Por Julio R. Otaño
Militar, diplomático y político nacido en Buenos Aires. Participó en las principales acciones de la Historia Argentina durante la primera mitad del siglo XIX: las invasiones inglesas, adhirió a la Revolución de Mayo y acompañó a Mariano Moreno en su misión trunca. Luego fue mano derecha de San Martín en la organización del Ejército de los Andes y en las campañas de Chile y Perú. El Libertador lo consideraba su amigo y confiaba plenamente en él, nombrándolo consejero de Estado y ministro de Guerra y Marina ascendiéndolo a General. En 1824 fue Jefe del Estado Mayor del General Necochea (Mariscal del Perú), regresando a las Provincias Unidas en 1826. Anti rivadaviano como su venerado amigo San Martín, fué convocado por el gobierno de Manuel Dorrego (1827-1828), de quién fue ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, y luego en la difícil misión de plenipotenciario ante la Corte de Río de Janeiro junto con Juan Ramón Balcarce, para celebrar la convención preliminar de paz. También durante el gobierno de Balcarce y Viamonte fue Ministro y diplomático ante el gobierno imperial.
daguerrotipo cuya autoría se atribuye a Carlos Enrique Pellegrini realizado en 1854, forma parte de la colección del Museo Histórico Nacional
Con posterioridad, colabora con la Confederación Argentina, Liderada por Juan Manuel de Rosas, desempeñándose durante varios años como representante diplomático en Brasil (1840-1851). En todo ese período, mantiene correspondencia con San Martín, ya radicado en Europa. Con motivo del atropello de las escuadras inglesa y francesa, en el Paraná, en 1845, Guido se solidariza con la posición de San Martín en defensa de la soberanía: “En mi larga carrera política no he visto violaciones más escandalosas de la moral y del derecho público que las acometidas por los agentes de dos renombradas naciones: Inglaterra y Francia en el Río de la Plata… ¿cuál es la causa positiva de estos desafueros?: La aduana de Montevideo. Las adquisiciones de una compañía inglesa. El tratado de comercio y navegación celebrado por Inglaterra con el gobiernillo de aquella plaza. El interés mercantil y político de aquella nación… Ahí tiene usted la clave de tanta inquietud. Cualquier otro pretexto es historia de viejas o engañabobos”. Guido desempeñó una tarea difícil y ardua, siempre a la altura de los más puros intereses nacionales. Más que a su amigo Rosas, sirvió a la Confederación, como antes lo había hecho junto a San Martín. La figura de Tomás Guido se agranda en cualquiera de los tiempos en que se la considere; aun después de Caseros, en que luchó por la unidad nacional cuando el partido portuario segregó el Estado de Buenos Aires. En la Confederación urquicista, surgida del acuerdo de San Nicolás, Guido cumplió labor destacada, en el Senado y en la diplomacia. El más digno cierre de la reseña de la vida de Tomás Guido son las palabras que dirigiera la hija del Libertador, Mercedes San Martín de Balcarce, a Pilar Spano de Guido:
“Usted, mi querida amiga, pierde al mejor de los maridos; nosotros, al amigo más querido de mi buen padre, al que más apreciábamos y respetábamos; y la Patria, una de sus glorias, y ya uno de los últimos de aquellos hombres heroicos y patriotas que le dieron la libertad y el ser”
Fue el defensor de César Fournier en el juicio promovido por Lord Ponsonby a raíz de la captura furtiva de lobos marinos en las Islas de Castillos, en Maldonado, Provincia Oriental, por la captura del barco inglés "Florida".
ResponderEliminarexacto Enrique
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