Por el Prof. Julio R. Otaño
Guillermo O'Donnell ofreció un análisis del colapso de las democracias en América del Sur en la década de los sesenta. Argumentó que la forma de autoritarismo experimentada por América del Sur a partir de la década de 1960 era novedosa porque estaba basada en tecnócratas modernos y en una organización militar profesionalizada (Fuerzas, en lugar de políticos populistas o hombres fuertes militares tradicionales. Para capturar este carácter distintivo, acuñó el término "autoritarismo burocrático". En América del Sur, arguyó O'Donnell, la industrialización no generó democracia, sino autoritarismo burocrático.
El “populismo” o “Gobiernos Populares” en América Latina
La
expresión «populismo» se utiliza a veces con un criterio demasiado amplio,
despectivo y vago, haciendo referencia a todo gobierno que por sus objetivos
cuenta con el apoyo de ciertos sectores populares. En ciertos
escritos periodísticos o científicos neoliberales o de la izquierda trotskysta
se utiliza el término «populismo» como sinónimo de un Estado interventor y
asistencialista que controla los servicios públicos, nacionaliza empresas,
alienta el proceso de industrialización a través de regulaciones, subsidios y
protección aduanera, y usa el gasto público con fines políticos. Es decir, designa a todo lo que es
contrario a las actuales políticas neoliberales. Estos critican la cuestión del liderazgo
al que denominan demagógico, las relaciones clientelistas y la supuesta
manipulación de las masas.
Para los
escritores nacionalistas el término correcto es de “Gobiernos Populares” y
ellos llaman a los gobiernos Neoliberales “oligarcas”
dando a entender que son Conservadores
en lo político y librecambistas en lo económico negándose a compartir un
poco más equitativamente sus grandes ingresos. Destacando que la vinculación
entre masa y líder es en gran medida carismática. Se ha generalizado, sobre todo en América
Latina, para designar movimientos políticos con fuerte apoyo popular pero que
no buscan realizar transformaciones muy profundas del orden de dominación
existente; Fue una experiencia típica de la etapa de sustitución de
importaciones, cuando los grupos empresarios planteaban políticas contrarias a
las clases dominantes agroexportadoras, por lo que buscaron la alianza popular.
Caracteriza a los gobiernos latinoamericanos que –entre 1930 y 1960– llevaron
adelante políticas de nacionalización
económica, con el objetivo de promover el desarrollo con proyectos
industrialistas como en los casos de México (Cárdenas), Brasil (Vargas) y
Argentina (Perón), producir una redistribución del ingreso y mejorar las
condiciones de los sectores populares.
Los populismos o Gobiernos
Populares son experiencias de democracia directa, de participación. Son
antiliberales, no antidemocráticos.
Objetividad y subjetividad en el estudio
de la historia argentina reciente: En el terreno de la
historia política no existen ni la neutralidad ni la objetividad imparcial:
quien lo afirme puede que no sea totalmente sincero o consciente del lugar
ideológico de donde provienen sus apreciaciones o interpretaciones. Por todo esto; resulta difícil abordar el
tema del peronismo en la Argentina, dado que, si uno no es extranjero, parece prácticamente imposible que no esté
vinculado histórica, política o afectivamente con los «peronistas» o los
«antiperonistas». El Peronismo gobernó la Argentina entre
1946 y 1955. Fue reemplazado por la llamada “revolución Libertadora (Los
peronistas la llaman revolución fusiladora: POR LOS FUSILAMIENTOS DE
JUNIO DE 1956 EN José león Suárez y en la Penitenciaría Nacional, ante un
fallido intento de exigir elecciones libres)
quien proscribirá electoralmente a Perón y a su movimiento durante 18 años
hasta 1973. Estos años se encuentran
caracterizados por la ingerencia casi total de las Fuerzas Armadas en la vida
social, económica y política. En su obra
"Modernización y autoritarismo burocrático" (1973) Guillermo
O'Donnell ofreció un análisis pionero del
colapso de las democracias en América del Sur en la década de los sesenta. Argumentó
que la forma de autoritarismo experimentada por América del Sur a partir de la
década de 1960 era novedosa porque estaba basada en tecnócratas modernos y en
una organización militar profesionalizada, en lugar de políticos populistas o
hombres fuertes militares tradicionales. Para capturar este carácter
distintivo, acuñó el término "autoritarismo
burocrático". En América del Sur, arguyó O'Donnell, la
industrialización no generó democracia,
sino autoritarismo burocrático. La
siguiente fase de la investigación de O'Donnell se centró en la desaparición
del autoritarismo y las transiciones a la democracia en los 80. La
investigación de O'Donnell desde principios de la década de 1990 exploró la
cuestión de la calidad de la democracia.
Para resaltar la especificidad de los países latinoamericanos contemporáneos y
las deficiencias de sus democracias, propuso
el concepto de democracia delegativa, mediante el cual se refería a una
forma de gobierno democrático que concentraba
el poder en manos de los presidentes electos, y los asociados.
PRESIDENCIAS DE JOSÉ MARÍA GUIDO Y ARTURO
HUMBERTO ILLIA (1962-1966)
Arturo
Frondizi era un abogado correntino de extracción radical (UNIÓN CÍVICA
RADICAL INTRANSIGENTE) que tras un acuerdo con Juan D. Perón (estaba en
Venezuela y su partido será prohibido hasta 1973) llegó a ser Presidente tras
imponerse a su ex compañero Ricardo Balbín (UNIÓN CÍVICA RADICAL DEL PUEBLO)
en las elecciones de 1958. Pero fue un Presidente muy condicionado por los
sectores más reaccionarios de las Fuerzas Armadas y en 1962 será DESTITUIDO
POR UN GOLPE DE ESTADO Y ENVIADO PRISIONERO A LA ISLA MARTÍN GARCÍA.
El presidente del Senado Dr.
José María Guido logró ser nombrado Presidente anticipándose al general
golpista Poggi quien tuvo que
resignarse. Pronto se advirtió que se
enfrentaban dentro del ejército dos
corrientes opuestas: los legalistas y los gorilas netos, llamados azules y
colorados respectivamente; el Gral. Juan Carlos Onganía encarnó a los
legalistas o azules y luego de derrotar a los colorados restableció el orden
en el ejército. En 1963 se celebraron
elecciones (el peronismo continuaba prohibido) y Perón ordenó la abstención o
voto en blanco) y entonces triunfó la U.C.R DEL PUEBLO CON UN POCO más DEL 22%
DE LOS VOTOS, CON LA fórmula ARTURO ILLIA-CARLOS PERETTE. Arturo Humberto
Illia (1900-1983): político y médico
argentino, presidente de la República (1963-1966). Nació en Pergamino, Buenos
Aires. Abandonó la profesión médica por la política. Senador provincial
(1936), vicepresidente del Senado (1938) y diputado nacional (1948), fue
elegido en 1963 presidente de la República como candidato de la Unión Cívica
Radical del Pueblo. El triunfo de los justicialistas en las elecciones
legislativas de 1965 y el rechazo al regreso de Juan Domingo Perón provocaron
el golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía (1966) que le derrocó.
Murió en 1983 en Buenos Aires Es
considerado un gran demócrata y honestísimo Jefe de Estado.
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Fracasó en su intento de llevar a cabo ciertas
reformas económicas y sociales por falta de apoyo parlamentario y por la
oposición militar y justicialista. Uno
de los primeros actos del gobierno de Illia fue la anulación de los contratos petroleros firmados por Frondizi, que
consideró ilegales. A pesar de
aparecer en las caricaturas de las revistas opositoras como una tortuga, por su
supuesta lentitud provinciana, Illia
dinamizó la economía, logrando que el producto bruto interno (PBI) creciera en
un 10% en 1964- La salud y la educación
fueron atendidas con mejores partidas presupuestarias y en las universidades el
clima de libertad académica permitió mejorar el nivel educativo. En este contexto, fue enviado al Parlamento
una novedoso proyecto de Ley de Medicamentos, que limitaba el accionar de los
poderosos laboratorios multinacionales.
Pese a sus logros, Illia estaba muy condicionado
por los factores de poder que mantenían una rígida postura frente al peronismo
y presionaban para que siguiera proscripto. El empresariado entendía que el presidente se apartaba de las prácticas
liberales tradicionales de reducción de la inversión en rubros como salud y
educación. Comenzaron entonces a
conspirar con los sectores golpistas del Ejército, a los que se sumaron sectores gremiales y la mayoría de la
prensa. Los dirigentes sindicales
peronistas, encabezados por el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, acosaron a
Illia con paros y planes de lucha.
El 29 de mayo de 1966, día del Ejército, el general
Pistarini le puso plazo al golpe: 30 días Alrededor de las cinco de la mañana
del 28 de junio de 1966, irrumpen en su despacho el general Alsogaray y los
coroneles Perlinger, González, Miatello, Prémoli y Corbetta. Diálogo entre el
Presidente y el sedicioso General Julio Alzogaray : Alsogaray: Soy el general Alsogaray y vengo
a cumplir órdenes del Comandante en Jefe.
lllia: El comandante en Jefe soy yo. Mi autoridad
emana de la Constitución que nosotros hemos cumplido y que usted ha jurado
cumplir. A lo sumo, usted es un general sublevado.
Alsogaray: En representación de las Fuerzas Armadas,
vengo a pedirle que abandone este despacho.
Illia: Usted no representa a las Fuerzas Armadas, solo representa a un
grupo de insurrectos. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores
nocturnos, que, como los bandidos, aparecen de madrugada.
Alsogaray: Lo invito a retirarse. No me obligue a
usar la violencia.
Illia: ¿De qué violencia me habla? La violencia la
acaban de desatar ustedes. El país les recriminará siempre esta usurpación.
El único jefe supremo de las Fuerzas Armadas soy yo.
Ustedes son los insurrectos. ¡Retírese! (Una hora más tarde regresan los
coroneles encabezados por Perlinger, que replantea el ultimátum)
Perlinger: Doctor Illia, en nombre de las Fuerzas
Armadas vengo a decirle que está destituido. Illia: Traiga esas
fuerzas.(Perlinger se retira y regresa a las 7 y 25 con doce integrantes de
la Guardia de la Policía Federal).
Illia: Yo sé que su conciencia le va a reprochar lo
que está haciendo.
Perlinger: Usaremos la fuerza.
Illia: Es lo único que tienen.
El redactor de la proclama revolucionaria fue Alvaro
Alsogaray, hermano del Gral. golpista Julio y que mantenía fluidos contactos
con la embajada de los EE.UU.
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PRESIDENCIA DE FACTO DE JUAN CARLOS ONGANÍA (1966-1970) El gral. Onganía designo
Ministro de Economía a Adalbert Krieger Vasena y este respondía a los intereses
de los monopolios extranjeros radicados en la Argentina y de los grupos
nacionales vinculados a dichos intereses. Para poder hacerlo Onganía reprimió toda
tentativa sindical y política. Su
primera medida fue disolver los partidos y prohibir la vida política del país. Además,
cortó las barbas a pintores y
estudiantes y prohibió la ópera “Bomarzo”; apaleo profesores en la noche de los
“bastones largos”, estableció una rígida censura literaria y artística,
estableció la ley contra el marxismo y al estallar una huelga en los portuarios
les envió a la prefectura. Cuando
los ferroviarios iniciaron protestas ordenó que se les rebajara a 120.000
obreros y empleados una categoría en sus sueldos. Toleró al sindicalismo “negociador” expresado por VANDOR (peronista
independiente) KriegerVasena estableció:
Congelamiento
de salarios
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Créditos a los grupos económicos más
importantes (extranjeros)
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Sistemática
destrucción de la pequeña y mediana industria (sin créditos)
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Postuló “la economía abierta” en un mundo de
“economía cerrada”
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Krieger respaldó importaciones innecesarias y
suntuarias permitiendo el egreso de miles de millones de dólares. El plan para Tucumán desmanteló la más
importante industria sin sustituirla por otras: más de 250.000 tucumanos
emigraron de su tierra. La desolación
castigaría también a Chaco, Formosa, Corrientes, y Santiago del Estero. El
séquito de tecnócratas de Harvard que rodea a Krieger no alcanzaron a
comprender la situación de miseria del interior, hasta que llegaron a Buenos
Aires las noticias del movimiento de protesta surgido el 29 de mayo de 1969:
“el cordobazo”. Al día siguiente de su
renuncia como Ministro Krieger fue contratado por la empresa de Alimentos
estadounidense DELTEC con un sueldo de 100.000 dólares mensuales.
Durante su presidencia es asesinado: Ernesto
“Che” Guevara (1928-1967), revolucionario y líder político sudamericano, cuya negativa a adherirse
tanto al capitalismo como al comunismo ortodoxo, le convirtió en un héroe de los nuevos grupos izquierdistas que
surgieron en la década de 1960. Ernesto Guevara (Che es el
sobrenombre por el que pasó a ser conocido) nació en el seno de una familia de clase media de Rosario (Argentina) y obtuvo
el doctorado en medicina por la Universidad de Buenos Aires en 1953.
Convencido de que la revolución era la única solución posible para acabar con las injusticias
sociales existentes en Iberoamérica. En 1954 marchó a México, donde se unió al Movimiento 26 de Julio, grupo integrado por revolucionarios cubanos
exiliados a las órdenes de Fidel Castro. A finales de la década de 1950, jugó un importante papel en la lucha de guerrillas
iniciada por Castro contra el dictador cubano Batista. Cuando Castro llegó al poder en 1959 tras el triunfo de la Revolución Cubana, Guevara fue nombrado ministro de Industria (1961-1965). Opuesto
enérgicamente a la influencia estadounidense en el
Tercer Mundo, su presencia fue decisiva en el régimen de Castro y en el acercamiento del régimen cubano al bloque comunista, abandonando los tradicionales lazos que
habían unido a Cuba con Estados Unidos. Guevara
escribió Relatos de la guerra revolucionaria en Cuba
(1961) y Diario de campaña en Bolivia (1968), dos libros sobre la lucha
guerrillera en los que defendió los movimientos revolucionarios de base
campesina en los países en vías de desarrollo. Desapareció de Cuba en 1965, reapareciendo al año siguiente en Bolivia, como líder de los campesinos y mineros bolivianos contrarios al gobierno
militar. Fue capturado por el Ejército boliviano y fusilado cerca de Vallegrande el 9 de octubre de 1967).
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Onganía adhirió a la Doctrina de la Seguridad Nacional auspiciada en América Latina por
los Estados Unidos frente al peligro comunista (estamos en plena guerra
fría) ponía el acento en la persecución
de los opositores; y, según ella, los enemigos
estaban fronteras adentro de los países latinoamericanos. En lo educativo, Onganía decretó la intervención a las universidades nacionales y la
"depuración" académica, que consistía
en expulsar de las casas de altos estudios a los profesores opositores, sin
importar su nivel académico. Las
universidades nacionales fueron intervenidas y ocupadas militarmente el 29 de
julio de 1966, en el episodio que se conoce como la "noche de los bastones largos", en la que cientos de
profesores, alumnos y no docentes, que ocupaban varios de los edificios de las
facultades de Buenos Aires en defensa de la autonomía universitaria y la
libertad de cátedra, fueron salvajemente golpeados por miembros de la Guardia
de Infantería de la Policía Federal, enviados por Onganía. La
consecuencia de esta noche negra para la cultura nacional fue el despido y la
renuncia de 700 de los mejores profesores de las universidades argentinas, que
continuaron sus brillantes carreras en el exterior. De esas casas de estudio, salieron en esos
años figuras de la ciencia y de la cultura que prestigiaron la Argentina en
todo el mundo. Sin embargo, la
"noche de los bastones largos" dio comienzo a una verdadera
"fuga de cerebros" y a una etapa de crisis en los claustros
académicos de la cual estos no se recuperarían nunca.
Los sectores vinculados con la producción
agropecuaria se encontraron entre los beneficiarios de la política económica
llevada adelante por Onganía. En agosto
de 1968, las 62 Organizaciones resumieron las principales demandas del movimiento
obrero: pleno empleo, control de los
costos, nacionalización de los depósitos bancarios, interrupción de las
relaciones con el FMI (Fondo Monetario Internacional), cancelación de todos los
contratos petrolíferos con empresas extranjeras y denuncia de todos los
acuerdos que otorgaran privilegios al capital extranjero. Sin embargo, en el interior del
sindicalismo peronista, no todos estaban de acuerdo en confrontar abierta y
permanentemente. Desde la época del
gobierno de Frondizi fue creciendo la figura del líder de los metalúrgicos: Augusto
Timoteo Vandor. El
"vandorismo" constituyó un estilo de conducción sindical
caracterizado por la pretensión de transformar al peronismo en un partido
político de base sindical independizado
de la tutela de Perón (por ese entonces, radicado en Madrid) y por el
control de la actividad gremial a partir de un autoritarismo que ignoraba la
voluntad de gran parte de los trabajadores que decía representar. Tres actos determinaron la caída de Onganía:
Los levantamientos populares cuyo centro fue el “cordobazo”: la
protesta se dirigía contra Onganía, las fuerzas armadas y la destrucción de
la economía.
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El asesinato de Vandor secretario de la UOM: quien era un gran
dirigente sindical que tenía un proyecto peronista pero independiente de
Perón. Sus asesinos se integraron más tarde a la organización terrorista
montoneros A pesar de ser el sindicalista más importante de su tiempo su
viuda trabajó como enfermera para poder subsistir.
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Secuestro y asesinato de Pedro Eugenio
Aramburu: echo reivindicado por montoneros (Firmenich)
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El Cordobazo La
represión de Onganía originó gran descontento en Córdoba, donde existía una
estrecha relación entre los estudiantes y los obreros de las grandes fábricas
instaladas en el cordón industrial, ya que muchos trabajadores estudiaban en la
Universidad de Córdoba. Este hecho,
sumado a la constitución de un movimiento obrero muy combativo, surgido con
posterioridad al peronismo al calor de las corrientes de ideas revolucionarias
de los años 60, llevaron a que el proceso de politización creciera
notablemente tanto en las fábricas como en las facultades. Los trabajadores de la CGT de Córdoba, liberada
por Elpidio Torres, de la industria automotriz, nucleados en la SMATA liderados por. Rene Salamanca, y
los de Luz y Fuerza, conducidos por
Agustín Tosco, convocaron a un paro activo con movilización, por 36 horas a
partir de las 10 de la mañana del 29 de mayo, en coincidencia con la
celebración del día del Ejército. Inmediatamente, los estudiantes adhirieron a
la medida de fuerza. Por la mañana del
29 ya podían verse las grandes columnas de obreros y estudiantes que se fueron
acercando al centro de Córdoba. La
represión policial se cobró la primera víctima, en el obrero Máximo Mena. Este
hecho aumentó la indignación de los huelguistas, que formaron; barricadas y
desbordaron la represión de la policia, que debió retirarse perseguida por los
manifestantes. La ciudad fue
controlada por ellos durante unas 20 horas en las que se produjeron incendios y
roturas de vidrieras de las principales empresas multinacionales instaladas en
Córdoba, el gobierno encargó la represión después de algunas horas y varios
enfrentamientos. Agustín Tosco y
Elpidio Torres fueron encarcelados.
Desde los hechos de Córdoba, el Ejército, mediante el General Lanusse
venía presionando a Onganía para que tomara conciencia de la gravedad de la
situación nacional: en ella, ya no cabía su proyecto de dictadura autoritaria
y paternalista sin plazos, cuyo modelo era el régimen instaurado por Franco en
España. El secuestro y asesinato del general Aramburu, llevado a cabo por los Montoneros, y la incapacidad del
gobierno para esclarecer el hecho fueron el detonante para un nuevo golpe
interno. El 28 de abril de 1970 el comandante en jefe del ejército Lanusse envió un memorándum al presidente
Onganía, expresando las inquietudes de los altos mandos del ejército.
Presentaba un tono crítico del cuadro general de la situación argentina, y
señalaba el fracaso de la política económica, cuyos resultados se traducían en
“la quiebra de la paz social, el
quebrantamiento de la pequeña y mediana industria; la desnacionalización de
empresas netamente argentinas; el sometimiento del país a intereses financieros
extranjeros; la crisis de la empresa agraria y el estancamiento del desarrollo
del país”. El memorándum mencionaba también la “orientación antinacional en
el campo económico, que no deja de impactar a grandes sectores de la
opinión”.
La muerte de Aramburu – SEGÚN MONTONEROS
Publicado en La Causa Peronista
Nº 9 con fecha 3 de septiembre de 1974, Mario
Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu.
"ERA LA UNA y MEDIA DE LA
TARDE DEL 29 DE MAYO DE 1970. Las radios de todo el país Interrumpieron su
programación para dar cuenta de una noticia que poco después conmovería al
país. "Habría sido secuestrado el Teniente General Pedro Eugenio
Aramburu. Era el 29 de mayo de 1970.
El día en que el Onganiato festejaba por última vez el Día del Ejército. El
día en que el pueblo festejaba el primer aniversario del Cordobazo. Habían
nacido los Montoneros. Su objetivo ejercer la justicia revolucionaria contra
el más inteligente de los cabecillas de la Libertadora. Porque si Rojas fue la figura más acabada del gorilismo, Pedro
Eugenio Aramburu fue, en cambio, su cerebro y artífice. En Aramburu, el
pueblo había sintetizado al antipueblo.
El vasco era responsable
directo de los bombardeos a la Plaza de Mayo, de las persecuciones y las
torturas. Aramburu era culpable directo, además, del fusilamiento de 27
patriotas durante la represión brutal de Junio del 56. Sobre él ejerció Montoneros la justicia de
ese pueblo. Aramburu fue, además,
culpable de un delito que a los peronistas los había herido e indignado como
pocas veces se indignó este pueblo.
Aramburu había sido el artífice del robo y desaparición del cadáver de
la compañera Evita. El pueblo lo sabía. sin tener que preguntarle a nadie,
que Aramburu era culpable de ese robo y de la mutilación del cuerpo de la
Abanderada de los Trabajadores. Su recuperación, uno de los objetivos fundamentales
del Aramburazo, no se pudo lograr. La negativa del "fusilador" a
confesar, amparándose en un pacto "de honor" con otros gorilas,
impidió que Montoneros supiera exactamente el paradero del cuerpo. El último objetivo del Aramburazo se
inscribía en la situación política que vivía el país en aquel momento. Aramburu
conspiraba contra Onganía. Pero el proyecto de Aramburu para reemplazar el
régimen corporativista de Onganía era políticamente más peligroso. Aramburu
se proponía lo que luego se llamó el Gran Acuerdo Nacional, la integración
del peronismo al sistema liberal. En 1970 era un agente hábil del
Imperialismo, un hombre que intenta vaciar al peronismo de contenido popular,
en una maniobra eleccionaria de trampa. Usar al "peronismo de corbata"
y a los traidores que aparecían como dirigentes para aniquilar al Movimiento,
para aislar definitivamente al General de los peronistas.
"MARIO: El ajusticiamiento de Aramburu era un viejo sueño nuestro.
Concebimos la operación a comienzos de 1969. Había de por medio un principio
de justicia popular-una reparación por los asesinatos de junio del 56-, pero
además queríamos recuperar el cadáver de Evita, que Aramburu había hecho
desaparecer.
"ARROSTITO: La casa operativa era la que alquilábamos Fernando
Abal Medina y yo, en Bucarelli y Ballivián, Villa Urquiza. Allí teníamos un
laboratorio fotográfico. La noche del 28 de mayo, Fernando lo llamó a
Aramburu por teléfono, concertando una entrevista. Fernando y el Gordo subieron un piso más
disfrazados de militares. Los atendió
la mujer del General. No le infundieron dudas: eran oficiales del Ejército.
Los invitó a pasar, les ofreció café mientras esperaban que Aramburu
terminara de bañarse. Al fin apareció sonriente impecablemente vestido. Tomó café con ellos mientras escuchaba
complacido el ofrecimiento de custodia que le hacían esos jóvenes militares A
Maza le descubrió enseguida el acento: "Usted
es cordobés". "Si, mi general". Las cortesías siguieron un par de minutos
mientras el café se enfriaba, y el tiempo también y los dos muchachos
agrandados se paraban y desenfierraban, y la voz cortante de Fernando dijo: Mi General, usted viene con nosotros. "Así. Sin mayores explicaciones. A
las nueve de la mañana. "¿SI se resistía? Lo matábamos. Ese
era el plan, aunque no quedara ninguno de nosotros vivos. En toda mi vida operativa no recuerdo una
vía de escape más sencilla que esta. Fue un paseo. El único punto que nos
preocupaba era la Gral. Paz, pero la pasamos sin problemas. Aramburu no habló en todo el viaje salvo
cuando los compañeros tuvieron que buscar el bidón en la oscuridad. A la una
de la tarde la radio empezó a hablar del presunto secuestro. Ya estábamos a
mitad de camino. Metimos a Aramburu en
un dormitorio, y ahí mismo esa noche
le iniciamos el juicio. Lo
sentamos en una cama y Fernando le dijo:"-General Aramburu, usted está
detenido por una organización revolucionaria peronista, que lo va a someter a
juicio revolucionarlo. Recién ahí pareció comprender. Pero lo único que dijo
fue:
"-Bueno.
"Su actitud era serena. Si
estaba nervioso, se dominaba. Fernando lo fotografió así, sentado en la cama,
sin saco ni corbata, contra la pared desnuda. Pero las fotos no salieron
porque se rompió el rollo en la primera vuelta.
"Para el juicio se utilizó
un grabador. Fue lento y fatigoso porque no queríamos presionarlo ni
intimidarlo y él se atuvo a esa ventaja, demorando las respuestas a cada
pregunta, contestando. "no sé", " de eso no me acuerdo",
etc.
"El primer cargo que le hicimos fue el fusilamiento del General
Valle y los otros patriotas que se alzaron con él, el 9 de junio de 1956. Al
principio pretendió negar. Dijo que cuando sucedió eso
él estaba de viaje en Rosario. Le leímos sílaba a sílaba los decretos 10.363
y 10.364, firmados por él, condenando a muerte a los sublevados. Le leímos la
crónica de los fusilamientos de civiles en Lanús y José León Suárez. No tenía respuesta. Finalmente reconoció: "Y bueno, nosotros hicimos una
revolución, y cualquier revolución fusila a los contrarrevolucionarios."
"Le leímos la conferencia
de prensa en que el Almirante Rojas acusaba al general Valle y los suyos de
marxistas y de amorales. Exclamó "Pero yo no he dicho eso!" Se le
preguntó si de todos modos lo compartía. Dijo que no. Se le preguntó si
estaba dispuesto a firmar eso. El rostro se le aclaró quizá
porque pensó que la cosa terminaba ahí. "Si era por esto, me lo hubieran
pedido en mi casa", dijo, e inmediatamente firmó una declaración en que
negaba haber difamado a Valle y los revolucionarios del 56. Esa declaración
se mandó a los diarios, y creo que apareció publicada en Crónica.
"El segundo punto del juicio a Aramburu versó sobre el golpe militar que
él preparaba y del que nosotros teníamos pruebas, lo negó
terminantemente, Cuando le dimos datos precisos sobre su enlace con un
general en actividad, dijo que era "un simple amigo". Sobre esto,
frente al grabador, fue imposible sacarle nada. Pero apenas se apagaba el
grabador compartiendo con nosotros una comida o un descanso, admitía que la
situación del régimen no daba para más, y que sólo un gobierno de transición
-para el que él se consideraba capacitado para ejercer- podía salvar la
situación. Su proyecto era, en
definitiva, el proyecto del GAN, que luego impulsaría Lanusse: la integración
pacifica del peronismo a los designios de las clases dominantes.
"Es posible que las fechas
se me confundan, porque los que llevamos el juicio adelante fuimos tres:
Fernando, el otro compañero y yo. De
todas manera yo creo que el tema de
Evita surgió el segundo día del juicio, el 31 de mayo. Lo acusábamos, por
supuesto, de haber robado el cadáver.
Se paralizó. Por medio de
morisquetas y gestos bruscos se negaba a hablar, exigiendo por señas qua
apagáramos el grabador. Al fin, Fernando lo apagó.
"Sobre ese tema no puedo
hablar", dijo Aramburu, "por
un problema de honor. Lo único que puedo asegurarles es que ella tiene
cristiana sepultura".
"Insistimos en saber qué
había ocurrido con el cadáver. Dijo que no se acordaba. Después intentó
negociar: él se comprometía a hacer aparecer el cadáver en el momento
oportuno, bajo palabra de honor. "Insistimos. Al fin dijo: "Tendría
que hacer memoria." "Bueno, haga memoria."
A los tirones contó la historia verdadera: el cadáver de Eva Perón estaba en un
cementerio de Roma, con nombre falso, bajo custodia del Vaticano. La
documentación vinculada con el robo del cadáver estaba en una caja de
seguridad del Banco Central a nombre del coronel Cabanillas. Más que eso no
podía decir, porque su honor se lo impedía.
"Era ya la noche del 1ro.
de junio. Le anunciamos que el Tribunal iba a deliberar. Desde ese momento no
se le habló más. Lo atamos a la cama. Preguntó por qué. Le dijimos que no se
preocupara. A la madrugada Fernando le comunicó la sentencia: "General, el Tribunal lo ha sentenciado a
la pena de muerte. Va a ser ejecutado en media hora.
"Ensayó conmovernos. Habló de la sangre que nosotros, muchachos
jóvenes, íbamos a derramar. Cuando pasó la media hora lo
desamarramos, lo sentamos en la cama y le atamos las manos a la espalda.
Pidió que le atáramos los cordones de los zapatos. Lo hicimos. Preguntó si se
podía afeitar. Le dijimos que no había utensilios. Lo llevamos por el pasillo
interno de la casa en dirección sótano. Pidió un confesor. Le dijimos que no
podíamos traer un confesor porque las rutas estaban controladas. "Si no pueden traer un confesor"
-dijo-, ¿cómo van a sacar mi cadáver?"
"Avanzó dos o tres pasos más. "¿Qué va a pasar con mi
familia?" Preguntó. Se le dijo que no había nada contra ella, que se le
entregarían sus pertenencias.
"El sótano era tan viejo
como la casa, tenía setenta años. Lo habíamos usado la primera vez en febrero
del 69, para enterrar los fusiles expropiados en el Tiro Federal de Córdoba.
La escalera se bamboleaba. Tuve que adelantarme para ayudar su descenso. Le pusimos un pañuelo en la boca y lo
colocamos contra la pared. El sótano era muy chico y la ejecución debía ser a
pistola. "Fernando tomó sobre sí la tarea de ejecutarlo. Para él, el jefe debía
asumir siempre la mayor responsabilidad. A mí me mandó arriba a golpear sobre
una morsa con una llave, para disimular el ruido de los disparos.
"General -dijo Fernando-, vamos a proceder, -Proceda - dijo Aramburu. "Fernando
disparó la pistola 9 milímetros al pecho, Después hubo dos tiros de gracia,
con la misma arma y uno con una 45. Fernando lo tapó con una manta. Nadie se
animó a destaparlo mientras cavábamos el pozo en que íbamos a
enterrarlo."Después encontramos en el bolsillo de su saco lo que había
estado escribiendo la noche del 31. Empezaba con un relato de su secuestro y
terminaba con una exposición de su proyecto político. Describía a sus
secuestradores como jóvenes peronistas bien intencionados pero equivocados.
Eso confirmaba a su juicio, que si el país no tenía una salida institucional,
el peronismo en pleno se volcaría a la lucha armada. La salida de Aramburu
era una réplica exacta del GAN de Lanusse. Este manuscrito y el otro en que Aramburu negaba haber difamado a
Valle, fueron capturados por la policía en el allanamiento a una quinta en
González Catán. El gobierno de Lanusse no los dio a publicidad. Que Dios
Nuestro Señor se apiade de su alma. ¡Perón o Muerte! ¡Viva la Patria!”."
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Opinión de un
partidario de Aramburu: por Bartolomé de Vedia De la Redacción de La Nación. No hay muchos casos en la historia
argentina comparables al de Pedro Eugenio Aramburu de cuyo secuestro
-perpetrado el 29 de mayo de 1970 por una banda de terroristas y asesinos que
oscilaban entre el fanatismo criminal y el oportunismo político. Presidente de la Nación durante un gobierno
de facto situado en el centro mismo de episodios políticos turbulentos la
imagen que perdura de él es la de un hombre público profundamente
identificado con el ideal republicano.
A diferencia de otros generales que accedieron al poder por la vía irregular
del golpe de Estado, Aramburu no tenía el más mínimo rasgo que recordara a un
militar autoritario al contrario, tenía los modales -y la convicción- de un
auténtico demócrata. Su nombre alcanzó plena
notoriedad pública el 13 de noviembre de 1955. Ese día, una representación de
jefes de las tres fuerzas armadas de la Nación se trasladó a la residencia
oficial de Olivos para expresarle al presidente Eduardo Lonardi su
disconformidad con el rumbo que estaba imprimiendo el gobierno de la Revolución
Libertadora, el
movimiento que dos meses antes había derrocado a Perón Lonardi presentó su
renuncia a la jefatura del Estado y ese mismo día el general de división
Pedro Eugenio Aramburu se convirtió en el nuevo presidente de los argentinos . Nacido
en Río Cuarto, Córdoba, en 1903, Aramburu había ingresado en el Colegio
Militar en 1919. Promovido a coronel en 1947 y a general de división en 1954,
había conspirado largamente contra Perón. En septiembre de 1955, cuando Lonardi se
trasladó a Córdoba para iniciar el levantamiento, Aramburu tomó a su cargo la
misión de sublevar la guarnición de Curuzú Cuatiá, en la provincia de
Corrientes. Fracasó en su objetivo pero la entereza con que combatió contra
las fuerzas leales a Perón le valieron el respeto de todos los sectores. Se
desempeñó como presidente de la República durante algo más de dos años: desde
el 13 de noviembre de 1955 hasta el 1º de mayo de 1958. Su gestión es
recordada, fundamentalmente, por el fervor con que luchó por la restauración
del republicanismo histórico previo a las reformas de Perón Derogó la
Constitución reeleccionista y estatista de 1949 y restableció la vigencia del
texto histórico de 1853/60, decisión que fue convalidada más tarde por una
convención constituyente .
Prometió entregar el poder lo antes posible a un presidente elegido por el
pueblo. Asumió
públicamente el compromiso de que ninguno de los militares que ocupaban
cargos en su gobierno aceptaría candidaturas cuando se convocase a elecciones
. Si
hay algo que no puede retacearse es el reconocimiento de que Aramburu hizo
pleno honor a la palabra empeñada .
El 1º de mayo de 1958, en efecto, entregó los atributos del poder a Arturo
Frondizi, el candidato elegido por la ciudadanía, a pesar de que se trataba
de un notorio opositor a su gobierno.
La presidencia (dictadura)
de Aramburu merece ser recordada, además, por otros motivos: restableció la
autonomía universitaria, que Perón había suprimido ; eliminó las pesadas
restricciones que pesaban sobre el periodismo independiente , dio pasos firmes hacia el
saneamiento de la economía , eliminó
los principales focos de corrupción moral que el régimen depuesto había
dejado como herencia y produjo una apertura cultural que dio renovado impulso
a la vida universitaria, a la cinematografía, al teatro y a todas las
actividades vinculadas con la creación artística . Es
cierto que el gobierno de Aramburu carga con el baldón de haber fusilado al
general Juan José Valle y a otros militares que se sublevaron con él en junio
de 1956 -y también a grupos de civiles, ejecutados en la clandestinidad- , pero la opinión pública
siempre tuvo la sensación de que la
responsabilidad por esas trágicas decisiones no recayó únicamente sobre los
hombros del presidente de facto
Después de transferir el poder a Frondizi, el general nacido en Río
Cuarto adoptó la decisión -y la cumplió cabalmente- de mantenerse apartado y
en completo silencio ante los avatares de la vida pública nacional .Cuando en 1963 -ya derrocado
Frondizi por las Fuerzas Armadas- el presidente provisional José María Guido
convocó a nuevas elecciones presidenciales, la candidatura de Aramburu surgió
como un reclamo espontáneo de vastos sectores ciudadanos Su figura era una
reserva moral a la que muchos argentinos querían recurrir Aramburu fue
candidato a presidente por dos partidos: la Unión del Pueblo Argentino
(Udelpa), que nació expresamente para postular su nombre, y la Democracia
Progresista .
Efectuadas las elecciones, resultó triunfador el candidato radical, Arturo
Illia . Pero
Aramburu obtuvo, computando todas las boletas encabezadas por su nombre, un
millón trescientos mil votos. El 29 de mayo de 1970 la
opinión pública tomó conocimiento de un hecho estremecedor: Aramburu había
sido secuestrado de su domicilio por un grupo de terroristas. Dos de los
secuestradores habían entrado en su departamento disfrazados de militares. El
país tuvo la sensación de que se empezaba a vivir una pesadilla. Y no se
equivocaba. El secuestro de Aramburu era el preámbulo de lo que iba a venir:
una década signada por el horror y la violencia. La incertidumbre por el destino del
teniente general duró bastante más de un mes. El 17 de julio de 1970, como
resultado de una trabajosa investigación, fue hallado su cuerpo sin vida,
oculto en una cavidad abierta en el piso de una casona del pueblo de Timote,
ubicado en el partido de Carlos Tejedor, en la provincia de Buenos Aires. La
policía y la Justicia fueron armando el rompecabezas del perverso crimen. Se
supo, así, que Aramburu había sido asesinado por sus captores entre el 31 de
mayo y el 1º de junio, es decir, uno o dos días después de consumado su
secuestro. Los detalles del infame asesinato fueron proporcionados por los
propios criminales en 1974, en un reportaje desbordante de cinismo y
arrogancia. Por ese testimonio macabro se supo que Aramburu había afrontado
la muerte con admirable dignidad .Quienes
quisieron suprimirlo del escenario político fracasaron en su intento. Su
figura siguió más viva que nunca en la memoria pública , que hoy lo evoca como un
gobernante de auténtica sensibilidad republicana y como un ciudadano de
ejemplar calidad moral
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MONTONEROS Los
fundadores de la organización montoneros procedían de un variado espectro
ideológico y político, aunque en su núcleo inicial, predominaron activistas
del nacionalismo Católico. Algunos de sus dirigentes han sido Fernando Abal
Medina, Norma Arrostito, Sabino Navarro, Fernando Vaca Narvaja, Mario
Firmenich, Rodolfo Galimberti y Carlos Ramus. El secuestro y asesinato de
Aramburu en 1970, fue la acción que dio vida pública a Montoneros, una
organización peronista en la que confluyeron diferentes tendencias, desde la
Católica Nacionalista hasta la Marxista. Ellos mismos se autoproclamaron
"los soldados de Perón". Los "montos" estaban convencidos
de que su acción armada, con el concurso de la movilización popular,
permitiría el regreso de Perón a la Argentina. Para ellos el líder
justicialista encabezaría un movimiento de liberación que culminaría con el
triunfo del "Socialismo Nacional".
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Todas
las organizaciones provenientes de la Juventud Peronista pusieron al frente
de la lucha por el retorno de Juan Domingo Perón, a su vez, se estructuraron
en torno a la imagen de Evita.
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Nació en
1967 como una rama de la juventud peronista. Su línea política ponía el acento
en el trabajo de base en las fábricas y los barrios, al que pretendía
vincular con sus acciones armadas.
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Estaba
integrado por grupos provenientes del Nacionalismo Católico
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Se separó del
movimiento Tacuara en 1963. Agrupaba a los sectores del Nacionalismo Católico
que intentaban acercarse a la izquierda peronista.
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Fue la
organización guerrillera más importante de todas las que se inclinaban
por el Peronismo. Al asumir la autoría del secuestro y asesinato del general
Pedro. E Aramburu por su papel en el derrocamiento de Perón en 1955 y los
fusilamientos de militares y civiles en 1956 demostraron la fuerza y magnitud
política del movimiento.
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Un mes más tarde, el 27 de mayo de 1970 en
Olivos tuvo lugar una reunión de los altos mandos del ejército con el
presidente Onganía, que fue calificada por el comandante en jefe del ejército
Lanusse, como “una gran catástrofe nacional”. El 8 de junio Lanusse emitió un comunicado,
afirmando que el ejército no seguiría extendiendo un “cheque en blanco” al gobierno,
hecho que provocó su relevo por el presidente Onganía y que Lanusse se negó a
aceptar. Quedó así en evidencia que
Onganía ya no tenía más poder sobre las fuerzas armadas. La Junta de
Comandantes en Jefe, integrada por el teniente general Lanusse, el almirante
Pedro Gnavi y el brigadier general Carlos Alberto Rey resolvió su destitución y
asumió el mando.
PRESIDENCIA DE LEVINGSTON (1970/1971)
Lanusse y sus compañeros eligieron un nuevo Presidente en la figura del
agregado militar en EE.UU, Gral. Roberto Levingston; aclarándole previamente
que su autoridad estaba subordinada a la “Junta de comandantes”. Levingston
comenzó por pelearse con casi todos los ministros. Encima comenzó a
pronunciarse contra los políticos (estos lograron el permiso para reunirse en
la denominada Hora del pueblo y buscaba una
salida democrática y electoral, luego de un acuerdo telefónico entre Balbín y
Perón). El mejor Ministro de Levingston,
el radical Ferrer aprovechó el momento político e intentó reorientar el
crédito hacia la industria nacional, dictar la Ley Compre Nacional y adoptar
otras medidas protectoras. El
gigantesco poder de compra del estado era entendido como una palanca de
crecimiento de la empresa privada nacional.
Al misma tiempo disminuía los créditos bancarios a Bunge y Born y
rehusaba créditos a la inmobiliaria Lanusse y Cía, primos del Comandante en
Jefe. Balbín señalaba irónicamente “Levingston
lo primero que señaló fue ‘no tan pronto’ ahora nos hablan de 4 o 5 años, sin
decir desde cuando se cuenta. Cuando llegan al poder ponen a un Ministro, luego
a otro y otro sucesivamente....”. Las
rencillas personales y las zancadillas que se practicaban entre sí el
Presidente Levingston y el General Lanusse finalizaron con la destitución del
primero y el reemplazo por el segundo.
Comenzaba el tercer round.....Onganía, Levingston y Lanusse
Roberto Marcelo Levingston(San Luis, 1920 -2015) General
y político argentino. Adscrito al servicio de inteligencia del Ejército en
1947 y al del Estado en 1956, fue enviado a Washington como agregado militar
y representante argentino ante la Junta Interamericana de Defensa. Perteneció
al sector legalista de las Fuerzas armadas que apoyaron la entrega del poder
a los civiles en 1963. Tras el derrocamiento del general Onganía en 1970, fue
llamado por la Junta militar para que se hiciera cargo de la presidencia,
pero su incapacidad para resolver los problemas sociales y económicos y su
intento de destituir al general A. Lanusse como comandante en jefe del
Ejército motivaron su defenestración en 1971.
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Alejandro Agustín Lanusse(Buenos Aires, 1918- 1996)
Político y militar argentino que fue presidente de la República (1971-1973).
En 1951 fue encarcelado durante 4 años en Río Gallegos por haber participado
en un pronunciamiento contra el general Perón. Intervino en el golpe militar
que llevó al poder a Juan Carlos Onganía (1963) y fue designado comandante en
jefe del Ejército, aunque posteriormente apoyó la destitución de Onganía y
Marcelo Levingston (1971). Designado presidente, Lanusse y por la crisis económica
y política debió normalizar la vida pública, autorizó los partidos políticos
y convocó elecciones en 1973, que fueron ganadas por el peronista Héctor José
Cámpora.
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PRESIDENCIA DE LANUSSE (1971/1973) Cultura y sociedad en los 760 y 70:
estuvieron marcadas por la internacionalización de la cultura y el desarrollo
de la industria cultural. Las producciones generadas en el centro del sistema capitalista se propagaron rápidamente hacia la
periferia. En la Argentina, algunas
de esas producciones (como la minifalda,
los Beatles, los Rolling Stones, el cine “de protesta” y el “de reflexión”) tuvieron
un vigoroso impacto entre los sectores juveniles. La cultura y sociedad en los años sesenta y
setenta, estuvieron plasmados por el protagonismo de los jóvenes. El deseo de
cambios revolucionarios y la necesidad de adoptar actitudes radicales,
vanguardistas y de ruptura con el sistema, fueron las notas distintivas de la
cultura de una gran parte de la sociedad en aquellos años. Casi ninguna esfera de la vida cultural
estuvo ajena a ese espíritu cuestionador y de transformación de todo lo
existente, en el que se entremezclaron las influencias procedentes del exterior con posiciones que reivindicaban
las raíces nacionales y populares. Una
generación joven de rockeros, folcloristas, artistas de vanguardia,
intelectuales y militantes políticos fue la expresión de esos anhelos y
utopías. Los intelectuales que acordaban con esta corriente plantearon como
alternativa un pensamiento antiimperialista, que debía buscar sus raíces e
identidad en la cultura latinoamericana. El resultado de esta re orientación
ideológica fue la formación de una
corriente de pensamiento que se conoció como “izquierda nacional”. En esta nueva corriente confluyeron
escritores, poetas, novelistas y periodistas, entre otros Leopoldo Marechal,
Arturo Jauretche, Rodolfo Walsh, Francisco Urondo, Juan Gelman, Humberto
Constantini, los hermanos Cedrón; filósofos, historiadores, y ensayistas, como
Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo L. Edualde, José
María Rosa, Jorge A. Ramos. Todos ellos provenían de diferentes corrientes
ideológicas y políticas, pero compartían la necesidad de expresar un ideal
revolucionario “nacional y popular”,
que se integrara con las “luchas por la
liberación de los pueblos”. La noción de “socialismo nacional” fue la
fórmula que expresó de manera sintética sus anhelos de vincular el pensamiento
y la teoría marxista con la experiencia
política peronista de la clase obrera argentina, a la que consideraban el
sujeto revolucionario. Los intelectuales
revisaron la historia argentina buscando las claves de interpretación en las
luchas populares contra la dominación colonial. Se reivindicó la Historia de Juan Manuel de Rosas y de los caudillos
federales. La revisión de la experiencia peronista incluyó la valoración de la
figura de Eva Perón, que se transformó en un mito revolucionario. La izquierda
peronista la exaltó en sus banderas con la consigna “Si Evita viviera sería
montonera
La
radicalización política que se intensificó en la década del 1970 y este
conjunto de influencias ideológicas favorecieron la aceptación de la violencia como un camino legítimo para transformar un
orden social considerado injusto. La violencia constituyó un elemento
constante en la cultura política argentina de aquellos años, al mismo tiempo
que la democracia política aparecía
desjerarquizada, luego de muchos años de proscripciones y gobiernos militares y
civiles ilegítimos. Para amplios sectores de la sociedad argentina en los
años sesenta y setenta, la violencia política era un fenómeno cotidiano, al que
se aceptaba como normal e inevitable. Se hizo de uso frecuente la expresión “la violencia de arriba engendra la
violencia de abajo”, para justificar el derecho del oprimido a liberarse
del opresor. La violencia, “en manos del
pueblo” fue considerada por muchos como sinónimo de justicia.
La televisión: La
televisión en la Argentina se inicia en 1951, respondiendo a una política
estatal desarrollada por el gobierno de Juan Domingo Perón. De la mano de Jaime
Yankelevich, la primera transmisión tuvo lugar desde LR 3 Radio Belgrano, con
los mismos locutores que hasta el momento trabajaban para la emisora. Con una
antena instalada en el Ministerio de Obras Públicas y el discurso de Eva Perón en los actos centrales de la Plaza de Mayo,
fue inaugurado oficialmente el pionero Canal 7. Pocas fueron las personas
que contaban con aparatos receptores en sus hogares y la novedad fue compartida
en bares, cafés y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces
había sido esencialmente radioescucha.
Precisamente, fueron locutores radiales quienes pronto se convirtieron en
primeras figuras del nuevo medio: Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Prince,
Adolfo Salinas, Pinky (Lidia Elsa Satragno) y Antonio Carrizo. En
el único canal estatal se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y
directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo que en
aquel momento atravesaba su época de oro: el teatro, con dos funciones diarias, y el cine, con una cuantiosa
producción de títulos. Los programas se emitían por la noche y en vivo,
modalidad que dio lugar al más frondoso anecdotario de equivocaciones y
obstáculos.
El primer formato de
producción nacional fue el telenoticioso, al que seguirían los musicales y los
programas culinarios con la mítica figura de Petrona C. de Gandulfo. La grilla televisiva se completaba con
series norteamericanas de media hora de duración, como Patrulla del camino, El
llanero solitario o Cisco Kid. A partir de 1956, atendiendo a las demandas de
un público predominantemente femenino se pusieron en pantalla las primeras
telenovelas; En la programación general,
en tanto, la oferta comenzó a ampliarse: se impusieron los periodísticos con
figuras como Blackie; las comedias
de asunto familiar con Mirtha Legrand,
Ángel Magaña, Jorge Salcedo y Osvaldo Miranda; y los shows musicales con la
presentación de cantantes solistas. Al mismo tiempo, la exhibición de series
norteamericanas se extendió a una hora de duración y así se impuso en la
Argentina el mítico lejano Oeste con Cheyene, o Caravana. Los
aparatos receptores de la década inicialmente habían sido importados hasta que
comenzó la producción nacional; En 1959 diez cronistas de radio y
televisión fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía
Argentinas (APTRA).
A
fin de año se realizó la entrega del primer premio: “El gaucho”, una escultura
de Perlotti. Entre los ganadores se destacó Narciso Ibáñez Menta, primer actor
y director del ciclo Obras Maestras del Terror. Al año siguiente, ya bautizada
la estatuilla con el nombre de “Martín
Fierro”, APTRA distinguió a Tato Bores, un actor clásico del humor político que
mantendría su vigencia hasta los 90, con interrupciones impuestas por la
censura de distintos gobiernos. En 1960 iniciaron sus transmisiones desde
Buenos Aires los canales 9 Cadete y 13
Proartel (TV PRIVADA), con escasos cuatro meses de diferencia. Surgieron
otros en el interior del país, en especial en Rosario y en Mar del Plata; en 1961 lo hizo Teleonce y en 1966, Canal 2 de
La Plata. Se trató de una época de
gran expansión del medio basada en una programación diversificada, en adelantos técnicos notables que permitieron
la grabación en carreteles de cinta sin cortes, en la ofensiva publicitaria que
deshechó las viejas placas estáticas y comercializó directamente los segundos
de aire por medio de gerencias comerciales de los propios canales y en una
industria que comenzaba a crecer a su sombra y a retroalimentar su funcionamiento:
las revistas especializadas (TV Guía, Canal TV y Antena TV) y las mediciones de
audiencia –rating–. Estas últimas dan cuenta de que los programas cómicos
(Felipe, Viendo a Biondi, Telecómicos, La Nena); las telenovelas (El amor tiene
cara de mujer, La Familia Falcón); las series (El fugitivo, Bonanza, Ruta 66 o La caldera del diablo) y
comedias norteamericanas (El show de Dick Van Dyke, Yo quiero a Lucy, Los 3 chiflados) se encuentran entre
las preferencias del público.
Crecieron también los productos destinados a
segmentos particulares de la población: los programas infantiles (Disneylandia,
Lassie, Rin Tin Tin, Titanes en el ring,
Las Aventuras del Capitán Piluso y Coquito, El flequillo de Balá); los
femeninos (Buenas tardes, mucho gusto; Dr. Cándido Pérez, señoras). Sin
embargo, esta segmentación no descartó los programas ómnibus del fin de semana
(el pionero Sábados circulares de Pipo Mancera; Domingos de mi ciudad, luego
convertido en Feliz Domingo, un clásico de los estudiantes secundarios) de gran
impacto receptivo. El 20 de julio de 1969 se cubrió la llegada del hombre a la luna y en
septiembre se inauguró la primera antena parabólica o estación terrestre (vía
satélite de Balcarce). La década se
cerró con la entrega del "Martín Fierro" por primera vez a la
producción radial y televisiva del interior y con el éxito de programas, hoy ya
clásicos, como Los Campanelli, Telenoche
–conducido por Mónica Cahen D´Anvers y Andrés Percivale– y Almorzando con
Mirtha Legrand.
En 1972 a partir de la promulgación de la Ley
Nacional de Telecomunicaciones se creó el Comité Federal de Radiodifusión
(COMFER). Dos años después los canales
privados pasaron a manos del Estado Nacional. En el transcurso de la década continuó
creciendo la oferta segmentada: musicales para el público joven (Música en
libertad, Alta Tensión) y para un público mayor (Grandes valores del tango,
Asado con cuentos con Luis Landriscina), las grandes transmisiones deportivas
(las peleas de box de Monzón y Galíndez y el Mundial 74), los programas cómicos
(Hiperhumor, Operación Ja Ja, El chupete, Porcelandia), los relacionales de
Roberto Galán (Si lo sabe cante y Yo me quiero casar… ¿y usted?) y los
unitarios de factura dramática entre los que se destacaba especialmente Cosa
Juzgada, dirigido por David Stivel con uno de los mejores elencos de la escena
nacional. Las telenovelas por su parte,
comenzaron a ocupar la franja nocturna, horario que hasta el momento les había
sido ajeno. Se sucedieron los grandes éxitos de Alberto Migré (Rolando Rivas,
taxista; Pobre Diabla; Dos a quererse; Piel naranja), mientras el público
consagraba a nueva figuras formadas o entrenadas en el medio: Soledad Silveyra,
Claudio García Satur, Beatriz Taibo, Arturo Puig, María de los Ángeles Medrano,
Claudio Levrino y Arnaldo André, entre otros.
Paralelamente los canales del interior comenzaron a incorporar las
máquinas Ampex, recibiendo la
programación de Capital Federal en diferido y a veces filmada de la pantalla. La
escasa calidad en la definición de la imagen más allá de los 60 kilómetros de
la antena transmisora, llevó a la creación de los pioneros circuitos cerrados
de televisión en los pequeños pueblos, germen
de lo que luego sería la TV por cable.
EL ROCK AND ROLL EN EL RÍO DE LA PLATA
El rock hasta los años ochenta debió afrontar severas dificultades de
orden tecnológico solo superadas por el esfuerzo y la creatividad de los
técnicos y músicos locales. Si en el rock argentino hay una santísima trinidad,
sus integrantes son Charly Garcia, Luis
Alberto Spinetta y León Gieco. Todos
son "hijos" de la camada de
Litto Nebbia, Vox Dei, Manal, Moris y Tanguito, que abrieron el camino. a
la vez. está claro que la influencia de Spinetta y García generó en parte la
estética de Fito Paez y que la de Andrés Calamaro reconoce importantes aportes
de todos los pioneros. A Spinetta le queda bien el papel de poeta disconforme
consigo mismo, Gieco es el dueño de la conciencia social y Garcia se comportó
desde el principio como el cronista. En buena parte de la obra de Charly puede
leerse entre líneas y a veces directamente
las dificultades, represiones, ideales, sueños frustrados y esperanzas de la
sociedad argentina. El primero de
Charly: Sui Géneris, entre 1970 y 1975,
en un turbulento período de la vida política argentina que quedó reflejado en
su tercer disco, "Instituciones",
una serie de canciones pensadas como una crítica a la fuerzas armadas, la
censura, el matrimonio, la salud, la familia, la justicia, la iglesia que
sufrió fuetes problemas de censura en su momento. Su segundo grupo "La
máquina de hacer pájaros" (1976-1978) y su tercer grupo
"SerúGirán" (1978-1983) . Este último considerado por su formación en
cuarteto, la amplitud para abordar
géneros y su enorme popularidad el equivalente argentino de los Beatles. Coincidiendo
con el fin de la dictadura Garcia inició una carrera solista que mantiene hasta
hoy.
El lema “paz y amor” fue una respuesta de jóvenes norteamericanos a la
política imperial de agresión al pueblo vietnamita. El amor libre pasó a ser un
patrimonio de las nuevas generaciones. La introducción en el mercado mundial de
las pastillas anticonceptivas produjeron una revolución en los hábitos
sexuales. La procreación – al menos en las clases medias urbanas – pasó a ser
una actividad más propia del orden de la planificación racional que del azar.
Lanusse asumió el poder persuadido que el ejército debía abandonar el
poder, pero tenía dos exigencias:
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1)Preservar al ejército de la indignación popular 2)Impedir la
elección de Perón
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Lanusse buscó negociar con Perón (seguía en
España). Así nació el GAN. Este acuerdo
consistía en un compromiso para que a cambio de una reivindicación histórica de
la figura de Perón, la devolución de sus bienes y de la legalidad del partido
peronista, Perón apoyaría la candidatura a Presidente Constitucional del propio
Lanusse. Perón cortó bruscamente las
negociaciones en junio de 1972. Lanusse
lanzó entonces una acusación al exiliado: “a Perón le falta el cuero para
volver”. El
7 de noviembre de 1972 Héctor J.
Cámpora anuncia que Perón regresará al país el 17 del mes en curso.
Simultáneamente, el líder publica en todos los diarios argentinos una solicitada
dirigida «A los compañeros peronistas» confirmando su vuelta. 16 de noviembre de 1972 – El gobierno de
facto despliega gran cantidad de efectivos militares en torno al aeropuerto a
pesar de lo cual se le hace imposible contener a los miles de militantes que
consiguen cruzar el río Matanza bajo una fuerte lluvia. Esa noche, el DC-8 Giuseppe Verdi de Alitalia
parte desde Roma con 154 pasajeros con destino Roma – Dakar – Buenos Aires. En esos
tiempos no era habitual contratar aviones grandes (este era un Boeing 707) para
vuelos fuera de rutina, tal como hoy hacen no los partidos políticos pero sí
algunas agencias de viajes mayoristas. Perón ya había intentado volver al país
en 1964 en un vuelo de línea junto a unos pocos acompañantes (Isabel Perón,
Jorge Antonio, Andrés Framini, Augusto Vandor) y no había podido pasar de Río
de Janeiro. En 1972 tendría un centenar
y medio de acompañantes y avión completo.
El «chárter», funcionaba como anillo protector, si bien constituía,
antes que nada, una demostración política. (Se temía que el avión fuera
derribado por la fuerza aérea) En el justicialismo se suponía, no sin razón,
que Perón solo era más vulnerable que Perón rodeado de figuras destacadas: JUAN
DOMINGO PERON, MARIA ESTELA MARTINEZ DE PERON; HECTOR CAMPORA; CARLOS SAUL
MENEM; ANTONIO CAFIERO; JOSE LOPEZ REGA TODOS POLÍTICOS; LORENZO MIGUEL
SINDICALISTA; LEONARDO FAVIO DIRECTOR DE CINE; SERGIO VILLARRUEL PERIODISTA; CARLOS
MUGICA SACERDOTE; JOSE FRANCISCO SANFILIPPO FUTBOLISTA. ERNESTO FATIGATTI
MILITAR; RAUL MATERA MEDICO; MARTHA LYNCH. Escritora; MARILINA ROSS. Actriz y
cantante; HUGO DEL CARRIL. Fue actor, director y cantante de tangos. Grabó la
Marcha Peronista. Sin que nada lo
hiciese esperar, Perón regresó inesperadamente el 17 de noviembre. El Ejército
quedó mudo de estupor. Le sobraba el
cuero y tenía «resto » el gran viejo. Acto seguido, el aeropuerto de Ezeiza
fue rodeado por miles de soldados armados y la zona, controlada por decenas de
tanques de guerra. Perón permaneció un mes en el país y regresó a Madrid el 16
de diciembre. ¿Qué había ocurrido? Sus consejeros le habían señalado que en las
Fuerzas Armadas se gestaba un cambio favorable hacia el jefe justicialista.
En segundo término juzgaron
que la presencia de Perón en la Argentina reproduciría en el fervor del pueblo,
otro 17 de octubre, sostenido nuevamente
por las Fuerzas Armadas. Pero nada de
eso ocurrió. Las tres fuerzas permanecieron en perfecta disciplina, junto a sus
mandos reaccionarios. Las grandes masas populares no se movilizaron hacia
Ezeiza, excepción hecha de algunos miles de jóvenes, recién llegados al
peronismo, que pugnaron por recibir al proscripto legendario. El lunes 20 de noviembre, Perón convocaba a
los jefes de los partidos políticos en el restaurante «Nino» e iniciaba una tentativa de nuclear a todas las fuerzas para exigir un comicio legítimo. Todo fue
inútil. Los viejos partidos, incluido el partido peronista y la CGT, tanto como
la CGE, temían profundamente a los generales, que a su vez vivían aterrados por el pueblo. En
vísperas de su partida, designó a Cámpora
como su candidato. Perón imaginó que sería vetado por Lanusse, ya que a su
delegado personal le cabían las mismas tachas seudolegales que inhibían la
presentación de su propio nombre.
Justamente en el momento en que su influencia era más notable y que hasta
los hijos de sus adversarios se habían adherido al peronismo, se le impedía ser
Presidente. Convoca Lanusse a
elecciones para marzo de 1973, estableciendo la legalización de los partidos
políticos. Diversos grupos: FAR,
Montoneros y el ERP DESARROLLARON una actividad múltiple: asaltos de bancos,
secuestros de empresarios, eliminación de militares y policías etc. impregnando
de violencia la vida argentina entre 1970 y 1973.
Perón designó como candidato de su partido a H.
Cámpora; este cotejaría electoralmente con la UCR, ES DECIR, Ricardo Balbín, el
socialista Américo Ghioldi, y los candidatos militares: Francisco Manrique y
Ezequiel Martínez. El 11 de marzo la
formula peronista sin Perón reunía 5
millones de votos. Lanusse sintió el veredicto como una gran derrota.
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