Por el Prof. jbismarck
Muchos factores pueden haber
cambiado, o al menos torcido, el rumbo de la historia, la mayoría de ellos de
gran envergadura, sin embargo la protagonista de este caso es un plantita
pequeña. El personaje principal de estos actos fue Juan Lavalle,
militar de mucho corazón pero escasa inteligencia, llamado “una espada
sin cabeza”. Se dice que “el hombre es el único animal
capaz de tropezar dos veces con la misma piedra” ; Este es el caso
de Juan Lavalle, que perdió tres batallas solo por no recordar, que no se puede
hacer pastar a la caballada en campos donde hay Mio Mio o Romerillo, una especie
silvestre que literalmente mata a los caballos cuando estos la consumen en
grandes cantidades, y bien sabemos lo importante que eran los Escuadrones de
Caballería en aquellas épocas.
Carrizales también conocida como Estación Clarke, fue epicentro del duelo militar que pasó a la historia como la Batalla de Mío-Mío o Batalla de Carrizales. López contaba con baqueanos, conocedores no sólo de la geografía del territorio santafesino sino de su flora y su fauna. Gracias a ellos, López supo de esa planta local (también conocida popularmente como Romerillo), era de acción tóxica sistémica sobre el ganado. Fue este conocimiento lo que López utilizó astutamente contra la caballería de Lavalle. López le colocó a su caballería morrales para impedir que consumieran la planta, y esperó la llegada de la tropa de Lavalle. Antes del combate, los fatigados caballos de los enemigos pastaron a gusto en la zona contaminada. Al amanecer, los 600 jinetes unitarios se encontraron con los cadáveres de sus caballos. El regimiento unitario, superior en número y armamento que los federales, fue rápidamente diezmado. Lavalle se vio obligado a retirarse hasta la Posta de los Desmochados (cerca de la actual ciudad de Casilda), donde se encontró con el General Paz que marchaba hacia Córdoba a derrotar su gobierno y a quien le pide refuerzos para encarar a López. Paz solo quería cumplir su misión en Córdoba y marchó hacia allá, mientras que Lavalle regresaba a Buenos Aires. Lavalle, sin caballada, se ve obligado a regresar, y asediado por López, con el apoyo de Rosas, es derrotado en la Batalla de Puente de Márquez (al norte de la actual ciudad de Buenos Aires). Estanislao López, dirá, con ironía, en el parte de batalla:
“El General enemigo, que ha
abusado hasta el día de hoy hablando de nosotros con el lenguaje de la
presunción y la arrogancia, fundado según decía en la elevación de sus conocimientos,
en su valor y en la calidad de sus soldados, ha tenido desde hoy un motivo para
ser más modesto”
Estanislao
López se vio obligado a regresar a Santa Fe, debido a que el General José
María Paz había derrocado al Gobernador de la provincia de Córdoba y
podía intentar atacar su provincia en cualquier momento. La
batalla de Puente de Márquez fue la victoria federal que hizo posible que Rosas
llevara la guerra contra los unitarios al interior del país, contando de su
lado los enormes recursos económicos y humanos de la provincia de Buenos Aires.
La batalla de 1840: Lavalle,
decide influenciado por los intelectuales unitarios de Montevideo y con al
“apoyo” de los franceses, hacerle frente a las tropas rosistas.
Derrotado casi sin luchar por
Rosas y su prestigio en Bs As, Marchó entonces hacia Santa Fe,
persiguiendo a las fuerzas federales, ocupando Rosario y la ciudad
capital. Allí es detenido durante un mes por sus indecisiones y por el tenaz
asedio de los santafesinos del ejército federal dirigido por el General
Oribe. En Cayastá y en Calchines, mientras esperaba salir del
acoso, hizo pastar a su caballada en pastizales con Mio Mio, y perdió la mayor
parte de las 20.000 cabezas que traía desde Buenos Aires. Abandonó
Santa Fe rumbo a Córdoba donde esperaba que Lamadrid le ayudara a recomponer la
caballada y se dirigió hacia el lugar de encuentro perseguido de cerca por las
fuerzas de Oribe.
La ruta habitual era vadeando
el Rio Tercero (acompañando a la actual Ruta 9 hasta Villa María), pero Oribe
se lo impide y debe ingresar por la ruta de Sunchales – El Tío, una
zona de muy malos pastizales con Mio Mio y escasas aguadas. La travesía de
Lavalle por la zona desierta de Mar Chiquita fue trágica.
Cuenta un ex soldado de
Lavalle:
“Fue entonces que recibimos
orden de montar para iniciar el camino de la sed y del desierto, escapándole a
Oribe y a Pacheco y buscando a Lamadrid, para dar juntos la batalla definitiva.
Casi sin caballos, diezmados en Los Calchines por el envenenamiento del
mío-mío, nos arrastramos hacia Córdoba.
La persecución de Oribe fue tan
intensa, que Lavalle (con el agravante de llevar un convoy de civiles anti
rosistas desde Santa Fe), tuvo que detenerse a cada rato para obligarlo a
formar en orden de batalla, aun cuando no pretendía presentar
combate.
“Prácticamente de a pie
veníamos esquivando el bulto de la pelea hasta que no se pudo más. Oribe formó
en batalla frente a la laguna del Quebracho Herrado y debimos clavar espuela
para hacer lo propio. La situación era prácticamente insostenible. Nos
jugábamos a ganar en la primera carga, porque después no tendríamos resto”.
Lavalle, picado por los
federales de Oribe, se dirigió a la laguna y Posta de Quebracho Herrado (o
Quebrachito), en el extremo oriental de la provincia de Córdoba, al sudoeste de
la actual ciudad de San Francisco, punto donde tenían que hacer el alto y
dar de beber a las tropas y a los caballos, ya que hacía cuatro días que
algunos no comían ni bebían.
El 28 de noviembre Oribe,
acompañado por el General Pacheco, lo alcanza con sus 5.000 hombres sobre los
2.500 de los cansados, hambrientos y desmoralizados soldados de Lavalle.
El resultado solo pudo ser uno.
Mientras que Oribe pierde menos de 50 hombres, Lavalle pierde más de
1.500. El nombre de Quebracho Herrado se debe a un robusto
quebracho con un hierro clavado en el tronco, que se utilizaba como referencia
para delimitar las provincias de Córdoba y Santa Fe. Lo paradójico de
esta historia, es que en lugar donde se libró esta batalla, que marcó
el principio del fin del General Lavalle, hoy e llama precisamente Campo
Lavalle.
No sólo el campo de batalla recibió
el nombre del General que luchó contra Rosas, la agrupación gaucha local se
conoce como Fortín General Lavalle y la escuelita rural se bautizó General
Lavalle.
El General Ángel Pacheco,
comandante del ala derecha del ejército de Oribe, y verdadero ganador de la
batalla, se quedaría sin el reconocimiento.
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