Rosas

Rosas

lunes, 21 de agosto de 2023

Cementerio de Recoleta: Monumento funerario de Marco Avellaneda.

Por el Prof. Julio Otaño
El 18 de junio del año 1813 nació en Catamarca. Fue actor principal de la Guerra civil entre unitarios y federales, perteneciendo al unitarismo. Avellaneda fue uno de los promotores de la Coalición del Norte entre Catamarca, La Rioja y Córdoba, aliadas a las provincias de Salta, Tucumán y Jujuy. Y es señalado por varios historiadores como instigador del asesinato del gobernador federal de Tucumán llamado Alejandro Heredia. En 1841 asumió de facto la gobernación de Tucumán y formó un ejército que daría su apoyo al general unitario Lavalle en la batalla de Famaillá contra el general federal Manuel Oribe. Tras la derrota fue tomado prisionero y entregado a Oribe. Un consejo de guerra lo condenó a muerte y fue ejecutado en Metán el 3 de octubre de 1841. Su cabeza fue cortada y llevada en una pica a la plaza de la ciudad de Tucumán para escarmiento de los unitarios. Meses después una mujer se detiene frente a una pica clavada en el suelo y, con visible esfuerzo, descuelga lo que está ensartado en el extremo superior. Envuelve cuidadosamente aquel objeto y, tan discretamente como llegó hasta allí, se aleja. Doña Fortunata García de García, que de ella se trata, se dirige presurosamente a la cocina. Conteniendo las náuseas, con paciencia y mucho jabón, lava y riza los cabellos castaños hasta dejar presentable aquella cabeza sin vida que acaba de rescatar del escarnio público. Apenas amanezca la llevará al convento de San Francisco, y la confiará al cuidado de los frailes. Aquella cabeza estuvo exhibida durante casi tres meses hasta que doña Fortunata, agobiada de verla cubierta de moscas y pudriéndose al sol, se apiadó y la quitó de allí. El sangriento ritual del degüello lo cumplió un soldado del ejército de Oribe, después de que la víctima fuera apresada junto a otros fugitivos en tierra salteña. Al parecer, el soldado devenido en verdugo hizo el trabajo lentamente, seccionando el cuello de la víctima con un cuchillo mellado, desde la nuca hacia delante. Avellaneda fue ejecutado, pero a su familia se le permitió seguir viaje hasta Bolivia. Marco se había casado en 1836 con Dolores Silva, de una de las familias más ricas de la región. El matrimonio tuvo cinco hijos. Uno de ellos fue Nicolás y en 1874 será elegido presidente de la Nación. Cuando murió su padre, Nicolás tenía apenas cuatro años. Por más esfuerzos de memoria que hiciera luego, jamás podrá recuperar la imagen del padre. Un retrato pintado por Carlos Enrique Pellegrini con el rostro de su padre llegó a sus manos cuando era ministro de Sarmiento. Unos años después, cuando por motivos diplomáticos viajó a Montevideo, asistió a una función de gala en el teatro Solís. Allí conoció de casualidad el otro rostro, el rostro de quien ordenó la muerte de su padre: Mariano Maza. Avellaneda no fue nunca un hombre de venganzas personales, pero tampoco era hombre de olvidar. De regreso a Buenos Aires hizo referencias a lo que le tocó vivir y afirmó que para el crimen no puede haber impunidad ni amnistía. El presidente de la Nación, “el hijo del degollado” como le decían sus adversarios, escribió: “No hacemos alianza con el crimen, no pactamos con la maldad, no proclamamos la impunidad y menos su triunfo. No queremos Marianos Maza ostentando sus manos sangrientas en los teatros de Buenos Aires”. Sin embargo Nicolás admiraba a Sarmiento quien fue el autor espiritual del asesinato y quien aprobó que decapiten a un General de la Nación de 70 años..Angel Vicente Peñaloza….LAS DOS CARAS DE LA MONEDA EN LA GUERRA CIVIL ENTRE UNITARIOS Y FEDERALES…Pero la historia oficial sólo vé la cara de quienes triunfaron y la escribieron. La cabeza de Marco Avellaneda fue depositada en el monumento realizado por el escultor Biggi,


 



No hay comentarios:

Publicar un comentario