Por Ernesto Palacio
"El estudioso de la política debe ser (o
debe tratar de ser) sociólogo e historiador, a la vez que conocedor del
alma humana; y el político actuante no pierde nada, sino que gana mucho,
cuando se halla impregnado de esa sabiduría. El hábito mental del
historiador se asemeja al del político, y por esto no es rara la
coincidencia de ambas actividades, a partir del precedente ilustre del
César."
"Para el conocimiento de la realidad política, es menester contar con la tendencia natural del espíritu humano a forjarse metas ideales, lo cual resulta un estímulo para la acción y un factor necesario del progreso. El hombre es un animal mitómano y vive en gran parte de quimeras." (op. cit., p.23)
"La realidad se venga así de quienes la desconocen. Llena está la historia de ejemplos libertarios que engendraron tiranías, de tentativas de ordenación que desencadenaron licencia desenfrenada." (p.23)
"La historia es el resultado del choque de los sueños con la realidad: la desilusión es su trama. Pero nuestra mente no se cansa nunca de proyectar en ella brillantes que palidecen una vez fijadas, porque están sujetas a la imperfección de la materia. La acción política está expuesta a todos los riesgos, a toda la imperfección de la humanidad, de la contingencia, como el arte, como todo lo que sale de manos del hombre , que construye en el tiempo fugitivo. La respuesta definitiva a los ideólogos consiste en proclamar que el hombre no puede crear paraísos y que la ciudad humana no logrará nunca ser más que pálida e imperfecta imagen de la ciudad de Dios. El desconocimiento de esta verdad por soberbia ideológica, el afán perfeccionista (como en el ejemplo de la convención francesa revolucionaria) suele acarrear como castigo el convertir a la sociedad en una especie de infierno. qui veut faire l'ange fait la bête, dijo Pascal*" (p. 24)
*en inglés: "who wants to play the angel plays the beast", en castellano: "el que quiere jugar al ángel hace de bestia"
"El hombre de Estado impone sus principios, mitigados por la experiencia, vuelve a la sociedad a su quicio natural, restablece la continuidad cultural e histórica y deja sucesión en el tiempo." (p.28)
"El saber político es saber humanista. Y recíprocamente, la formación humanística, lograda por la frecuentación de las obras maestras de la literatura universal, otorga por añadidura, por lo que enseña sobre el alma humana, la capacidad de juzgar con cordura sobre los fenómenos políticos; muchos más, desde luego, que la formación jurídica que versa sobre fórmulas y no sobre hechos. La cultura jurídica sólo da frutos cuando está injerta en la formación humanista y se halla vivificada por su savia, que arrastra la más vasta y refinida experiencia del género humano." (p.29)
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