Rosas

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sábado, 30 de mayo de 2020

Andresito: El final y después.


Por el  Prof. Jorge Enrique Deniri
La ocupación de Corrientes, reintegra en su cargo a Juan Bautista Méndez, perol os poderes efectivos son ejercidos por Andresito como Comandante General de las Misiones. En ese carácter, acuartela en la ciudad sus efectivos, vuelve a equiparse de armas, pertrechos, caballada e indumentaria, y logra completar sus preparativos a través de duras requisiciones y contribuciones forzosas, para reiniciar la lucha contra los portugueses en mejores condiciones materiales que nunca.
El 23 de marzo de 1819 abandona la ciudad, su objetivo son nuevamente las Misiones Orientales. Algunas versiones afirman que cumple nuevas órdenes de Artigas, pero no hay mayores elementos de juicio que abonen esa especie. En esa línea, Larguía sostiene que se buscaba cortar las comunicaciones entre Río Grande y Montevideo, empeñando formaciones guaraníes en diferentes teatros de operaciones, coordinadas con el grueso del ejército, bajo el mando del mismo Artigas.Empero, dados los medios de la época, la reducida capacidad táctica evidenciada por todos los beligerantes, y, sobre todo, las gravísimas limitaciones de las líneas de comunicaciones de Andresito, es poco probable que pueda hablarse de un“plan” en el sentido militar del término. Aprecio que un análisis exhaustivo evidenciaría quizá que se impartieron una serie de órdenes y directivas generales,más que una planificación centralizada y de detalle, en torno a una concepción estratégica de dimensiones poco menos que napoleónicas. Con toda su grandeza, Artigas nunca superó militarmente el nivel táctico, y sus enemigos aparecen semejantes. El tiempo y esfuerzo que hubieron de empeñar para vencerlo,evidencian el alto costo de su victoria final. La superioridad, sólo la lograron como efecto colateral de las acciones de Chagas contra los no combatientes.En esta incursión final, Andresito perderá la libertad y la vida.Logra un éxito inicial apoderándose del pueblo de San Nicolás, que fortifica y desde el cual rechaza en mayo un ataque de Chagas. Sin embargo, el 6 de junio,con sus fracciones divididas, - según algunos autores mientras intenta retroceder 
hacia San Nicolás para atrincherarse, tras un vano intento de entrar en contacto con Artigas –cae en una emboscada en el paso de Itá Curubí-.
No parece que Andresito maniobrara con un objetivo claro, sino más bien moviéndose a través de un ir y venir que lo expone al punto que sus enemigos pueden exitosamente tenderle una trampa.Según algunas hipótesis, lo condicionan problemas de remonta, sin embargo,nunca ha emprendido una acción ofensiva mejor pertrechado, y condicionar la reposición de sus equinos a la eventual captura de las tropillas enemigas de Río Grande habría constituido un grave error táctico, no sólo por la carencia de apoyo derivada de la indiferencia o directamente rechazo de las comunidades guaraníes de los siete pueblos, empoderadas por los portugueses, denunciándolo y presionando sobre sus desplazamientos, sino porque si realmente buscaba reunirse con Artigas, el menor riesgo para la maniobra hubiera sido por la ribera opuesta del río, en territorio amigo, incluso para conseguir caballada.  Mi hipótesis es que su principal problema de conducción, es que por primera vez guerrillea casi totalmente solo, sin que lo secunde alguno de sus  principales lugartenientes, como Acevedo, Miño o Campbell. Sin uno de esos grandes asesores a su lado, realizar las apreciaciones y tomar las decisiones correctas se le hace cuesta arriba, el coraje solo no basta, y así en Itá Curubí la masa de sus hombres es masacrada. Los que sobreviven, afrontan una encarnizada persecución portuguesa. Él, tiene menos suerte, el 20 de junio, una patrulla enemiga lo captura mientras intenta retornar a las Misiones Occidentales cruzando el río Uruguay por el paso de San Isidro.  Prisionero, las versiones tradicionales lo dan por muerto mediante veneno en el presidio de la isla Das Cobras. Sin embargo, las investigaciones del Profesor Machón demostraron que quedó en libertad cuando el conde de Casa Florez un español monárquico, realizó gestiones diplomáticas para liberar a los prisioneros artiguistas que, previo juramento de fidelidad al rey, fueron embarcados para repatriarlos. Luego, Machón descubrió que en realidad, aunque Andresito figura en la lista de embarque, por una riña de taberna antes de subir a bordo, fue detenido nuevamente. Allí se pierde todo rastro suyo.¿Qué pasa después? No sabemos.
Algunos imaginaron inclusive que, repatriado,terminó sus días entre los guaraníes de las comunidades de la Banda Oriental. Personalmente, considero, y es sólo una especulación más, que probablemente murió en Brasil, y no mucho después de ser aprehendido nuevamente. De otra forma, una personalidad descollante como la suya, no hubiera podido pasar desapercibida, y menos entre una comunidad del tipo de la guaraní misionera.Ese final, amargo y poco significativo, le llega a Andresito sin que Artigas haga nada en su favor. Otro elemento de juicio para percibir las “adopciones” de Artigas como herramienta política, independiente del afecto parental.  Paradójicamente, son sus enemigos, quienes tienen más clara su relevancia como caudillo, enfatizando que, caído él, las comunidades que lo siguieran hasta las últimas consecuencias, no vuelven a alzarse. Por eso, estimo difícil que lo hubieran dejado en definitiva en libertad, aunque lo hayan hecho figurar en los papeles.En ese terreno, sus admiradores actuales desarrollaron una mística empeñada en aclarar su fin, con una imposible aspiración última de lograr, a partir de las modernas técnicas de antropología forense, recuperar restos suyos para honrarlos, pero, no con epicentro en San Borja o Santo Tomé, sus presuntas localidades de origen; una brasileña y la otra correntina, sino en la actual provincia de Misiones, en Candelaria.  En Corrientes, el anatema de la historiografía capitalina clásica y sus continuadores, ha perdido fuerza, y a tono con los movimientos indigenistas en auge, con una marcada impronta ideológica de izquierdas, en los últimos años se desarrolló en la ciudad de modo sistemático, una campaña vulgarizadora que exaltó su figura y su trayectoria, llegando a calificarlo inclusive como “el primer desaparecido del siglo XIX”. Que hacer sobre todo mediático y de corte político -sindical, rico en lugares comunes, expresiones panfletarias y consignas centradas en un estereotipo que, se dice, revolucionario, de lo que es, y de lo que debe llegar a ser Latinoamérica.  En lo material, su culminación, fue la erección de lo que hoy es quizá el conjunto escultórico local de mayor envergadura. Una estatua de hierro reciclado de 17metros de altura, rodeada de otras de mucho menor porte de sus tenientes, en una plazoleta ubicada en un punto clave de la nueva Costanera. En lo formal, su ascenso a general, en otra decisión claramente de corte político ideológico, que revela la inserción nacional lograda por sus apologetas.  
En síntesis, de ser un desconocido para la mayoría hace dos décadas, hoy,merced a una afiatada invención histórica, Andresito es el héroe epónimo indiscutido de los misioneros, percibido cada vez más con ribetes heroicos por las poblaciones correntinas de la banda del río Uruguay.Llegado aquí, creo que cada quien deberá responderse a sí mismo los interrogantes fundamentales que alojan estas notas, más allá de los mitos y leyendas carentes de todo sustento, a favor y en contra suya, sopesando las que son claras verdades expuestas: Sabemos lo que, de grado o por fuerza, hizo Corrientes por Andresito, ¿qué hizo Andresito por Corrientes? Asimismo,asumiendo que aunque vencido fue un héroe, ¿Es y debe ser un héroe correntino?


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