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viernes, 11 de noviembre de 2022

"Benedicto XVI inició las transformaciones que está profundizando Francisco"

Por Ignacio Cloppet: 
El escritor opinó que no hay ruptura, sino más bien continuidad entre los pontificados, tras el fallecimiento del papa emérito. Su visión de la Iglesia y el legado de un papado controversial.

El integrante de la Academia Argentina de la Historia, Ignacio Cloppet, aseguró que Joseph Ratzinger es “el teólogo del siglo XX”, y la Iglesia debería reconocerlo como tal. A su vez, afirmó que “Benedicto XVI tuvo la grandeza de renunciar cuando consideró que su misión había concluido”.  ¿Qué representa para la Iglesia un Papa que, al mismo tiempo, no tuvo las características que hoy tiene Francisco?  Benedicto XVI fue un pontífice que cumplió su rol en la etapa que le tocó. Él fue quien custodió la fe y la moral en la Iglesia, y sucedió a Juan Pablo II en 2005, durante nueve años, en los que tuvo una actividad muy intensa a favor de la Iglesia y la humanidad.  El estilo era distinto al de Bergoglio. Ratzinger, un hombre profundo, serio, que conocía la doctrina, la vivía, la proclamaba y la compartía. La diferencia es que tanto Juan Pablo II como Francisco son papas más pastorales, menos doctrinales.  Benedicto XVI tuvo el mote del “Papa menos querido”, al menos, en lo que respecta al catolicismo en Argentina. Se lo acusaba de ser tibio en las denuncias por pedofilia y por corrupción en la Iglesia.  Hay dos características que destacan a su pontificado, muy valientes. La primera, la cuestión de la pedofilia en la Iglesia. Él es el que abre la tapa de la olla y enfrenta algo que se venía ocultando hace años. Por otro lado, el lavado de dinero en el Vaticano. Él fue el que se animó a hacerlo, a diferencia de su predecesor. Él fue el Papa que salió a enfrentar estos problemas que tenía en su seno la Iglesia, el que tuvo el coraje de hacerlo.
¿Cómo fue la condena, en ese momento, de la Iglesia con respecto a los casos de abuso?
Le pongo el ejemplo de Marcial Maciel, que había sido compañero de Juan Pablo II y tenía varias denuncias de abuso y de familias paralelas y durante el pontificado de Juan Pablo II no fue sancionado. La primera medida que toma Ratzinger fue sancionar a Marcial Maciel y reducirlo al estado laical. Una decisión completamente valiente que no habían tomado sus predecesores.
¿Y en los casos de corrupción?
Él fue el que hizo las denuncias contra el Banco Vaticano y contra el lavado de dinero. Francisco después continuó con esa tarea. Lo he tratado personalmente, cuando era cardenal. Tuve una relación bastante cercana, lo conocí hace muchos años. Quizás esos motivos son los que provocan su renuncia. Que los lobbys no le hayan perdonado esos avances, que luego Francisco continuó.
¿Por qué se sostiene que Francisco “revoluciona” la Iglesia con los cambios que incorpora?  Benedicto XVI inició las transformaciones que está profundizando Francisco. Él sigue adelante sin escatimar, poniendo toda su voluntad para que estas cuestiones se sanen de una vez. Pero no lo hubiera podido hacer sin que Ratzinger, previamente, hiciera lo que hizo.
Se dice que fue uno de los teólogos más importantes del siglo XX, y que marcó un hito al renunciar, algo que no es habitual en los pontífices. ¿Coincide con eso?
Sin ninguna duda, para mí, Benedicto XVI es el teólogo del siglo XX. La Iglesia tendría que reconocerlo así, porque le sobran méritos en sus aportes doctrinarios, filosóficos y de interpretación.
Con relación a su renuncia, desde el siglo XV que no había una renuncia de un Santo Padre. Las renuncias anteriores fueron todas condicionadas por problemas políticos o ideológicos. Esta es la primera renuncia de un pontífice hecha con libertad de conciencia. Él no se sintió presionado por nadie, sino que tuvo la grandeza de renunciar cuando consideró que su misión había concluido en 2013.
¿Cuáles son las diferencias entre Ratzinger y Francisco?
Creo que no hay grandes diferencias, la Iglesia tiene continuidad. Hay papas que son más queridos que otros, Lo que la gente quiere a mí no me preocupa.
Lo que me preocupa es que sean fieles a la doctrina y a la tradición de la Iglesia, que sean pastores de almas, que se pongan por encima de las miserias del mundo y den esperanzas. La misión del Papa es salvar almas, no es una misión política, por más que tenga que inmiscuirse en eso.

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