Rosas

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viernes, 31 de diciembre de 2021

La Logia Lautaro

Por Patricia Pasquali

Cuando San Martín, Alvear y Zapiola formaron en Buenos Aires el triángulo básico sobre el que se constituyó a mediados de 1812 la nueva logia de “Caballeros Racionales” bajo la presidencia del segundo, la entidad masónica de Álvarez quedó subordinada a ella, pasando sus principales miembros -que a su vez lo eran de la Sociedad Patriótica- a formar sus cuadros. Así como Álvarez y Manuel Guillermo Pinto oficiaban de nexo entre sus cofrades y la nueva institución a la que se habían integrado, Monteagudo cumplía-idéntica misión ante sus seguidores. Esto se debió a que los viajeros de la George Canning, luego de compenetrarse de la inconsistencia de la oposición, terminaron “por creer que las instituciones masónicas estaban desvirtuadas en las logias de Buenos Aires. Formaban parte de ellas muchos hombres de importancia muy secundaria, que bajo ningún aspecto eran acreedores a la confianza que era preciso tener en ellos para dirigir con acierto la revolución [...] se necesitaba una reforma radical en el sistema de sociedades secretas para que éstas produjesen el efecto que convenía. De allí pasaron a tratar de los medios de organizar una nueva logia compuesta de un número más reducido de miembros. Debía formarse ésta de los personajes más importantes que, hasta el momento, contaba la revolución en sus filas con tal que éstos fuesen hombres de energía y decisión, y que se hallasen dispuestos a arrostrar cualquier peligro por el triunfo de la causa en que estaban empeñados [...]. Su principal objeto era trabajar poderosamente para asegurar la independencia americana, a costa de cualquier sacrificio y casi sin reparar en medios”. 
Antes de dos meses la logia contó con muchos afiliados y, entre ellos, a militares de elevada graduación, a los políticos más influyentes de la revolución argentina y a algunos hombres notables por su patriotismo y virtudes cívicas. Allanáronse todos éstos a prestar un solemne juramento y a obedecer fielmente las reglas y ritos de la sociedad.  Pero, además, esa forma de organización permitía hacer de la logia la central de inteligencia intangible de la revolución, disciplinando imperceptiblemente las fuerzas políticas para dar unidad y dirección al movimiento, sin dejar traslucir que se preparaba entre pocos lo que aparecía en público como el resultado de la opinión de la mayoría.  Zúñiga informa que los trabajos de la Logia tuvieron comienzo en un caserón antiguo ubicado en la calle de la Barranca, al llegar a la de Venezuela. Coincide con Vicente F. López en esta aserción -o tal vez haya sido su fuente de información-, quien al narrar la manera como su padre fue iniciado en la Logia, expuso que, acompañado por Ambrosio y Pedro Lezica, don Vicente “regresaba por la calle de Barrancas que hoy se llama general Balcarce; dieron vuelta por la que hoy es Venezuela y al pasar por una casa grande frente al paredón de Santo Domingo, lugar entonces solitario,y lóbrego, don Pedro Lezica detuvo a sus compañeros y les dijo «en esta casa acostumbramos a reunimos algunos amigos para saber noticias».  La carencia de toda documentación relativa a logia establecida en Buenos Aires de 1812 fue paliada en parte cuando en 1860 el historiador chileno Vicuña Mackenna dio a publicidad los Estatutos de la Logia de Santiago, escritos íntegramente de letra del general O’Higgins, que serían idénticos a los de aquélla. Mitre así también lo creyó y se basó en esa pieza excepcional para la caracterización de la sociedad secreta porteña que realiza en su Historia de San Martín, rectificándose en parte de lo afirmado sobre sus propósitos en la Historia de Belgrano, pues los circunscribe al logro de la independencia, eliminando el anteriormente incluido de propender al establecimiento del sistema republicano de gobierno, sobre lo que nada se dice en el texto exhumado por su colega. Una famosa anécdota transmitida por la tradición oral y relatada un tanto burdamente por Alberdi corrobora lo expresado:

En el año 1812, en una reunión de patriotas, en que San Martín, recién llegado al país, expresó sus ideas en favor de la monarquía, como la forma más,conveniente al nuevo gobierno patrio, Rivadavia hubo de arrojarle una botella a la cara por el sacrilegio: “¿Con qúé objeto viene usted entonces a la República?”, le preguntó a San Martín. “Con el de trabajar por la independencia de mi país natal”, le contestó, “que en cuanto a la forma de su gobierno, él se dará la que quiera en uso de esa misma independencia”.

Contribuye a convalidar el empleo del documento chileno por vía de equiparación para estudiar la constitución de la Logia primitiva la afirmación autorizada de Goyo Gómez al respecto: “En la Lautaro de Buenos Aires se guardó siempre la mayor reserva y jamás se permitió sacar copia de sus estatutos, si no era en los casos de fundación de otras logias en los pueblos donde alcanzaba la influencia revolucionaria”. Se justifica, pues, por su valor de insustituible interés, la transcripción completa que se incluye más adelante, donde se detalla la composición y funcionamiento de la Logia matriz; los casos en que algunos de sus miembros, al poseer algún tipo de mando, podrían fundar una logia subalterna; la obligación por parte del hermano que fuese nombrado para ejercer el gobierno superior de consultar a la logia para resolver asuntos de gravedad y obtener su acuerdo antes de otorgar cualquier empleo de importancia; la necesidad, tanto del cofrade gobernante como de la logia, para respaldarlo de contar con el sostén de la opinión pública, por lo que todos debían ocuparse en ganársela; el deber de sostener las decisiones de la corporación “a riesgo de la vida”; la forma de actuar en la incorporación de algún “profano”, el procedimiento a seguir en caso de sospecha de infidencia sobre la existencia de la Logia por parte de alguno de sus miembros, y las penalidades correspondientes a los diversos delitos, llegándose en el caso mencionado a considerarse al comitente como “reo de muerte por los medios que se halle por conveniente”.

Leyes penales

Ia El que dejare de asistir por mera voluntad, siendo muy frecuente sus. faltas, será declarado inhábil para cualquier empleo por el tiempo que juzgue la Logia, y en caso que lo tenga será suspenso hasta nueva resolución.

Todo hermano que revele el secreto de la existencia de la Logia, ya sea por palabra o señales, será reo de muerte por los medios que.se halle por conveniente.

3S El hermano que acuse falsamente a otro será castigado con la pena del Talión.

4a Todo hermano que fuera de la Logia murmure o detraiga el crédito de otro hermano, quebrantando el artículo 142 de la Constitución, será considerado infame e indigno de alternar con los demás, y no se incorporará en los actos de reunión durante el tiempo de los debates, hasta que ella lo haya absuelto.

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