investigaciones de Palma. 

Su primera publicación, es un trabajo que se titula “El Puerto que llaman de Goya. Etimología de su nombre “Otro portugués moraba en la jurisdicción de la ciudad, era don Bernardo de Olivera, nacido alrededor de 1710 en Rañados, Consejo de Medas, distrito de Guarda; llegado a estas playas en 1743 y casado con doña Gregoria de Morales y Alegre, el 19 de mayo de 1761, ante los testigos don Diego Sandoval y don Pedro Quintana”. Los datos del enlace de Olivera, tomados del Archivo Parroquial de Saladas (Libro 2 – Folio 78 (v), dan fe por vez primera de la existencia de una “Gregoria” cuyo nombre pudo abreviarse, y que por ser esposa de un portugués, realiza todas las operaciones y lleva adelante todos los actos que a él le están vedados o pueden acarrearle complicaciones, dada la situación existente con los castellanos.  En un momento dado, el historiador abandona su rigurosa pesquisa documental y se interna en el terreno de la especulación para imaginar cómo se habría desarrollado el paraje a influjos de la prolongada residencia de Bernardo Olivera. Luego, pasa a enunciar taxativamente, cuál es a su juicio el origen del nombre de Goya, aseverando que Bernardo Olivera, “Para afirmar su derecho al lugar de su estancia o mejor dicho, el de su mujer como descendiente de conquistadores; y siguiendo una costumbre que aún perdura en los campos litoraleños, le dio nombre a su establecimiento con el apodo de doña Gregoria de Morales, lo cual cundió en el vecindario rural que lentamente empezaba a poblar el paraje de propietarios tan inciertos.” Hace referencia luego, a un acta capitular (21.03.1792) donde, por primera vez se menciona el puerto de Goya, a los hijos de la pareja y a los enlaces que contraen. Igualmente evoca el deceso de “…doña Goya…”, a comienzos del siglo XIX, “…sin haberse percatado que había inmortalizado su nombre…”. No se trata de un mito o una leyenda, sino de una verdad tangible y documentada en los repositorios mencionados.” Poniendo colofón a su escrito, Carranza exalta el “…más puro linaje criollo correntino…” de “…esa dama, doña Gregoria de Morales y Alegre de Olivera…nacida y casada legítimamente, madre y abuela con la bendición de Dios, Nuestro Señor, que nos legara su sencillo y simpático sobrenombre, Goya…”.

Juan Bautista Cabral. En este caso, se trata de un modesto pero meduloso trabajo de tres carillas en una revista de la que sólo se publican unos pocos números, trabajo a través del cual Carranza demuestra, papeles en mano, que Juan Bautista Cabral se incorpora al Regimiento de Granaderos a Caballo, formando parte del contingente que envía en 1812 el Teniente de Gobernador Toribio de Luzuriaga. Edita inclusive un facsímil de la lista original, 217y destaca que, de los 90 hombres que recluta Luzuriaga, sólo 50 ingresan a los Cuarteles del Retiro y que, de esos 50, únicamente 16 son aceptados para ser Granaderos, por no lograr el resto superar los exigentes requisitos que ese Regimiento de élite exige a sus reclutas, entre otras cuestiones: aprobar un examen físico y tener padre y madre conocidos. Sobre esto último Carranza, gran investigador de archivos parroquiales, y en especial el de Saladas, puntualiza que en la ficha de Juan Bautista figuran Francisco Cabral y Carmen Robledo, como padre y madre, nombres que se reiteran en el parte con las bajas del combate de San Lorenzo. Desarrolla también una detallada explicación sobre la genealogía de la familia Cabral. 214 Carranza cita el Legajo Sala IX – 33 – 6 – 7 Expte. 1451. explica luego que Francisco y Carmen, son “indios guaraníes bautizados” al servicio de Luis Cabral él, y de Tomasa Casajús ella. Ambos, reciben sus apellidos de sus patrones, los hombres de los varones y las mujeres de las mujeres, a la usanza de aquel tiempo. Destaca asimismo que, por las Leyes de Indias, a diferencia de los negros, los indios no son esclavos. Una de las cuestiones que a Carranza le interesa clarificar con su trabajo, es que Juan Bautista Cabral es de sangre guaraní – a diferencia de su mentor Labougle, para él ello constituye un timbre de honor -, y no negro. Así, explica que en la zona guaranítica, hay muy pocos africanos, y menos zambos todavía, como consta en los censos de la época.


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