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martes, 31 de enero de 2023

1ro de Marzo de 1870: muere Francisco Solano López y termina la guerra fratricida

por el Prof. Jbismarck
El 1° de marzo de 1870, en las riberas del Aquidabán, el mariscal Francisco Solano López fue muerto por un lanzazo de Chico Diabo. Esta es la versión oficial, pero hay testimonios que la contradicen. José Francisco Lacerda (1848-1893), apodado Chico Diabo, fue un cabo en el Ejército Imperial de Brasil quien peleó en la Guerra de la Triple Alianza, ganando fama por matar al presidente paraguayo Francisco Solano López en el Combate de Cerro Corá. Chico nació en una familia pobre. En 1865, Chico se unió a un destacamento de Voluntarios de la Patria. En 1870, Chico, siendo cabo, ganó fama por dar muerte a Francisco Solano López con una lanza en el Combate de Cerro Corá​. La herida fue aparentemente fatal, luego el soldado João Soares también le disparó con un revolver al Presidente López. ​ Es posible que Chico halla fallado a la hora de obedecer las órdenes, ya que se demandaba que Francisco Solano López sea capturado vivo. Chico fue premiado al igual que cientos de jóvenes que participaron en batalla (llamados "vaquilhonas"). El también tomo el oro que conlleva haber ultimado al dictador. El oro fue grabado con las iniciales " FL " que por coincidencia también coinciden con las iniciales de Chico. La lanza usada para matar a solano se encuentra en el Museo Histórico Nacional (Brasil), en Río de Janeiro. Al mismo tiempo, el nombre de Chico fue ensalzado con canciones a su nombre como "O Cabo Chico Diabo, do diabo Chico deu cabo". Después de volver de Paraguay in 1871, Chico se casó con su prima, Isabel Vaz Lacerda, con quien tuvo cuatro hijos, y trabajo como capataz en distintos ranchos de la zona. El murió repentinamente en 1893 cuando estaba en Uruguay al servicio de Joca Tavares. Años después, su viuda contrato a un uruguayo que trajera los restos a tierras brasileñas. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de la guardia, in Bagé. En 2002, la sociedad de investigadores locales coloco una placa memorial sobre su tumba).
Los testigos oculares de la muerte de López niegan que éste haya sido muerto por un lanzazo de José Francisco Lacerda. Por ejemplo, la declaración del mayor José Portes de Lima Franco, refiere que "el 1° de marzo de 1870 yo formaba parte del Estado Mayor del general Cámara, como su amanuense, y, con el mismo general, asistí a la muerte del Dictador, que murió por heridas de bala y no por un lanzazo. Cayendo junto a la zanja del Aquidabán; fue López alcanzado por el Estado Mayor de Cámara y nosotros, los de ese Estado Mayor, verificamos que el Dictador estaba herido de bala. Entonces, aproximándose, dijo el general al mariscal paraguayo: '-Entregue su espada. Yo, general que comando estas fuerzas, le garantizo su vida'. A lo que respondió el mariscal: '-¡Muero por mi patria!' y lanzando un golpe de espada, ésta tocó la fusta del general Cámara, que se encontraba cerca. Entonces, dijo el general: ' Desarmen a ese hombre y tráiganlo a las tiendas'. En ese momento, un soldado se aproximó a López y lo hirió nuevamente, diciendo: '-Incluso usted, mi general tiene contemplaciones para con este hombre!', y, de esta forma, López cayó al suelo herido de muerte. Posteriormente, su cadáver fue saqueado y colocado boca arriba, siendo cercado por media docena de oficiales. Un alférez del norte se aproximó rápidamente al cadáver y con un facón cortó la oreja izquierda del mariscal paraguayo, diciendo: '-Fue una promesa que hice en mi tierra, llevar la oreja de López!'. 
Luego que López murió, llegó el coronel Jóca Tavares y señalando la herida que el mariscal tenía en el vientre, dijo a unos médicos que hasta allí llegaron: '-¿No es una herida de lanza?'. Respondiéndosele: '-Parece'. Los médicos apenas observaron el cadáver, sin examinarlo. Verifiqué luego la herida. Era de bala. Llegando la madre y las hermanas de López, aquella se mostró muy conmovida e inconsolable, al tiempo que una hermana suya decía, sin signo alguno de piedad: llores madre, que este hombre no supo ser ni hijo ni hermano!'. Madama Lynch, obsequiándome un paquete de habanos que tenía en su carruaje, y sabiendo que el general Cámara me había encargado la misión de enterrar el cadáver de López, me pidió encarecidamente que enterrase juntos a padre e hijo (López y el coronel Panchito).  Atendí a su pedido, ordenando que la fosa fuera abierta por paraguayos y asistí al entierro de ambos. Al día siguiente, cuando nos marchábamos a Concepción, el coronel Jóca Tavares dijo en el Estado Mayor: '-Quien mató a López fue mi trompetista mayor, Chico Diabo. Le había prometido un ciento de Reis en dinero, pero le daré eso en ganado, para que no gaste muy de prisa'. El general Cámara y el mayor José Simeáo se volvieron hacia Jóca Tavares, pero no dijeron nada, a pesar de saber que López no había sido muerto por Chico Diabo, porque el coronel Jóca era violento, impulsivo y muy temido. Era un valiente militar. Días después, José Simeáo fue el encargado de redactar el velatorio o parte oficial para que el general Cámara lo firme. Escrito en tiras de papel, lo copié y lo entregué, siendo firmado por el general, con fecha de 13 de marzo de 1870. Así, como testigo ocular de la muerte de López, afirmo bajo mi fe de veterano de la patria y de hombre de bien, que Chico Diabo (José Francisco Lacerda) no fue el ultimados de López, que pereció victimado por un tiro y no por lanzazo".    Según el testimonio del ayudante Franklin Merma Machado, hecha el 26 de mayo de 1920 y publicado en el Jornal do Commercio, de la dudad de Pelotas, "Atacando el paso del Aquidabán y tomando a la fuerza, pudimos felizmente, llegar al campamento de López. El Dictador, en ese instante, habiendo sido encontrado por el coronel Joao Silva y su Estado Mayor, trató entonces de huir, escuchándose de todos los lados gritos de '-¡Ahí va López!'. El general Cámara ordenó perseguir implacablemente a López; entonces, yo y el teniente Alfredo Miranda Pinheiro da Cunha, también ayudante del general, y dos plazas más, uno de ellos Francisco Lacerda, nos adelantamos en la dirección que suponíamos conducía a López. Llegando a cierto lugar, vimos 'a una cierta distancia, cerca del bosque a López caminando y sin sombrero, y acompañado de dos ayudantes. Más tarde, él y sus ayudantes se dirigieron hacia la tienda del Aquidabán. Bajando a dicho barranco, López se volvió con sus ayudantes y, con la espada en guardia, nos enfrentó. En este instante dirigí al grupo que estaba a diez pasos más o menos, un disparo de revólver, que hirió a López gravemente en el vientre, zona que se tiñó inmediatamente de sangre; volví a disparar, verificando que también había alcanzado a López en el vientre. En ese momento, el tirano cayó de rodillas, pero empuñando todavía la espada. Uno de sus ayudantes huye y el otro cae muerto por una bala disparada por el soldado Joao Soares. En ese ínterin, llega el general Cámara e intima a López a rendirse, diciéndole que garantiza su vida y que él es el comandante de aquellas fuerzas; López respondió que no se rendía y que iba a morir por su patria. Ordenó, entonces, el general Cámara a un soldado del 9° Batallón de Infantería que lo desarmara. El Dictador hizo movimiento con intenciones de herir al general Cámara; acto seguido, dicho soldado le sacó la espada y López cayó a tierra, agonizante. Estaba sin gorro, de pantalones azules con galón de oro, camisa fina, chaleco, botas Millie. En el bolsillo del chaleco tenía un reloj de oro, que el general Cámara obsequió a uno de los museos de la Corte. En la tapa superior, se veían las tres letras iniciales de la firma F.S.L.; en la otra, los escudos de la República: el gorro frigio sobre un mástil, cuyo pie descansaba al lado del león de Castilla y las palabras: Paz y Justicia; en el anverso: República del Paraguay. En el bolsillo de la blusa había dos estilógrafos, un anillo de marfil con la habitual inscripción de vencer o morir, que el coronel Tavares recogió y ofreció a Su Alteza, además de algunos papeles en blanco".
La declaración de otro protagonista de Cerro Corá, el mayor José Simeáo de Oliveira confirmando que el mariscal López fue muerto por los tiros de revólver disparados por el alférez Franklin. Recibiendo orden de rendirse y desobedeciendo a tal orden, luchó con un soldado que intentaba desarmarlo, siendo herido más una vez con un tiro en la región clavicular izquierda, expirando en esa ocasión, siendo su último agresor el soldado limo Soares".  Según el parte enviado por el general fosé Antonio Correia da Cámara, redactado el mismo día de la finalización de la guerra, dio cuenta lo siguiente: 'Campamento en la izquierda del Aquidabán, de marzo de 1870. "Ilustrísimo y Excelentísimo Señor: "Escribo a V. E. desde el campamento de López en medio de la sierra. El tirano fue derrotado y no queriendo entregarse fue muerto al instante. Le intimé la orden de rendirse cuando ya estaba completamente derrotado. Doy los parabienes a V.E. por la terminación de la guerra, por el completo desagravio que ha tomado el Brasil del tirano del Paraguay. El general Resquín y otros jefes están presos. Dios guarde a V.E. José A. Correia da Cámara Al excelentísimo Mariscal de Campo Victorino José Carneiro Monteiro (Archivo Militar)".
En correspondencias posteriores confirma que no fue Chico Diabo el asesino del mariscal López. Por ejemplo, en una carta a un periodista del diario La Nación de Buenos Aires, fechada el 4 de abril de 1870 refiere que López "procurando resistir, fue muerto. Y así las balas de nuestros soldados pusieron término a la vida de López". Años después, seguía sosteniendo la misma versión. En una carta dirigida al consejero Schneider el 9 de marzo de 1883, decía: "El cabo Francisco Lacerda no fue quien ultimó al mariscal López. López murió por herida de bala recibida en el vientre y de esa exposición verídica nadie tiene derecho a dudar para creer en lo que dicen los mal informado?. El Ministerio de Guerra brasileño confirma las versiones contrarias a que fue Chico Diabo el asesino del mariscal. Según documentos del Ministerio de Guerra brasileño, fechados en 1871: "El último tiro disparado en las márgenes del río Aquidabán fue realizado por un soldado brasileño, que así puso término a la guerra de cinco años, la cual nos provocó y nos hizo el feroz dictador del Paraguay.   Por su parte, el general Francisco Alves de Nacimiento Pinto, teniente cuando los hechos de Cerro Corá, a pedido del profesor Francisco Assis Cintra declaró que "estando en Concepción en ocasión de la muerte de López y del regreso de las tropas del general Cámara de Ceno Corá, escuché de los testigos que el Dictador había muerto por tiro y no por un lanzazo enviado por Chico Diabo".
La versión de que fue Chico Diabo el autor del asesinato del mariscal López provino de una imprudencia del príncipe Gastón de Orleáns, conde D'Eu y generalísimo de las fuerzas aliadas: En un parte oficial, fechado el 13 de marzo de 1870, señaló que "Por comunicaciones verbales y otras sin carácter oficial, pasibles de error, constan los siguientes pormenores:... El ex dictador, no queriendo atender a la orden de rendirse, fue muerto por un cabo del cuerpo 19° de Caballería, conocido por el nombre de Chico Diabo".
Bibliografia
Benítez, Justo Pastor. Carlos Antonio López
Cristaldo Domínguez, César (2011). Colección PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA. Francisco S. López.
García Mellid: Proceso a los Falsificadores de la Historia del Paraguay
Herrera: El Drama del 65, la Culpa Mitrista
O'Leary, Juan: El Mariscal Francisco Solano López 
Pomer: Guerra del Paraguay. Estado, Política y Negocios
Resquín: Datos Históricos de la Guerra del Paraguay contra la Triple Alianza
Rosa José María: Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas 
Thompson: La Guerra del Paraguay 
 Whigham Thomas- La Guerra de la Triple Alianza

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