Rosas

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martes, 5 de mayo de 2020

De la destitución de Arturo Frondizi a la Presidencia de Facto de Alejandro Lanusse (1962-1973)


Por el Prof. Julio R. Otaño
Guillermo O'Donnell ofreció un análisis del colapso de las democracias en América del Sur en la década de los sesenta. Argumentó que la forma de autoritarismo experimentada por América del Sur a partir de la década de 1960 era novedosa porque estaba basada en tecnócratas modernos y en una organización militar profesionalizada (Fuerzas, en lugar de políticos populistas o hombres fuertes militares tradicionales. Para capturar este carácter distintivo, acuñó el término "autoritarismo burocrático". En América del Sur, arguyó O'Donnell, la industrialización no generó democracia, sino autoritarismo burocrático.
Arturo Frondizi - Wikipedia, la enciclopedia libreJosé María Guido - Wikipedia, la enciclopedia libreArturo Umberto Illia - Wikipedia, la enciclopedia libre
El “populismo” o “Gobiernos Populares” en América Latina
La expresión «populismo» se utiliza a veces con un criterio demasiado amplio, despectivo y vago, haciendo referencia a todo gobierno que por sus objetivos cuenta con el apoyo de ciertos sectores populares.  En ciertos escritos periodísticos o científicos neoliberales o de la izquierda trotskysta se utiliza el término «populismo» como sinónimo de un Estado interventor y asistencialista que controla los servicios públicos, nacionaliza empresas, alienta el proceso de industrialización a través de regulaciones, subsidios y protección aduanera, y usa el gasto público con fines políticos. Es decir, designa a todo lo que es contrario a las actuales políticas neoliberales.   Estos critican la cuestión del liderazgo al que denominan demagógico, las relaciones clientelistas y la supuesta manipulación de las masas. 
Para los escritores nacionalistas el término correcto es de “Gobiernos Populares” y ellos llaman a los gobiernos Neoliberales “oligarcas” dando a entender que son Conservadores en lo político y librecambistas en lo económico negándose a compartir un poco más equitativamente sus grandes ingresos. Destacando que la vinculación entre masa y líder es en gran medida carismática.  Se ha generalizado, sobre todo en América Latina, para designar movimientos políticos con fuerte apoyo popular pero que no buscan realizar transformaciones muy profundas del orden de dominación existente; Fue una experiencia típica de la etapa de sustitución de importaciones, cuando los grupos empresarios planteaban políticas contrarias a las clases dominantes agroexportadoras, por lo que buscaron la alianza popular. Caracteriza a los gobiernos latinoamericanos que –entre 1930 y 1960– llevaron adelante políticas de nacionalización económica, con el objetivo de promover el desarrollo con proyectos industrialistas como en los casos de México (Cárdenas), Brasil (Vargas) y Argentina (Perón), producir una redistribución del ingreso y mejorar las condiciones de los sectores populares.  Los populismos  o Gobiernos Populares son experiencias de democracia directa, de participación. Son antiliberales, no antidemocráticos. 
Objetividad y subjetividad en el estudio de la historia argentina reciente: En el terreno de la historia política no existen ni la neutralidad ni la objetividad imparcial: quien lo afirme puede que no sea totalmente sincero o consciente del lugar ideológico de donde provienen sus apreciaciones o interpretaciones.  Por todo esto; resulta difícil abordar el tema del peronismo en la Argentina, dado que, si uno no es extranjero, parece prácticamente imposible que no esté vinculado histórica, política o afectivamente con los «peronistas» o los «antiperonistas».  El Peronismo gobernó la Argentina entre 1946 y 1955. Fue reemplazado por la llamada “revolución Libertadora (Los peronistas la llaman revolución fusiladora: POR LOS FUSILAMIENTOS DE JUNIO DE 1956 EN José león Suárez y en la Penitenciaría Nacional, ante un fallido intento de exigir elecciones libres) quien proscribirá electoralmente a Perón y a su movimiento durante 18 años hasta 1973.  Estos años se encuentran caracterizados por la ingerencia casi total de las Fuerzas Armadas en la vida social, económica y política.  En su obra "Modernización y autoritarismo burocrático" (1973) Guillermo O'Donnell ofreció un análisis pionero del colapso de las democracias en América del Sur en la década de los sesenta. Argumentó que la forma de autoritarismo experimentada por América del Sur a partir de la década de 1960 era novedosa porque estaba basada en tecnócratas modernos y en una organización militar profesionalizada, en lugar de políticos populistas o hombres fuertes militares tradicionales. Para capturar este carácter distintivo, acuñó el término "autoritarismo burocrático". En América del Sur, arguyó O'Donnell, la industrialización no generó democracia, sino autoritarismo burocrático.  La siguiente fase de la investigación de O'Donnell se centró en la desaparición del autoritarismo y las transiciones a la democracia en los 80. La investigación de O'Donnell desde principios de la década de 1990 exploró la cuestión de la calidad de la democracia. Para resaltar la especificidad de los países latinoamericanos contemporáneos y las deficiencias de sus democracias, propuso el concepto de democracia delegativa, mediante el cual se refería a una forma de gobierno democrático que concentraba el poder en manos de los presidentes electos, y los asociados.
PRESIDENCIAS DE JOSÉ MARÍA GUIDO Y ARTURO HUMBERTO  ILLIA (1962-1966)                                                                                                                                                Arturo Frondizi era un abogado correntino de extracción radical (UNIÓN CÍVICA RADICAL INTRANSIGENTE) que tras un acuerdo con Juan D. Perón (estaba en Venezuela y su partido será prohibido hasta 1973) llegó a ser Presidente tras imponerse a su ex compañero Ricardo Balbín (UNIÓN CÍVICA RADICAL DEL PUEBLO) en las elecciones de 1958. Pero fue un Presidente muy condicionado por los sectores más reaccionarios de las Fuerzas Armadas y en 1962 será DESTITUIDO POR UN GOLPE DE ESTADO Y ENVIADO PRISIONERO A LA ISLA MARTÍN GARCÍA.                                                                                                                   El presidente del Senado Dr. José María Guido logró ser nombrado Presidente anticipándose al general golpista Poggi quien tuvo que resignarse.  Pronto se advirtió que se enfrentaban dentro del ejército dos corrientes opuestas: los legalistas y los gorilas netos, llamados azules y colorados respectivamente; el Gral. Juan Carlos Onganía encarnó a los legalistas o azules y luego de derrotar a los colorados restableció el orden en el ejército.  En 1963 se celebraron elecciones (el peronismo continuaba prohibido) y Perón ordenó la abstención o voto en blanco) y entonces triunfó la U.C.R DEL PUEBLO CON UN POCO más DEL 22% DE LOS VOTOS, CON LA fórmula ARTURO ILLIA-CARLOS PERETTE. Arturo Humberto Illia (1900-1983):  político y médico argentino, presidente de la República (1963-1966). Nació en Pergamino, Buenos Aires. Abandonó la profesión médica por la política. Senador provincial (1936), vicepresidente del Senado (1938) y diputado nacional (1948), fue elegido en 1963 presidente de la República como candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo. El triunfo de los justicialistas en las elecciones legislativas de 1965 y el rechazo al regreso de Juan Domingo Perón provocaron el golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía (1966) que le derrocó. Murió en 1983 en Buenos Aires   Es considerado un gran demócrata y honestísimo Jefe de Estado.
Fracasó en su intento de llevar a cabo ciertas reformas económicas y sociales por falta de apoyo parlamentario y por la oposición militar y justicialista.  Uno de los primeros actos del gobierno de Illia fue la anulación de los contratos petroleros firmados por Frondizi, que consideró ilegales.  A pesar de aparecer en las caricaturas de las revistas opositoras como una tortuga, por su supuesta lentitud provinciana, Illia dinamizó la economía, logrando que el producto bruto interno (PBI) creciera en un 10% en 1964-   La salud y la educación fueron atendidas con mejores partidas presupuestarias y en las universidades el clima de libertad académica permitió mejorar el nivel educativo.  En este contexto, fue enviado al Parlamento una novedoso proyecto de Ley de Medicamen­tos, que limitaba el accionar de los poderosos la­boratorios multinacionales.
El Presidente Illia | Frases sabiasPese a sus logros, Illia estaba muy condiciona­do por los factores de poder que mantenían una rígida postura frente al peronismo y presionaban para que siguiera proscripto. El empresariado entendía que el presidente se apartaba de las prácticas liberales tradicionales de reducción de la inversión en rubros como salud y educación.    Comenzaron entonces a conspirar con los sectores golpistas del Ejército, a los que se sumaron sectores gremiales y la mayoría de la prensa.  Los dirigentes sindicales peronistas, encabe­zados por el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, acosaron a Illia con paros y planes de lucha.
El 29 de mayo de 1966, día del Ejército, el general Pistarini le puso plazo al golpe: 30 días Alrededor de las cinco de la mañana del 28 de junio de 1966, irrumpen en su despacho el general Alsogaray y los coroneles Perlinger, González, Miatello, Prémoli y Corbetta. Diálogo entre el Presidente y el sedicioso General Julio Alzogaray :   Alsogaray: Soy el general Alsogaray y vengo a cumplir órdenes del Comandante en Jefe.
lllia: El comandante en Jefe soy yo. Mi autoridad emana de la Constitución que nosotros hemos cumplido y que usted ha jurado cumplir. A lo sumo, usted es un general sublevado.
Alsogaray: En representación de las Fuerzas Armadas, vengo a pedirle que abandone este despacho.  Illia: Usted no representa a las Fuerzas Armadas, solo representa a un grupo de insurrectos. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos, que, como los bandidos, aparecen de madrugada.
Alsogaray: Lo invito a retirarse. No me obligue a usar la violencia.
Illia: ¿De qué violencia me habla? La violencia la acaban de desatar ustedes. El país les recriminará siempre esta usurpación.
El único jefe supremo de las Fuerzas Armadas soy yo. Ustedes son los insurrectos. ¡Retírese! (Una hora más tarde regresan los coroneles encabezados por Perlinger, que replantea el ultimátum)
Perlinger: Doctor Illia, en nombre de las Fuerzas Armadas vengo a decirle que está destituido. Illia: Traiga esas fuerzas.(Perlinger se retira y regresa a las 7 y 25 con doce integrantes de la Guardia de la Policía Federal).
Illia: Yo sé que su conciencia le va a reprochar lo que está haciendo.
Perlinger: Usaremos la fuerza.
Illia: Es lo único que tienen.
El redactor de la proclama revolucionaria fue Alvaro Alsogaray, hermano del Gral. golpista Julio y que mantenía fluidos contactos con la embajada de los EE.UU. 
Guido e illia
PRESIDENCIA DE FACTO DE JUAN CARLOS ONGANÍA (1966-1970)   El gral. Onganía designo Ministro de Economía a Adalbert Krieger Vasena y este respondía a los intereses de los monopolios extranjeros radicados en la Argentina y de los grupos nacionales vinculados a dichos intereses.  Para poder hacerlo Onganía reprimió toda tentativa sindical y política.  Su primera medida fue disolver los partidos y prohibir la vida política del país.  Además, cortó las barbas  a pintores y estudiantes y prohibió la ópera “Bomarzo”; apaleo profesores en la noche de los “bastones largos”, estableció una rígida censura literaria y artística, estableció la ley contra el marxismo y al estallar una huelga en los portuarios les envió a la prefectura.  Cuando los ferroviarios iniciaron protestas ordenó que se les rebajara a 120.000 obreros y empleados una categoría en sus sueldos.   Toleró al sindicalismo “negociador”  expresado por VANDOR (peronista independiente) KriegerVasena estableció:
Congelamiento de salarios
Créditos a los grupos económicos más importantes (extranjeros)
Sistemática destrucción de la pequeña y mediana industria (sin créditos)
Postuló “la economía abierta” en un mundo de “economía cerrada”
Krieger respaldó importaciones innecesarias y suntuarias permitiendo el egreso de miles de millones de dólares.   El plan para Tucumán desmanteló la más importante industria sin sustituirla por otras: más de 250.000 tucumanos emigraron de su tierra.  La desolación castigaría también a Chaco, Formosa, Corrientes, y Santiago del Estero.   El séquito de tecnócratas de Harvard que rodea a Krieger no alcanzaron a comprender la situación de miseria del interior, hasta que llegaron a Buenos Aires las noticias del movimiento de protesta surgido el 29 de mayo de 1969: “el cordobazo”.   Al día siguiente de su renuncia como Ministro Krieger fue contratado por la empresa de Alimentos estadounidense DELTEC con un sueldo de 100.000 dólares mensuales.
Durante su presidencia es asesinado: Ernesto “Che” Guevara (1928-1967), revolucionario y líder político sudamericano, cuya negativa a adherirse tanto al capitalismo como al comunismo ortodoxo, le convirtió en un héroe de los nuevos grupos izquierdistas que surgieron en la década de 1960. Ernesto Guevara (Che es el sobrenombre por el que pasó a ser conocido) nació en el seno de una familia de clase media de Rosario (Argentina) y obtuvo el doctorado en medicina por la Universidad de Buenos Aires en 1953. Convencido de que la revolución era la única solución posible para acabar con las injusticias sociales existentes en Iberoamérica. En 1954 marchó a México, donde se unió al Movimiento 26 de Julio, grupo integrado por revolucionarios cubanos exiliados a las órdenes de Fidel Castro. A finales de la década de 1950, jugó un importante papel en la lucha de guerrillas iniciada por Castro contra el dictador cubano Batista. Cuando Castro llegó al poder en 1959 tras el triunfo de la Revolución Cubana, Guevara fue nombrado ministro de Industria (1961-1965). Opuesto enérgicamente a la influencia estadounidense en el Tercer Mundo, su presencia fue decisiva en el régimen de Castro y en el acercamiento del régimen cubano al bloque comunista, abandonando los tradicionales lazos que habían unido a Cuba con Estados Unidos. Guevara escribió Relatos de la guerra revolucionaria en Cuba (1961) y Diario de campaña en Bolivia (1968), dos libros sobre la lucha guerrillera en los que defendió los movimientos revolucionarios de base campesina en los países en vías de desarrollo. Desapareció de Cuba en 1965, reapareciendo al año siguiente en Bolivia, como líder de los campesinos y mineros bolivianos contrarios al gobierno militar. Fue capturado por el Ejército boliviano y fusilado cerca de Vallegrande el 9 de octubre de 1967).
 La noche de los bastones largos        El agente de la CIA que enterró los restos del Ché asegura que el ...
Onganía adhirió a la Doctrina de la Seguridad Nacional auspiciada en América Latina por los Estados Unidos frente al peligro comunista (estamos en plena guerra fría)  ponía el acento en la persecución de los opositores; y, según ella, los enemigos estaban fron­teras adentro de los países latinoamericanos.  En lo educativo, Onganía decretó la inter­vención a las universidades nacionales y la "depuración" académica, que consistía en expulsar de las casas de altos estudios a los profesores opositores, sin importar su nivel académico.   Las universidades nacionales fueron intervenidas y ocupadas militarmente el 29 de julio de 1966, en el episodio que se conoce como la "noche de los bastones largos", en la que cientos de profe­sores, alumnos y no docentes, que ocupaban varios de los edificios de las facultades de Buenos Aires en defensa de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, fueron salvajemente golpeados por miembros de la Guardia de Infan­tería de la Policía Federal, enviados por Onga­nía.  La consecuencia de esta noche negra para la cultura nacional fue el despido y la renuncia de 700 de los mejores profesores de las universi­dades argentinas, que continuaron sus brillantes carreras en el exterior.   De esas casas de estudio, salieron en esos años figuras de la cien­cia y de la cultura que prestigiaron la Argentina en todo el mundo.  Sin embargo, la "noche de los bastones largos" dio comienzo a una verda­dera "fuga de cerebros" y a una etapa de crisis en los claustros académicos de la cual estos no se recuperarían nunca.
Los sectores vinculados con la producción agropecuaria se encontraron entre los beneficiarios de la política económica llevada adelante por Onganía.  En agosto de 1968, las 62 Organizaciones re­sumieron las principales demandas del movi­miento obrero: pleno empleo, control de los costos, nacionalización de los depósitos bancarios, interrupción de las relaciones con el FMI (Fondo Monetario Internacional), cancelación de todos los contratos petrolíferos con empresas extranjeras y denuncia de todos los acuerdos que otorgaran privilegios al capital extranjero.  Sin embargo, en el interior del sindicalis­mo peronista, no todos estaban de acuerdo en confrontar abierta y permanentemente. Desde la época del gobierno de Frondizi fue creciendo la figura del líder de los metalúrgicos: Augusto Timoteo Vandor.  El "vandorismo" constituyó un estilo de conducción sindical caracterizado por la pretensión de transformar al peronismo en un partido político de base sindical independizado de la tutela de Perón (por ese entonces, radicado en Madrid) y por el control de la actividad gremial a partir de un autoritarismo que ignoraba la voluntad de gran parte de los trabajadores que decía representar.   Tres actos determinaron la caída de Onganía:
Los levantamientos populares cuyo centro fue el “cordobazo”: la protesta se dirigía contra Onganía, las fuerzas armadas y la destrucción de la economía.
El asesinato de Vandor secretario de la UOM: quien era un gran dirigente sindical que tenía un proyecto peronista pero independiente de Perón. Sus asesinos se integraron más tarde a la organización terrorista montoneros A pesar de ser el sindicalista más importante de su tiempo su viuda trabajó como enfermera para poder subsistir.
Secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu: echo reivindicado por montoneros (Firmenich)
El Cordobazo  La represión de Onganía originó gran descontento en Córdoba, donde existía una estrecha relación entre los estudiantes y los obreros de las grandes fábricas instaladas en el cordón industrial, ya que muchos trabajadores estudiaban en la Uni­versidad de Córdoba.  Este hecho, sumado a la constitución de un movimiento obrero muy combativo, surgido con posterioridad al peronismo al calor de las corrientes de ideas revolu­cionarias de los años 60, llevaron a que el pro­ceso de politización creciera notablemente tan­to en las fábricas como en las facultades.  Los trabajadores de la CGT de Córdoba, li­berada por Elpidio Torres, de la industria auto­motriz, nucleados en la SMATA liderados por. Rene Salamanca, y los de Luz y Fuerza, conducidos por Agustín Tosco, convocaron a un paro activo con movilización, por 36 horas a partir de las 10 de la mañana del 29 de mayo, en coincidencia con la celebración del día del Ejército. Inmediatamente, los estudiantes adhirieron a la medida de fuerza.  Por la mañana del 29 ya podían verse las grandes columnas de obreros y estudiantes que se fueron acercando al centro de Córdoba.  La represión policial se cobró la primera víctima, en el obrero Máximo Mena.  Este hecho aumentó la indignación de los huelguistas, que formaron; barricadas y desbordaron la represión de la policia, que debió retirarse perseguida por los manifestantes.  La ciudad fue controlada por ellos durante unas 20 horas en las que se produjeron incendios y roturas de vidrieras de las principales empresas multinacionales instaladas en Córdoba, el gobierno encargó la represión después de algunas horas y varios enfrentamientos. Agustín Tosco y Elpidio Torres fueron encarcelados.
Cordobazo - Wikipedia, la enciclopedia libreEL CORDOBAZO: La rebelión popular que apuró el fin del gobierno de ...
Desde los hechos de Córdoba, el Ejército, mediante el General Lanusse venía presionando a Onganía para que tomara conciencia de la gravedad de la situa­ción nacional: en ella, ya no cabía su proyecto de dictadura autoritaria y paternalis­ta sin plazos, cuyo modelo era el régimen instaurado por Franco en España. El se­cuestro y asesinato del general Aramburu, llevado a cabo por los Montoneros, y la incapacidad del gobierno para esclarecer el hecho fueron el detonante para un nue­vo golpe interno. El 28 de abril de 1970 el comandante en jefe del ejército Lanusse envió un memorándum al presidente Onganía, expresando las inquietudes de los altos mandos del ejército. Presentaba un tono crítico del cuadro general de la situación argentina, y señalaba el fracaso de la política económica, cuyos resultados se traducían en “la quiebra de la paz social, el quebrantamiento de la pequeña y mediana industria; la desnacionalización de empresas netamente argentinas; el sometimiento del país a intereses financieros extranjeros; la crisis de la empresa agraria y el estancamiento del desarrollo del país”. El memorándum mencionaba también la “orientación antinacional en el campo económico, que no deja de impactar a grandes sectores de la opinión”. 
La muerte de Aramburu – SEGÚN MONTONEROS
Publicado en La Causa Peronista Nº 9 con fecha 3 de septiembre de 1974, Mario Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu.
"ERA LA UNA y MEDIA DE LA TARDE DEL 29 DE MAYO DE 1970. Las radios de todo el país Interrumpieron su programación para dar cuenta de una noticia que poco después conmovería al país. "Habría sido secuestrado el Teniente General Pedro Eugenio Aramburu.  Era el 29 de mayo de 1970. El día en que el Onganiato festejaba por última vez el Día del Ejército. El día en que el pueblo festejaba el primer aniversario del Cordobazo. Habían nacido los Montoneros. Su objetivo ejercer la justicia revolucionaria contra el más inteligente de los cabecillas de la Libertadora. Porque si Rojas fue la figura más acabada del gorilismo, Pedro Eugenio Aramburu fue, en cambio, su cerebro y artífice. En Aramburu, el pueblo había sintetizado al antipueblo.   El vasco era responsable directo de los bombardeos a la Plaza de Mayo, de las persecuciones y las torturas. Aramburu era culpable directo, además, del fusilamiento de 27 patriotas durante la represión brutal de Junio del 56.   Sobre él ejerció Montoneros la justicia de ese pueblo.  Aramburu fue, además, culpable de un delito que a los peronistas los había herido e indignado como pocas veces se indignó este pueblo.   Aramburu había sido el artífice del robo y desaparición del cadáver de la compañera Evita. El pueblo lo sabía. sin tener que preguntarle a nadie, que Aramburu era culpable de ese robo y de la mutilación del cuerpo de la Abanderada de los Trabajadores. Su recuperación, uno de los objetivos fundamentales del Aramburazo, no se pudo lograr. La negativa del "fusilador" a confesar, amparándose en un pacto "de honor" con otros gorilas, impidió que Montoneros supiera exactamente el paradero del cuerpo.  El último objetivo del Aramburazo se inscribía en la situación política que vivía el país en aquel momento. Aramburu conspiraba contra Onganía. Pero el proyecto de Aramburu para reemplazar el régimen corporativista de Onganía era políticamente más peligroso. Aramburu se proponía lo que luego se llamó el Gran Acuerdo Nacional, la integración del peronismo al sistema liberal. En 1970 era un agente hábil del Imperialismo, un hombre que intenta vaciar al peronismo de contenido popular, en una maniobra eleccionaria de trampa. Usar al "peronismo de corbata" y a los traidores que aparecían como dirigentes para aniquilar al Movimiento, para aislar definitivamente al General de los peronistas.
"MARIO: El ajusticiamiento de Aramburu era un viejo sueño nuestro. Concebimos la operación a comienzos de 1969. Había de por medio un principio de justicia popular-una reparación por los asesinatos de junio del 56-, pero además queríamos recuperar el cadáver de Evita, que Aramburu había hecho desaparecer.
"ARROSTITO: La casa operativa era la que alquilábamos Fernando Abal Medina y yo, en Bucarelli y Ballivián, Villa Urquiza. Allí teníamos un laboratorio fotográfico. La noche del 28 de mayo, Fernando lo llamó a Aramburu por teléfono, concertando una entrevista.   Fernando y el Gordo subieron un piso más disfrazados de militares.  Los atendió la mujer del General. No le infundieron dudas: eran oficiales del Ejército. Los invitó a pasar, les ofreció café mientras esperaban que Aramburu terminara de bañarse. Al fin apareció sonriente impecablemente vestido.  Tomó café con ellos mientras escuchaba complacido el ofrecimiento de custodia que le hacían esos jóvenes militares A Maza le descubrió enseguida el acento: "Usted es cordobés". "Si, mi general".  Las cortesías siguieron un par de minutos mientras el café se enfriaba, y el tiempo también y los dos muchachos agrandados se paraban y desenfierraban, y la voz cortante de Fernando dijo: Mi General, usted viene con nosotros.  "Así. Sin mayores explicaciones. A las nueve de la mañana.  "¿SI se resistía? Lo matábamos. Ese era el plan, aunque no quedara ninguno de nosotros vivos.  En toda mi vida operativa no recuerdo una vía de escape más sencilla que esta. Fue un paseo. El único punto que nos preocupaba era la Gral. Paz, pero la pasamos sin problemas.  Aramburu no habló en todo el viaje salvo cuando los compañeros tuvieron que buscar el bidón en la oscuridad. A la una de la tarde la radio empezó a hablar del presunto secuestro. Ya estábamos a mitad de camino.  Metimos a Aramburu en un dormitorio, y ahí mismo esa noche le iniciamos el juicio.  Lo sentamos en una cama y Fernando le dijo:"-General Aramburu, usted está detenido por una organización revolucionaria peronista, que lo va a someter a juicio revolucionarlo. Recién ahí pareció comprender. Pero lo único que dijo fue:
"-Bueno.
"Su actitud era serena. Si estaba nervioso, se dominaba. Fernando lo fotografió así, sentado en la cama, sin saco ni corbata, contra la pared desnuda. Pero las fotos no salieron porque se rompió el rollo en la primera vuelta.
"Para el juicio se utilizó un grabador. Fue lento y fatigoso porque no queríamos presionarlo ni intimidarlo y él se atuvo a esa ventaja, demorando las respuestas a cada pregunta, contestando. "no sé", " de eso no me acuerdo", etc.
"El primer cargo que le hicimos fue el fusilamiento del General Valle y los otros patriotas que se alzaron con él, el 9 de junio de 1956. Al principio pretendió negar. Dijo que cuando sucedió eso él estaba de viaje en Rosario. Le leímos sílaba a sílaba los decretos 10.363 y 10.364, firmados por él, condenando a muerte a los sublevados. Le leímos la crónica de los fusilamientos de civiles en Lanús y José León Suárez.  No tenía respuesta. Finalmente reconoció: "Y bueno, nosotros hicimos una revolución, y cualquier revolución fusila a los contrarrevolucionarios."
"Le leímos la conferencia de prensa en que el Almirante Rojas acusaba al general Valle y los suyos de marxistas y de amorales. Exclamó "Pero yo no he dicho eso!" Se le preguntó si de todos modos lo compartía. Dijo que no. Se le preguntó si estaba dispuesto a firmar eso.  El rostro se le aclaró quizá porque pensó que la cosa terminaba ahí. "Si era por esto, me lo hubieran pedido en mi casa", dijo, e inmediatamente firmó una declaración en que negaba haber difamado a Valle y los revolucionarios del 56. Esa declaración se mandó a los diarios, y creo que apareció publicada en Crónica.
"El segundo punto del juicio a Aramburu versó sobre el golpe militar que él preparaba y del que nosotros teníamos pruebas, lo negó terminantemente, Cuando le dimos datos precisos sobre su enlace con un general en actividad, dijo que era "un simple amigo". Sobre esto, frente al grabador, fue imposible sacarle nada. Pero apenas se apagaba el grabador compartiendo con nosotros una comida o un descanso, admitía que la situación del régimen no daba para más, y que sólo un gobierno de transición -para el que él se consideraba capacitado para ejercer- podía salvar la situación. Su proyecto era, en definitiva, el proyecto del GAN, que luego impulsaría Lanusse: la integración pacifica del peronismo a los designios de las clases dominantes.
"Es posible que las fechas se me confundan, porque los que llevamos el juicio adelante fuimos tres: Fernando, el otro compañero y yo.  De todas manera yo creo que el tema de Evita surgió el segundo día del juicio, el 31 de mayo. Lo acusábamos, por supuesto, de haber robado el cadáver.
Se paralizó. Por medio de morisquetas y gestos bruscos se negaba a hablar, exigiendo por señas qua apagáramos el grabador. Al fin, Fernando lo apagó.
"Sobre ese tema no puedo hablar", dijo Aramburu, "por un problema de honor. Lo único que puedo asegurarles es que ella tiene cristiana sepultura".
"Insistimos en saber qué había ocurrido con el cadáver. Dijo que no se acordaba. Después intentó negociar: él se comprometía a hacer aparecer el cadáver en el momento oportuno, bajo palabra de honor. "Insistimos. Al fin dijo: "Tendría que hacer memoria." "Bueno, haga memoria."
 A los tirones contó la historia verdadera: el cadáver de Eva Perón estaba en un cementerio de Roma, con nombre falso, bajo custodia del Vaticano. La documentación vinculada con el robo del cadáver estaba en una caja de seguridad del Banco Central a nombre del coronel Cabanillas. Más que eso no podía decir, porque su honor se lo impedía.
"Era ya la noche del 1ro. de junio. Le anunciamos que el Tribunal iba a deliberar. Desde ese momento no se le habló más. Lo atamos a la cama. Preguntó por qué. Le dijimos que no se preocupara. A la madrugada Fernando le comunicó la sentencia: "General, el Tribunal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser ejecutado en media hora.
"Ensayó conmovernos. Habló de la sangre que nosotros, muchachos jóvenes, íbamos a derramar. Cuando pasó la media hora lo desamarramos, lo sentamos en la cama y le atamos las manos a la espalda. Pidió que le atáramos los cordones de los zapatos. Lo hicimos. Preguntó si se podía afeitar. Le dijimos que no había utensilios. Lo llevamos por el pasillo interno de la casa en dirección sótano. Pidió un confesor. Le dijimos que no podíamos traer un confesor porque las rutas estaban controladas.  "Si no pueden traer un confesor" -dijo-, ¿cómo van a sacar mi cadáver?"  "Avanzó dos o tres pasos más. "¿Qué va a pasar con mi familia?" Preguntó. Se le dijo que no había nada contra ella, que se le entregarían sus pertenencias.
"El sótano era tan viejo como la casa, tenía setenta años. Lo habíamos usado la primera vez en febrero del 69, para enterrar los fusiles expropiados en el Tiro Federal de Córdoba. La escalera se bamboleaba. Tuve que adelantarme para ayudar su descenso.  Le pusimos un pañuelo en la boca y lo colocamos contra la pared. El sótano era muy chico y la ejecución debía ser a pistola.  "Fernando tomó sobre sí la tarea de ejecutarlo. Para él, el jefe debía asumir siempre la mayor responsabilidad. A mí me mandó arriba a golpear sobre una morsa con una llave, para disimular el ruido de los disparos.
"General -dijo Fernando-, vamos a proceder, -Proceda - dijo Aramburu. "Fernando disparó la pistola 9 milímetros al pecho, Después hubo dos tiros de gracia, con la misma arma y uno con una 45. Fernando lo tapó con una manta. Nadie se animó a destaparlo mientras cavábamos el pozo en que íbamos a enterrarlo."Después encontramos en el bolsillo de su saco lo que había estado escribiendo la noche del 31. Empezaba con un relato de su secuestro y terminaba con una exposición de su proyecto político. Describía a sus secuestradores como jóvenes peronistas bien intencionados pero equivocados. Eso confirmaba a su juicio, que si el país no tenía una salida institucional, el peronismo en pleno se volcaría a la lucha armada. La salida de Aramburu era una réplica exacta del GAN de Lanusse. Este manuscrito y el otro en que Aramburu negaba haber difamado a Valle, fueron capturados por la policía en el allanamiento a una quinta en González Catán. El gobierno de Lanusse no los dio a publicidad. Que Dios Nuestro Señor se apiade de su alma. ¡Perón o Muerte! ¡Viva la Patria!”."

La horrorosa trama detrás del secuestro y asesinato de Pedro ... Juicio y muerte a Aramburu | Página12
Opinión de un partidario de Aramburu: por Bartolomé de Vedia De la Redacción de La Nación.  No hay muchos casos en la historia argentina comparables al de Pedro Eugenio Aramburu de cuyo secuestro -perpetrado el 29 de mayo de 1970 por una banda de terroristas y asesinos que oscilaban entre el fanatismo criminal y el oportunismo político.  Presidente de la Nación durante un gobierno de facto situado en el centro mismo de episodios políticos turbulentos la imagen que perdura de él es la de un hombre público profundamente identificado con el ideal republicano. A diferencia de otros generales que accedieron al poder por la vía irregular del golpe de Estado, Aramburu no tenía el más mínimo rasgo que recordara a un militar autoritario al contrario, tenía los modales -y la convicción- de un auténtico demócrata.   Su nombre alcanzó plena notoriedad pública el 13 de noviembre de 1955. Ese día, una representación de jefes de las tres fuerzas armadas de la Nación se trasladó a la residencia oficial de Olivos para expresarle al presidente Eduardo Lonardi su disconformidad con el rumbo que estaba imprimiendo el gobierno de la Revolución Libertadora, el movimiento que dos meses antes había derrocado a Perón Lonardi presentó su renuncia a la jefatura del Estado y ese mismo día el general de división Pedro Eugenio Aramburu se convirtió en el nuevo presidente de los argentinos .  Nacido en Río Cuarto, Córdoba, en 1903, Aramburu había ingresado en el Colegio Militar en 1919. Promovido a coronel en 1947 y a general de división en 1954, había conspirado largamente contra Perón. En septiembre de 1955, cuando Lonardi se trasladó a Córdoba para iniciar el levantamiento, Aramburu tomó a su cargo la misión de sublevar la guarnición de Curuzú Cuatiá, en la provincia de Corrientes. Fracasó en su objetivo pero la entereza con que combatió contra las fuerzas leales a Perón le valieron el respeto de todos los sectores.  Se desempeñó como presidente de la República durante algo más de dos años: desde el 13 de noviembre de 1955 hasta el 1º de mayo de 1958. Su gestión es recordada, fundamentalmente, por el fervor con que luchó por la restauración del republicanismo histórico previo a las reformas de Perón Derogó la Constitución reeleccionista y estatista de 1949 y restableció la vigencia del texto histórico de 1853/60, decisión que fue convalidada más tarde por una convención constituyente . Prometió entregar el poder lo antes posible a un presidente elegido por el pueblo. Asumió públicamente el compromiso de que ninguno de los militares que ocupaban cargos en su gobierno aceptaría candidaturas cuando se convocase a elecciones .   Si hay algo que no puede retacearse es el reconocimiento de que Aramburu hizo pleno honor a la palabra empeñada . El 1º de mayo de 1958, en efecto, entregó los atributos del poder a Arturo Frondizi, el candidato elegido por la ciudadanía, a pesar de que se trataba de un notorio opositor a su gobierno.  La presidencia (dictadura) de Aramburu merece ser recordada, además, por otros motivos: restableció la autonomía universitaria, que Perón había suprimido ; eliminó las pesadas restricciones que pesaban sobre el periodismo independiente , dio pasos firmes hacia el saneamiento de la economía , eliminó los principales focos de corrupción moral que el régimen depuesto había dejado como herencia y produjo una apertura cultural que dio renovado impulso a la vida universitaria, a la cinematografía, al teatro y a todas las actividades vinculadas con la creación artística .   Es cierto que el gobierno de Aramburu carga con el baldón de haber fusilado al general Juan José Valle y a otros militares que se sublevaron con él en junio de 1956 -y también a grupos de civiles, ejecutados en la clandestinidad- , pero la opinión pública siempre tuvo la sensación  de que la responsabilidad por esas trágicas decisiones no recayó únicamente sobre los hombros del presidente de facto   Después de transferir el poder a Frondizi, el general nacido en Río Cuarto adoptó la decisión -y la cumplió cabalmente- de mantenerse apartado y en completo silencio ante los avatares de la vida pública nacional .Cuando en 1963 -ya derrocado Frondizi por las Fuerzas Armadas- el presidente provisional José María Guido convocó a nuevas elecciones presidenciales, la candidatura de Aramburu surgió como un reclamo espontáneo de vastos sectores ciudadanos Su figura era una reserva moral a la que muchos argentinos querían recurrir Aramburu fue candidato a presidente por dos partidos: la Unión del Pueblo Argentino (Udelpa), que nació expresamente para postular su nombre, y la Democracia Progresista . Efectuadas las elecciones, resultó triunfador el candidato radical, Arturo Illia . Pero Aramburu obtuvo, computando todas las boletas encabezadas por su nombre, un millón trescientos mil votos.  El 29 de mayo de 1970 la opinión pública tomó conocimiento de un hecho estremecedor: Aramburu había sido secuestrado de su domicilio por un grupo de terroristas. Dos de los secuestradores habían entrado en su departamento disfrazados de militares. El país tuvo la sensación de que se empezaba a vivir una pesadilla. Y no se equivocaba. El secuestro de Aramburu era el preámbulo de lo que iba a venir: una década signada por el horror y la violencia.   La incertidumbre por el destino del teniente general duró bastante más de un mes. El 17 de julio de 1970, como resultado de una trabajosa investigación, fue hallado su cuerpo sin vida, oculto en una cavidad abierta en el piso de una casona del pueblo de Timote, ubicado en el partido de Carlos Tejedor, en la provincia de Buenos Aires. La policía y la Justicia fueron armando el rompecabezas del perverso crimen. Se supo, así, que Aramburu había sido asesinado por sus captores entre el 31 de mayo y el 1º de junio, es decir, uno o dos días después de consumado su secuestro. Los detalles del infame asesinato fueron proporcionados por los propios criminales en 1974, en un reportaje desbordante de cinismo y arrogancia. Por ese testimonio macabro se supo que Aramburu había afrontado la muerte con admirable dignidad .Quienes quisieron suprimirlo del escenario político fracasaron en su intento. Su figura siguió más viva que nunca en la memoria pública , que hoy lo evoca como un gobernante de auténtica sensibilidad republicana y como un ciudadano de ejemplar calidad moral

MONTONEROS  Los fundadores de la organización montoneros procedían de un variado espectro ideológico y político, aunque en su núcleo inicial, predominaron activistas del nacionalismo Católico. Algunos de sus dirigentes han sido Fernando Abal Medina, Norma Arrostito, Sabino Navarro, Fernando Vaca Narvaja, Mario Firmenich, Rodolfo Galimberti y Carlos Ramus. El secuestro y asesinato de Aramburu en 1970, fue la acción que dio vida pública a Montoneros, una organización peronista en la que confluyeron diferentes tendencias, desde la Católica Nacionalista hasta la Marxista. Ellos mismos se autoproclamaron "los soldados de Perón". Los "montos" estaban convencidos de que su acción armada, con el concurso de la movilización popular, permitiría el regreso de Perón a la Argentina. Para ellos el líder justicialista encabezaría un movimiento de liberación que culminaría con el triunfo del "Socialismo Nacional".  
 Todas las organizaciones provenientes de la Juventud Peronista pusieron al frente de la lucha por el retorno de Juan Domingo Perón, a su vez, se estructuraron en torno a la imagen de Evita.  

 Nació en 1967 como una rama de la juventud peronista. Su línea política ponía el acento en el trabajo de base   en las fábricas y los barrios, al que pretendía vincular con sus acciones armadas.  

Estaba integrado por grupos provenientes del Nacionalismo Católico

Se separó del movimiento Tacuara en 1963. Agrupaba a los sectores del Nacionalismo Católico que intentaban acercarse a la izquierda peronista.

 Fue la organización   guerrillera más importante de todas las que se inclinaban por el Peronismo. Al asumir la autoría del secuestro y asesinato del general Pedro. E Aramburu por su papel en el derrocamiento de Perón en 1955 y los fusilamientos de militares y civiles en 1956 demostraron la fuerza y magnitud política del movimiento.  

Un mes más tarde, el 27 de mayo de 1970 en Olivos tuvo lugar una reunión de los altos mandos del ejército con el presidente Onganía, que fue calificada por el comandante en jefe del ejército Lanusse, como “una gran catástrofe nacional”.   El 8 de junio Lanusse emitió un comunicado, afirmando que el ejército no seguiría extendiendo un “cheque en blanco” al gobierno, hecho que provocó su relevo por el presidente Onganía y que Lanusse se negó a aceptar.  Quedó así en evidencia que Onganía ya no tenía más poder sobre las fuerzas armadas. La Junta de Comandantes en Jefe, integrada por el teniente general Lanusse, el almirante Pedro Gnavi y el brigadier general Carlos Alberto Rey resolvió su destitución y asumió el mando.
PRESIDENCIA DE LEVINGSTON (1970/1971)  Lanusse y sus compañeros eligieron un nuevo Presidente en la figura del agregado militar en EE.UU, Gral. Roberto Levingston; aclarándole previamente que su autoridad estaba subordinada a la “Junta de comandantes”. Levingston comenzó por pelearse con casi todos los ministros. Encima comenzó a pronunciarse contra los políticos (estos lograron el permiso para reunirse en la denominada Hora del pueblo y buscaba una salida democrática y electoral, luego de un acuerdo telefónico entre Balbín y Perón).  El mejor Ministro de Levingston, el radical Ferrer aprovechó el momento político e intentó reorientar el crédito hacia la industria nacional, dictar la Ley Compre Nacional y adoptar otras medidas protectoras.   El gigantesco poder de compra del estado era entendido como una palanca de crecimiento de la empresa privada nacional.  Al misma tiempo disminuía los créditos bancarios a Bunge y Born y rehusaba créditos a la inmobiliaria Lanusse y Cía, primos del Comandante en Jefe. Balbín señalaba irónicamente “Levingston lo primero que señaló fue ‘no tan pronto’ ahora nos hablan de 4 o 5 años, sin decir desde cuando se cuenta. Cuando llegan al poder ponen a un Ministro, luego a otro y otro sucesivamente....”.   Las rencillas personales y las zancadillas que se practicaban entre sí el Presidente Levingston y el General Lanusse finalizaron con la destitución del primero y el reemplazo por el segundo.  Comenzaba el tercer round.....Onganía, Levingston y Lanusse
Roberto Marcelo Levingston(San Luis, 1920 -2015) General y político argentino. Adscrito al servicio de inteligencia del Ejército en 1947 y al del Estado en 1956, fue enviado a Washington como agregado militar y representante argentino ante la Junta Interamericana de Defensa. Perteneció al sector legalista de las Fuerzas armadas que apoyaron la entrega del poder a los civiles en 1963. Tras el derrocamiento del general Onganía en 1970, fue llamado por la Junta militar para que se hiciera cargo de la presidencia, pero su incapacidad para resolver los problemas sociales y económicos y su intento de destituir al general A. Lanusse como comandante en jefe del Ejército motivaron su defenestración en 1971.
Alejandro Agustín Lanusse(Buenos Aires, 1918- 1996) Político y militar argentino que fue presidente de la República (1971-1973). En 1951 fue encarcelado durante 4 años en Río Gallegos por haber participado en un pronunciamiento contra el general Perón. Intervino en el golpe militar que llevó al poder a Juan Carlos Onganía (1963) y fue designado comandante en jefe del Ejército, aunque posteriormente apoyó la destitución de Onganía y Marcelo Levingston (1971). Designado presidente, Lanusse y por la crisis económica y política debió normalizar la vida pública, autorizó los partidos políticos y convocó elecciones en 1973, que fueron ganadas por el peronista Héctor José Cámpora.
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PRESIDENCIA DE LANUSSE (1971/1973) Cultura y sociedad en los 760 y 70: estuvieron marcadas por la internacionalización de la cultura y el desarrollo de la industria cultural. Las producciones generadas en el centro del sistema capitalista se propagaron rápidamente hacia la periferia.   En la Argentina, algunas de esas producciones (como la minifalda, los Beatles, los Rolling Stones, el cine “de protesta” y el “de reflexión”) tuvieron un vigoroso impacto entre los sectores juveniles.   La cultura y sociedad en los años sesenta y setenta, estuvieron plasmados por el protagonismo de los jóvenes. El deseo de cambios revolucionarios y la necesidad de adoptar actitudes radicales, vanguardistas y de ruptura con el sistema, fueron las notas distintivas de la cultura de una gran parte de la sociedad en aquellos años.  Casi ninguna esfera de la vida cultural estuvo ajena a ese espíritu cuestionador y de transformación de todo lo existente, en el que se entremezclaron las influencias procedentes del exterior con posiciones que reivindicaban las raíces nacionales y populares.  Una generación joven de rockeros, folcloristas, artistas de vanguardia, intelectuales y militantes políticos fue la expresión de esos anhelos y utopías.  Los intelectuales que acordaban con esta corriente plantearon como alternativa un pensamiento antiimperialista, que debía buscar sus raíces e identidad en la cultura latinoamericana. El resultado de esta re orientación ideológica fue  la formación de una corriente de pensamiento que se conoció como “izquierda nacional”.   En esta nueva corriente confluyeron escritores, poetas, novelistas y periodistas, entre otros Leopoldo Marechal, Arturo Jauretche, Rodolfo Walsh, Francisco Urondo, Juan Gelman, Humberto Constantini, los hermanos Cedrón; filósofos, historiadores, y ensayistas, como Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo L. Edualde, José María Rosa, Jorge A. Ramos. Todos ellos provenían de diferentes corrientes ideológicas y políticas, pero compartían la necesidad de expresar un ideal revolucionario “nacional y popular”, que se integrara con las “luchas por la liberación de los pueblos”. La noción de “socialismo nacional” fue la fórmula que expresó de manera sintética sus anhelos de vincular el pensamiento y la teoría marxista  con la experiencia política peronista de la clase obrera argentina, a la que consideraban el sujeto revolucionario.  Los intelectuales revisaron la historia argentina buscando las claves de interpretación en las luchas populares contra la dominación colonial. Se reivindicó la Historia de Juan Manuel de Rosas y de los caudillos federales. La revisión de la experiencia peronista incluyó la valoración de la figura de Eva Perón, que se transformó en un mito revolucionario. La izquierda peronista la exaltó en sus banderas con la consigna “Si Evita viviera sería montonera
La radicalización política que se intensificó en la década del 1970 y este conjunto de influencias ideológicas favorecieron la aceptación de la violencia como un camino legítimo para transformar un orden social considerado injusto. La violencia constituyó un elemento constante en la cultura política argentina de aquellos años, al mismo tiempo que la democracia política aparecía desjerarquizada, luego de muchos años de proscripciones y gobiernos militares y civiles ilegítimos. Para amplios sectores de la sociedad argentina en los años sesenta y setenta, la violencia política era un fenómeno cotidiano, al que se aceptaba como normal e inevitable. Se hizo de uso frecuente la expresión “la violencia de arriba engendra la violencia de abajo”, para justificar el derecho del oprimido a liberarse del opresor. La violencia, “en manos del pueblo” fue considerada por muchos como sinónimo de justicia.
La televisión: La televisión en la Argentina se inicia en 1951, respondiendo a una política estatal desarrollada por el gobierno de Juan Domingo Perón. De la mano de Jaime Yankelevich, la primera transmisión tuvo lugar desde LR 3 Radio Belgrano, con los mismos locutores que hasta el momento trabajaban para la emisora. Con una antena instalada en el Ministerio de Obras Públicas y el discurso de Eva Perón en los actos centrales de la Plaza de Mayo, fue inaugurado oficialmente el pionero Canal 7. Pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares y la novedad fue compartida en bares, cafés y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces había sido esencialmente radioescucha. Precisamente, fueron locutores radiales quienes pronto se convirtieron en primeras figuras del nuevo medio: Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Prince, Adolfo Salinas, Pinky (Lidia Elsa Satragno) y Antonio Carrizo.   En el único canal estatal se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo que en aquel momento atravesaba su época de oro: el teatro, con dos funciones diarias, y el cine, con una cuantiosa producción de títulos. Los programas se emitían por la noche y en vivo, modalidad que dio lugar al más frondoso anecdotario de equivocaciones y obstáculos. 
HISTORIA DE LA TELEVISION ARGENTINA,PARTE TRES
El primer formato de producción nacional fue el telenoticioso, al que seguirían los musicales y los programas culinarios con la mítica figura de Petrona C. de Gandulfo. La grilla televisiva se completaba con series norteamericanas de media hora de duración, como Patrulla del camino, El llanero solitario o Cisco Kid. A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino se pusieron en pantalla las primeras telenovelas;  En la programación general, en tanto, la oferta comenzó a ampliarse: se impusieron los periodísticos con figuras como Blackie; las comedias de asunto familiar con Mirtha Legrand, Ángel Magaña, Jorge Salcedo y Osvaldo Miranda; y los shows musicales con la presentación de cantantes solistas. Al mismo tiempo, la exhibición de series norteamericanas se extendió a una hora de duración y así se impuso en la Argentina el mítico lejano Oeste con Cheyene, o Caravana.   Los aparatos receptores de la década inicialmente habían sido importados hasta que comenzó la producción nacional; En 1959 diez cronistas de radio y televisión fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas (APTRA).  
A fin de año se realizó la entrega del primer premio: “El gaucho”, una escultura de Perlotti. Entre los ganadores se destacó Narciso Ibáñez Menta, primer actor y director del ciclo Obras Maestras del Terror. Al año siguiente, ya bautizada la estatuilla con el nombre de “Martín Fierro”, APTRA distinguió a Tato Bores, un actor clásico del humor político que mantendría su vigencia hasta los 90, con interrupciones impuestas por la censura de distintos gobiernos.     En 1960 iniciaron sus transmisiones desde Buenos Aires los canales 9 Cadete y 13 Proartel (TV PRIVADA), con escasos cuatro meses de diferencia. Surgieron otros en el interior del país, en especial en Rosario y en Mar del Plata; en 1961 lo hizo Teleonce y en 1966, Canal 2 de La Plata.   Se trató de una época de gran expansión del medio basada en una programación diversificada, en adelantos técnicos notables que permitieron la grabación en carreteles de cinta sin cortes, en la ofensiva publicitaria que deshechó las viejas placas estáticas y comercializó directamente los segundos de aire por medio de gerencias comerciales de los propios canales y en una industria que comenzaba a crecer a su sombra y a retroalimentar su funcionamiento: las revistas especializadas (TV Guía, Canal TV y Antena TV) y las mediciones de audiencia –rating–. Estas últimas dan cuenta de que los programas cómicos (Felipe, Viendo a Biondi, Telecómicos, La Nena); las telenovelas (El amor tiene cara de mujer, La Familia Falcón); las series (El fugitivo,  Bonanza, Ruta 66 o La caldera del diablo) y comedias norteamericanas (El show de Dick Van Dyke, Yo quiero a Lucy, Los 3 chiflados) se encuentran entre las preferencias del público.
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Crecieron también los productos destinados a segmentos particulares de la población: los programas infantiles (Disneylandia, Lassie, Rin Tin Tin, Titanes en el ring, Las Aventuras del Capitán Piluso y Coquito, El flequillo de Balá); los femeninos (Buenas tardes, mucho gusto; Dr. Cándido Pérez, señoras). Sin embargo, esta segmentación no descartó los programas ómnibus del fin de semana (el pionero Sábados circulares de Pipo Mancera; Domingos de mi ciudad, luego convertido en Feliz Domingo, un clásico de los estudiantes secundarios) de gran impacto receptivo.  El 20 de julio de 1969 se cubrió la llegada del hombre a la luna y en septiembre se inauguró la primera antena parabólica o estación terrestre (vía satélite de Balcarce).   La década se cerró con la entrega del "Martín Fierro" por primera vez a la producción radial y televisiva del interior y con el éxito de programas, hoy ya clásicos, como Los Campanelli, Telenoche –conducido por Mónica Cahen D´Anvers y Andrés Percivale– y Almorzando con Mirtha Legrand.
En 1972 a partir de la promulgación de la Ley Nacional de Telecomunicaciones se creó el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER). Dos años después los canales privados pasaron a manos del Estado Nacional.  En el transcurso de la década continuó creciendo la oferta segmentada: musicales para el público joven (Música en libertad, Alta Tensión) y para un público mayor (Grandes valores del tango, Asado con cuentos con Luis Landriscina), las grandes transmisiones deportivas (las peleas de box de Monzón y Galíndez y el Mundial 74), los programas cómicos (Hiperhumor, Operación Ja Ja, El chupete, Porcelandia), los relacionales de Roberto Galán (Si lo sabe cante y Yo me quiero casar… ¿y usted?) y los unitarios de factura dramática entre los que se destacaba especialmente Cosa Juzgada, dirigido por David Stivel con uno de los mejores elencos de la escena nacional.   Las telenovelas por su parte, comenzaron a ocupar la franja nocturna, horario que hasta el momento les había sido ajeno. Se sucedieron los grandes éxitos de Alberto Migré (Rolando Rivas, taxista; Pobre Diabla; Dos a quererse; Piel naranja), mientras el público consagraba a nueva figuras formadas o entrenadas en el medio: Soledad Silveyra, Claudio García Satur, Beatriz Taibo, Arturo Puig, María de los Ángeles Medrano, Claudio Levrino y Arnaldo André, entre otros.  Paralelamente los canales del interior comenzaron a incorporar las máquinas Ampex, recibiendo la programación de Capital Federal en diferido y a veces filmada de la pantalla. La escasa calidad en la definición de la imagen más allá de los 60 kilómetros de la antena transmisora, llevó a la creación de los pioneros circuitos cerrados de televisión en los pequeños pueblos, germen de lo que luego sería la TV por cable.
EL ROCK AND ROLL EN EL RÍO DE LA PLATA  El rock hasta los años ochenta debió afrontar severas dificultades de orden tecnológico solo superadas por el esfuerzo y la creatividad de los técnicos y músicos locales. Si en el rock argentino hay una santísima trinidad, sus integrantes son Charly Garcia, Luis Alberto Spinetta y León Gieco.  Todos son "hijos" de la camada de Litto Nebbia, Vox Dei, Manal, Moris y Tanguito, que abrieron el camino. a la vez. está claro que la influencia de Spinetta y García generó en parte la estética de Fito Paez y que la de Andrés Calamaro reconoce importantes aportes de todos los pioneros. A Spinetta le queda bien el papel de poeta disconforme consigo mismo, Gieco es el dueño de la conciencia social y Garcia se comportó desde el principio como el cronista. En buena parte de la obra de Charly puede leerse entre líneas y a veces directamente las dificultades, represiones, ideales, sueños frustrados y esperanzas de la sociedad argentina.  El primero de Charly:  Sui Géneris, entre 1970 y 1975, en un turbulento período de la vida política argentina que quedó reflejado en su tercer disco, "Instituciones", una serie de canciones pensadas como una crítica a la fuerzas armadas, la censura, el matrimonio, la salud, la familia, la justicia, la iglesia que sufrió fuetes problemas de censura en su momento. Su segundo grupo "La máquina de hacer pájaros" (1976-1978) y su tercer grupo "SerúGirán" (1978-1983) . Este último considerado por su formación en cuarteto, la amplitud para abordar géneros y su enorme popularidad el equivalente argentino de los Beatles. Coincidiendo con el fin de la dictadura Garcia inició una carrera solista que mantiene hasta hoy.
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El lema “paz y amor” fue una respuesta de jóvenes norteamericanos a la política imperial de agresión al pueblo vietnamita. El amor libre pasó a ser un patrimonio de las nuevas generaciones. La introducción en el mercado mundial de las pastillas anticonceptivas produjeron una revolución en los hábitos sexuales. La procreación – al menos en las clases medias urbanas – pasó a ser una actividad más propia del orden de la planificación racional que del azar.
Lanusse asumió el poder persuadido que el ejército debía abandonar el poder, pero tenía dos  exigencias:
1)Preservar al ejército de la indignación popular 2)Impedir la elección de Perón
Lanusse buscó negociar con Perón (seguía en España). Así nació el GAN.  Este acuerdo consistía en un compromiso para que a cambio de una reivindicación histórica de la figura de Perón, la devolución de sus bienes y de la legalidad del partido peronista, Perón apoyaría la candidatura a Presidente Constitucional del propio Lanusse.  Perón cortó bruscamente las negociaciones en junio de 1972. Lanusse lanzó entonces una acusación al exiliado: “a Perón le falta el cuero para volver”.  El 7 de noviembre de 1972  Héctor J. Cámpora anuncia que Perón regresará al país el 17 del mes en curso. Simultáneamente, el líder publica en todos los diarios argentinos una solicitada dirigida «A los compañeros peronistas» confirmando su vuelta.  16 de noviembre de 1972 – El gobierno de facto despliega gran cantidad de efectivos militares en torno al aeropuerto a pesar de lo cual se le hace imposible contener a los miles de militantes que consiguen cruzar el río Matanza bajo una fuerte lluvia.  Esa noche, el DC-8 Giuseppe Verdi de Alitalia parte desde Roma con 154 pasajeros con destino Roma – Dakar – Buenos Aires.        En esos tiempos no era habitual contratar aviones grandes (este era un Boeing 707) para vuelos fuera de rutina, tal como hoy hacen no los partidos políticos pero sí algunas agencias de viajes mayoristas. Perón ya había intentado volver al país en 1964 en un vuelo de línea junto a unos pocos acompañantes (Isabel Perón, Jorge Antonio, Andrés Framini, Augusto Vandor) y no había podido pasar de Río de Janeiro.  En 1972 tendría un centenar y medio de acompañantes y avión completo.  El «chárter», funcionaba como anillo protector, si bien constituía, antes que nada, una demostración política. (Se temía que el avión fuera derribado por la fuerza aérea) En el justicialismo se suponía, no sin razón, que Perón solo era más vulnerable que Perón rodeado de figuras destacadas: JUAN DOMINGO PERON, MARIA ESTELA MARTINEZ DE PERON; HECTOR CAMPORA; CARLOS SAUL MENEM; ANTONIO CAFIERO; JOSE LOPEZ REGA TODOS POLÍTICOS; LORENZO MIGUEL SINDICALISTA; LEONARDO FAVIO DIRECTOR DE CINE; SERGIO VILLARRUEL PERIODISTA; CARLOS MUGICA SACERDOTE; JOSE FRANCISCO SANFILIPPO FUTBOLISTA. ERNESTO FATIGATTI MILITAR; RAUL MATERA MEDICO; MARTHA LYNCH. Escritora; MARILINA ROSS. Actriz y cantante; HUGO DEL CARRIL. Fue actor, director y cantante de tangos. Grabó la Marcha Peronista.  Sin que nada lo hiciese esperar, Perón regresó inesperadamente el 17 de noviembre. El Ejército quedó mudo de estupor. Le sobraba el cuero y tenía «resto » el gran viejo. Acto seguido, el aeropuerto de Ezeiza fue rodeado por miles de soldados armados y la zona, controlada por decenas de tanques de guerra. Perón permaneció un mes en el país y regresó a Madrid el 16 de diciembre. ¿Qué había ocurrido? Sus consejeros le habían señalado que en las Fuerzas Armadas se gestaba un cambio favorable hacia el jefe justicialista.
 En segundo término juzgaron que la presencia de Perón en la Argentina reproduciría en el fervor del pueblo, otro 17  de octubre, sostenido nuevamente por las Fuerzas Armadas.   Pero nada de eso ocurrió. Las tres fuerzas permanecieron en perfecta disciplina, junto a sus mandos reaccionarios. Las grandes masas populares no se movilizaron hacia Ezeiza, excepción hecha de algunos miles de jóvenes, recién llegados al peronismo, que pugnaron por recibir al proscripto legendario.   El lunes 20 de noviembre, Perón convocaba a los jefes de los partidos políticos en el restaurante «Nino» e iniciaba una tentativa de nuclear a todas las fuerzas para exigir un comicio legítimo. Todo fue inútil. Los viejos partidos, incluido el partido peronista y la CGT, tanto como la CGE, temían profundamente a los generales, que a su vez vivían aterrados por el pueblo.     En vísperas de su partida, designó a Cámpora como su candidato. Perón imaginó que sería vetado por Lanusse, ya que a su delegado personal le cabían las mismas tachas seudolegales que inhibían la presentación de su propio nombre.
 Justamente en el momento en que su influencia era más notable y que hasta los hijos de sus adversarios se habían adherido al peronismo, se le impedía ser Presidente.   Convoca Lanusse a elecciones para marzo de 1973, estableciendo la legalización de los partidos políticos. Diversos grupos: FAR, Montoneros y el ERP DESARROLLARON una actividad múltiple: asaltos de bancos, secuestros de empresarios, eliminación de militares y policías etc. impregnando de violencia la vida argentina entre 1970 y 1973. 
Perón designó como candidato de su partido a H. Cámpora; este cotejaría electoralmente con la UCR, ES DECIR, Ricardo Balbín, el socialista Américo Ghioldi, y los candidatos militares: Francisco Manrique y Ezequiel Martínez.  El 11 de marzo la formula peronista sin Perón  reunía 5 millones de votos. Lanusse sintió el veredicto como una gran derrota.
 Aquel día en el que Perón logró juntar a Rucci y a Montoneros | Perfil  Archivo:Perón - Balbin.jpg - Wikipedia, la enciclopedia libre


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