Rosas

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viernes, 26 de febrero de 2021

LA ZANJA DE ALSINA

 Por el Profesor Jbismarck1

La zanja ideada por el doctor Adolfo Alsina para contener los malones indios debía cubrir la frontera desde Fortín Cuatreros, en Bahía Blanca, hasta la laguna La Amarga, en el sur de Córdoba. Fue proyectada para una extensión de más de 600 kilómetros, de los cuales llegaron a construirse 374. La zanja tenía un ancho de tres metros por dos de profundidad (medidas que variaban según la naturaleza del terreno) y estaba completada con un talud.

La construcción fué dirigida por el ingeniero francés Alfred Ebelot, cuyos recuerdos reunidos en sus libros La pampa y La guerra de fronteras son vivaces y valiosos documentos. Ebelot se manifiesta entusiasmado con su obra. Sus trabajadores y los de las compañías concesionarias de la obra —dice— trabajan alegremente, bien alimentados, confortablemente instalados y recibiendo puntualmente buena paga: “En un momento escaseó el dinero, ahora tenemos más del necesario; siempre gracias al gobierno de la provincia que no se cansa... La regularidad de las raciones y la paga les causaba (a los zapadores) una alegre sorpresa Estanislao Zeballos, adversario de la zanja, ve las cosas de otro modo. Para construirla, dice, Alsina se vio “obligado a movilizar centenares de vecinos (gauchos) de Buenos Aires para que trabajaran en el foso y la muralla, desnudos, mal alimentados y constantemente a la intemperie... La deserción de estos infelices era una consecuencia natural y cuando terminaban, después de largos meses de angustia, eran licenciados, mal remunerados y a pie en medio del desierto!... Obra tan costosa, empapada con el sudor de millares de parias argentinos resultó inútil".

La zanja fue vituperada por los partidarios de la política ofensiva y total contra el indio. La llamaron “muralla china”, con clara intención peyorativa, asimilándola al estéril esfuerzo de pueblos débiles y acobardados que se refugian para no combatir. Negaron que fuera una obra nacional, ya que solamente defendía a la provincia de Buenos Aires.

Si bien la zanja no impidió por completo el paso de los indios, fue un obstáculo tremendo para sus retiradas. Tratando de recruzarla, con la impedimenta de sus saqueos, los malones eran alcanzados por las fuerzas militares y allí perdían sus arreos de ganados robados. Los malones se volvieron infructuosos porque la clave de su éxito era la sorpresa en el ataque y la velocidad en la fuga. La zanja debilitó las posibilidades de resistencia de los indios, los desalentó y fue, además, base y punto de partida seguro para el avance sobre el desierto

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