Por Ricardo Geraci Del Campo Ríos
Carlos Gumersindo Casares se convirtió gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1875 nombrado por el presidente Nicolás Avellaneda y durante los episodios que se desarrollaron en Buenos Aires, ante la noticia de la muerte de Rosas, fue quien estuvo a cargo de tomar (como gobernador) una posición al respecto. Casares nacido en Buenos Aires el 12 de febrero de 1830, fue hijo de Gervasia Rodriguez Rojo y Vicente Casares. Fueron importantes hacendados y pudieron enviar a Carlos a estudiar a Alemania. Ya en la Argentina de los tiempos de Rosas, Carlos Casares se convirtió en un oponente vocal al régimen, lo que a la caída del Restaurador en 1852, se convirtió en uno de los tantos que engrosaron las filas del mitrismo. En 1857 fue miembro del cuerpo legislativo provincial y luego decidió dedicarse a la cria de caballos de carrera y fue miembro de la junta del Ferrocaril Oeste de Buenos Aires. Se casó con María Josefa Martínez de Hoz y tuvieron un hijo. El Diccionario Histórico de Argentina (Londres) manifiesta: << Se afilió al Partido Autonomista Buenos Aires-céntrico de Adolfo Alsina , y en 1875, el abanderado del partido, el presidente Nicolás Avellaneda , nombró a Casares gobernador de Buenos Aires ; el nombramiento de Casares, un moderado, contribuyó a mejorar las relaciones con los caudillos provinciales del interior y fomentó la unidad nacional >> En tiempos donde se supo la noticia de la muerte de Rosas y ante las situaciones varias que mostraron el respeto de algunos y el odio de otros, Casares como gobernador, tomó la misma posición lógica del gobierno Nacional. En función del anuncio de los Rozas-Terrero sobre el funeral y las honras acordes al ex gobernador, el gobierno nacional condenó y prohibió tal manifestación y a su vez, respondió con una misa y un funeral que recuerdaría a las víctimas del rosismo. Lo hizo con decretos y la provincia también. El odio a Rosas seguía siendo unánime de aquellos que lo habían tratado de derrocar y por supuesto, de aquellos que habían desfilado inclusive con los imperiales brasileros en febrero de 1852. No habían menguado para nada tales odios y las autoridades así lo manifestaban. A continuación el decreto de Casares prohibiendo el funeral de Rosas en Buenos Aires auspiciado como ya hemos dicho, por sus deudos:
"Considerando: Que Juan Manuel de Rosas está declarado por la ley reo de lesa patria por la tiranía sangrienta que ejerció sobre el pueblo durante todo el período de su dictadura,
violando hasta las leyes de la naturaleza y por haber hecho traición en muchos casos a la independencia de su Patria, sacrificando a su ambición su libertad y sus glorias; Que por esos crimenes atroces fue declarado fuera de la ley común, confiscados sus bienes y condenado a la pena ordinaria de muerte, en calidad de aleve; Que toda demostración pública en favor de Juan Manuel de Rosas y su memoria no puede menos que provocar justos actos de indignación contra tan inaudito tirano y su sistema, que perturbarfan el orden público;
Que hay conveniencias de alta moral política en evitar que la fuerza pública, sostenida para defender las libertades del hombre y de la sociedad, sea puesta al servicio de esas provocaciones, lo que vendría a suceder si llegase la oportunidad de reprimir conflictos por ellas producidos; y, considerando, por último, que es deber de los gobiernos velar porque se mantengan incólumes y puros los sentimientos de amor a la libertad y odio a los tiranos, el Poder Ejecutivo acuerda y decreta: Art. 1º. Queda prohibida toda demostración pública en favor de la memoria del tirano Juan M. Rosas, cualquiera que sea su forma. Art. 2º. Prohibense, en consecuencia, como demostración pública, los funerales a que se ha invitado para el día martes en el templo de San Ignacio. Art. 3º. Comuníquese a quienes corresponde, y publiquese en el Registro Oficial. (Fdo.) Carlos Casares - Vicente G. Quesada - Rufino Varela". _________
Por otro lado en un gesto inédito de la iglesia católica, Doallo (autora de El Exilio del Restaurador) afirma en su investigación, sobre cómo el arzobispo Añeiros se apresuró por ese entonces a corroborar canónicamente la prohibición de la misa por el alma de Juan Manuel. Casares en otro decreto. al igual que el gobierno nacional, adhiere al funeral por las víctimas de la tiranía:
Buenos Aires, Abril 24 de 1877.
Considerando: Que una respetable y numerosa reunión de ciudadanos de todas las opiniones, ha promovido una demostración pública en honra de las víctimas de la bárbara tiranía de Juan Manuel de Rosas; Que es digno de pueblos viriles honrar la memoria de los que cayeron en la lucha contra los tiranos y por la libertad; y Que es deber de los gobiernos estimular esas mnifestaciones populares, que retemplan el espíritu cívico con el recuerdo y la veneración de los buenos y de los patriotas; el Poder Ejecutivo acuerda y decreta:
1º. Asociarse a las honras fúnebres consagradas a los mártires de la libertad que se celebran en la Iglesia Metropolitana el día de mañana.
2º Ordenar que en todos los establecimientos públicos de la Provincia se mantenga a media asta la bandera nacional.
3º Ordenar que el Batallón Provincial se ponga a las órdenes de la Inspección General de Armas para formar en la columna que haga los honores fúnebres.
4º Autorizar a todos los empleados de la Administración para que puedan concurrir a esa solemne ceremonia.
5º Comuníquese, publíquese, e insértese en el Registro Official.
(Fdo.) C. Casares - Vicente G. Quesada - Rufino Varela".
________
Allí firmando aparece Vicente Quesada, uno de los precursores en contar parcialmente y bajo la versión mitrista, la historia de Rosas. Vicente y su hijo Ernesto más adelante serían visitantes del anciano caudillo en Southampton. Se entrevistaron con él, lo que dejó un jugoso y rico intercambio de opiniones, donde Rosas volvió a explicar su negativa a una Constitución. Ernesto quien compartía vínculo sanguíneo con el general Pacheco, era muy pequeño cuando vio a Rosas, pero tomó por pedido del padre, nota de todo lo hablado. Años más tarde, sería el precursor de la escuela revisionista junto a Adolfo Saldias.
Lo que resulta irremediable (por ahora) es el daño que se le hizo a la figura de Rosas, que puede ser discutido, analizado y hasta criticado, pero el desagradecimiento a su figura, luego de veinte años de sostener las fronteras y defender la soberanía de los ataques anglofranceses, donde mínimamente hubiera merecido, una misa pidiendo por su alma. Casares increíblemente tiene partido y ciudad en la provincia de Buenos Aires y Rosas, quien fuera el responsable de la fundación de varios partidos y ciudades bonaerenses, solo posee en la provincia, una avenida con su nombre. Ese es el daño de la historia oficial hacia su figura y obra. Aún estamos a tiempo, en modificar estos aspectos, y hacer justicia por el hombre que fuera ninguneado, prohibido y ocultado por décadas y décadas de relato oficial.
Ricardo Geraci
Fuente donde extraigo los documentos.
El Exilio del Restaurador / Beatriz Celina Doallo
ediciones Fabro
No hay comentarios:
Publicar un comentario