Rosas

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jueves, 3 de noviembre de 2022

BANDERAS DE LOS NEGROS DE LA ÉPOCA DE ROSAS

Por Juan Manuel Peña 

Las Provincias Unidas del Río de la Plata prohibieron la introducción de esclavos a su territorio, en el año 1812, de acuerdo a los ideales sustentados por la Revolución de Mayo de 1810. En 1813, bajo el gobierno de la llamada Asamblea General Constituyente, se decretó por la misma la libertad de vientres, brindando un nuevo horizonte a los hijos de aquellos que aún eran esclavos. El aporte de la comunidad negra a los ejércitos de Mayo fue numeroso y, si bien no siempre fue voluntaria, cumplió holgadamente con los deberes para la incipiente nación. La paulatina inclusión de negros libertados o libertos, a partir de la manumisión en la sociedad argentina, fue gradual ya por nacimiento o por su participación en las Guerras de la Independencia, tomando parte en diversas actividades, entre ellas el ejercito, donde se terminaba su esclavitud. La manumisión era una institución que provenía del Derecho Romano (significaba dar libertad al esclavo) donde un esclavo se transformaba en liberto. Estos libertos adquirían su entera libertad prestando un servicio al estado como por ejemplo integrar el Ejército. Tuvieron una destacada actuación muchos esclavos en el curso de las Invasiones Inglesas, formando el Batallón de Castas con las compañías de Pardos, de Morenos, de Negros Libres de Buenos Aires y del Cuerpo de Esclavos. Acompañaron a Belgrano en su campaña al Alto Perú y a San Martín en el Ejercito Libertador que cruzó los Andes, libertando a Chile y al Perú. Dice José Luis Lanuza que dieciséis negros cedidos por el mendocino Pedro Vargas integraron la primera banda de música del ejército patriota, revistando esos negros como Cazadores de los Andes. También constituyeron totalmente el Regimiento de Cívicos Negros en Mendoza, y los negros libertos de Cuyo formaron el Regimiento 8 de Infantería en el Ejército de Los Andes. Lucharon en la guerra contra el Imperio del Brasil, formaron el cuerpo de "Defensores de Buenos Aires", luego Batallón Restaurador.  Más tarde se encontraban negros en el sitio de Montevideo y también entre las tropas defensoras de la ciudad sitiada. Juan Manuel de Rosas en su momento, incorporó negros a sus tropas y formó con ellos el llamado "Cuarto Batallón" y luego el Batallón denominado “Libertos de Buenos Aires”.Al batallón “Defensores de Buenos Aires”, le cambió su denominación por la de “Batallón Restaurador” y al frente del mismo estaba un negro: el capitán José Antonio Barbarín. También se divirtió con ellos utilizándolos como bufones, como a los negros Eusebio de la Santa Federación, Biguá y Marcelino, quiénes se burlaban de los visitantes del caserón de Palermo, a una señal de su amo. Los negros mandaron compañías y batallones sin ascender más allá de tenientes o capitanes. Hubo uno, el negro Barcala, al que Sarmiento llamaba “El Caballero negro”, que llegó al grado de coronel. Había sido integrante del Batallón de Cívicos Pardos de Mendoza y combatido en Las Leñas, La Tablada, Oncativo, en la Guerra contra el Brasil y en otros combates de las guerras civiles. La comunidad de color fue agrupándose, siguiendo su instinto de asociarse y desde antes de 1820 en sociedades, o asociaciones, que recibían el nombre de “naciones” como los Congo, Mozambique, Mora, Lubolos, Muñanche, Cabinga, Masinga, Portuguesa, Mondongo, Camundá, Angunga, Barno, Mumboma, Benguela y muchas otras. Estas naciones nucleaban a las distintas comunidades traídas del África durante la práctica esclavista, si bien no era extraño que el sentido de pertenencia a una de estas asociaciones, no fuera exclusivo para los provenientes de una sola región. Dirigidas por sus propias autoridades se hallaban supervisados y controlados por el estado, tenían un fin de socorros mutuos y reunían fondos para comprar la libertad de aquellos que aún no la habían obtenido. El gobierno de Juan Manuel de Rosas utilizó políticamente a estas asociaciones o naciones, que se manifestaban a su favor en los actos públicos con su música y sus bailes. El Ilustre Restaurador llevó a un primer plano a los negros, que pasaron de sometidos a inspirar miedo sobre todo a la población unitaria, miedo que era utilizado astutamente por el Restaurador. Los negros vivían en un barrio conocido como “barrio del tambor”, en el actual Montserrat, en casas propias construidas en terrenos donados por sus antiguos amos. El tambor era el instrumento que habitualmente utilizaban en sus bailes o candombes. Como es bien sabido, los negros gustaban de la música y los bailes. Lo hacían ya desde el barco negrero que los llevaba al destino incierto. Luego, asimilados al mundo de los blancos, tocaban tambores, platillos, silbatos, trompas, clarines y también pianos. El rumor permanente de sus tambores durante los días domingos y festivos repercutía en la ciudad, sobre todo en la época de Rosas, en la cual Manuelita y el propio Restaurador acudían en ocasiones a sus fiestas. Participaban todos los años en las celebraciones públicas del Carnaval con sus naciones. Había otros que se reunían en naciones con advocación de los santos, como las Naciones San Baltasar o San Pedro, y en cofradías, como la de San Benito y la de la Virgen negra del Rosario.  En 1841, en el cuadro de D. De Plott titulado “Las Esclavas de Buenos Ayres Demuestran ser Libres y Gratas a su Noble Libertador”, aparecen las negras esclavas, levantando banderas con leyendas alusivas a Rosas. Ilustra el cuadro el siguiente verso del que Lanuza dice “ … que bien podría ser la letra de la canción de las esclavas manifestantes”: Ya no gemirá en el Plata / en cadenas ni un esclavo Su amargo llanto cesó / desde que Rosas, humano, De su libertad ufano, /compasivo y generoso Prodigó este don precioso / al infeliz africano




En el ejemplar de la Gaceta Mercantil del 25 de junio de 1842 se da constancia de la adhesión de las Naciones negras al Ilustre Restaurador, enunciándose un listado de más de 35 asociaciones con el nombre de sus presidentes. En ese cuadro de De Plott aparecen tres banderas de los negros de Buenos Aires, que en este caso ponderan la figura de Rosas sin mencionar el origen de sus naciones. Debe tenerse en cuenta que los esclavos llegados al Plata procedían de tres zonas diferentes del África y que también esto definió la conformación de las diversas naciones: los que provenían del Congo, Angola y de la costa este del continente africano, en general pueblos agricultores, y que son los grupos más numerosos en Buenos Aires, con un origen lingüístico común: el bantú. Los otros dos grupos eran originarios de Guinea/ Sudán y del Sudán. Pertenecían a estos núcleos los yoruba, mina y mandinga y son africanos islamizados. 

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