Rosas

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martes, 26 de mayo de 2020

El periodismo y el amanecer de Mayo


por José Luis Muñoz Azpiri (h)*
Un detalle del Espíritu de Mayo es la Libertad de Prensa y Expresión, no solo los forjadores de la nacionalidad sino casi todos los forjadores del alma patria han encontrado en la prensa el instrumento de su predestinación. Hay quien  ha supuesto inclusive que, en nuestro país, la historia del periodismo se confunde con la historia de la nación.. La cultura argentina es fruto del pensamiento español y americano, con influencias francesas e inglesas, aplicadas a la acción social. La especulación "in abstracto" apenas ha tenido campo de actividad en nuestro país. Y el periodismo ha sido, fundamentalmente, vocero de dicha inquietud social.
Gazeta de Buenos Ayres - Wikipedia, la enciclopedia libre
 Cuando a un hombre como Mitre, que había sido militar, político, gobernante, poeta e historiador, se le pregunta en un registro electoral de parroquia, cuál es su profesión , responde: "Tipógrafo", o sea, periodista, ciudadano dedicado a difundir y multiplicar los actos del pensamiento, merced a los cuales la vida se transforma en verdad. Ejerció Mitre el periodismo en cuatro repúblicas durante setenta años de ininterrumpido batallar ciudadano y político, su carrera de hombre de prensa abarca, en verdad, su vida toda. Y casi lo mismo podría afirmarse de Sarmiento, cuya obra capital apareció, por entregas, en un periódico y de Echeverría, de Alberdi, de los Gutiérrez y los Varela, como antes pudo haberse sostenido opinión equivalente, de Moreno, Belgrano, Monteagudo o Vieytes.
            Moreno es el patrono civil del periodismo nacional, funda la "Gazeta de Buenos Aires" el 7 de junio de 1810. A pocos días de la Revolución de Mayo, acontecimiento del cual  se celebran 210 años en la actualidad, se dio a publicidad una orden de la Junta, firmada por el Secretario de la misma en la cual se decía:
            "Ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de "Gazeta de Buenos Aires", el cual, sin tocar los objetos que tan dignamente se desempeñan en el "Semanario de Comercio", anuncie al público las noticias interiores y exteriores que deben mirarse con algún interés. En él se manifestarán igualmente las discusiones oficiales de la Junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda y medidas económicas para su mejor y franca comunicación de los motivos que influyan en sus principales providencias, y abrirá las puertas a las advertencias que desea  de cualquiera que pueda contribuir con sus luces a la seguridad del acierto."
            Dicha orden se publicó el día 2.  En la primera página del periódico se reprodujo una sentencia de Tácito, Autor muy difundido en dicha época, al igual que todos los latinos, referente a los "raros tiempos" en que hay libertad para "decir lo que se siente", frase extraída del libro primero de las "Historias". En España escribió también Quevedo:
            "¿Siempre se ha de pensar lo que se dice,
            nunca se ha de decir lo que se piensa?"
 La histórica Gaceta de Buenos Aires y el Día del Periodista ...   Precisamente, para poder decir "lo que se piensa", apareció "La Gazeta". Dos principios paralelos definieron el programa del periódico: el primero de los cuales se sostenía que "el pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes"; y el por el segundo, se defendía y fomentaba "la libertad de escribir". Uno y otro anhelo constituyen actualmente los pilares de todo periodismo bien encaminado.
            En la edición del 25 de octubre de dicho año, se pide "que el funcionario tema la censura pública, que el magistrado sea inexorable en sostener los derechos de la justicia; el gobernador, infatigable en promover el bien de su pueblo; el ciudadano siempre dispuesto a sacrificar a la patria sus bienes; que conozcan todos que los empleos no honran sino al que se honra a sí mismo por sus virtudes; que un hombre desconocido, pero con virtudes y talentos, no sea jamás postergado por otro en quien el lustre de su casa no sirve sino para hacer más chocante la deformidad de sus servicios; que se promueva a toda costa el honor y la ilustración de la milicia, el respeto del clero, la seguridad del artesano, los privilegios del labrador y la libertad del comerciante". Es prosa ésta forjada en los modelos neoclásicos, a través del filtro francés, y puesta al servicio de los más altos ideales de patria y republicanismo.
            Al efecto que el funcionario "tema la censura pública", la Revolución dictó, en octubre de 1811, la libertad de imprenta. El decreto respectivo, inspirado en las lecciones de Mariano Moreno, es de fecha 26, y su artículo primero reza así: "Todo hombre puede publicar sus ideas libremente sin censura previa. Las disposiciones contrarias a esta libertad quedan sin efecto". Para entonces, el fundador de la "Gaceta" había sido reemplazado en la dirección del periódico por el diputado por Córdoba, Gregorio Funes, y el abogado porteño Pedro José Agrelo, sucesivamente.
            La Constitución de 1819 estableció la libertad de prensa como "esencial para la conservación de la libertad civil en el Estado". Hoy día, como sabemos, el delito de prensa supuestamente no existe en el país. Un periodista sólo puede ser sancionado por aquellos delitos comunes que haya cometido mediante la letra impresa, como la calumnia, la injuria, la extorsión, la incitación al crimen violaciones todas de lay que son sancionadas por el Código penal. Bajo ningún concepto resulta lícito "dejar en paz al incendiario y procesar a quienes lanzan las campanas al vuelo para anunciar un incendio" según ejemplificaba el moralista francés Nicolás Chamfort. Un diario expresa la opinión popular, no la crea o inventa. Aceptar la existencia del delito de prensa equivaldría, por ejemplo, a tipificar una ley acerca de los homicidios cometidos con arma blanca y otra sobre los homicidios realizados por arma de fuego.
            El pensamiento de los fundadores de la nacionalidad entrevió en esta libertad la condición primera y esencial para el mantenimiento de la pureza en la vida pública. Ya se había manifestado al respecto, un siglo antes en la Cámara de los Comunes, un insigne orador británico:
            "Concededme tan sólo la libertad de prensa y permitiré que el primer ministro mantenga una Cámara de los Lores venal. Le dejaré también una Cámara de los Comunes corrompida y servil. Consentiré en que se use y se abuse de su oficio. Le dejaré todos los poderes que le ha conferido su posición para comprar sumisiones y abolir, mediante la intimidación, toda resistencia. Pese a ello y armado únicamente con la libertad de prensa, iré adelante, solo y sin miedo y atacaré a todo su poderosos aparato político. Abatiré la corrupción y la sepultaré bajo la ruina de los abusos que pretendía encubrir".
            Mediante la prensa, recordaba Sarmiento "los pueblos mandan, la opinión se forma y los gobiernos la siguen mal se su agrado..." Cierta vez Bismarck se refirió a los gobiernos que tenían que pagar los platos rotos por el periodismo, pero olvidó sin duda las veces en que el periodismo ha debido pagar por los platos rotos de los gobiernos, con restricciones, censuras, persecuciones y, en los ominosos años de las dictaduras, con las "desapariciones", tanto de los medios de comunicación como directamente de la propia existencia en este mundo.
            Por otra parte, patria, nación, liberalismo o democracia hoy son palabras polisémicas cuyo significado es absolutamente dispar dependiendo de quién las pronuncia, por lo que se hace imprescindible definir perfectamente qué queremos decir con ellas cuando somos nosotros los que las utilizamos puesto que quien quiera capitalizar nuestro hartazgo no sé parará a hacerlo y las empleará como mejor le convenga para sus intereses. Antes de plantear siquiera una discusión o una protesta debemos saber qué significado se da a las palabras que se utilizan en el contexto que nos rodea. De lo contrario, podemos encontrarnos en Plaza de Mayo proclamando consignas libertarias y estar defendiendo la tutela externa o desfilar por Av. de Mayo gritando “¡Abajo el gobierno!” para defender más de lo mismo.
             En esto días que se recuerdan los 210 años del acontecimiento fundamental de nuestro pasado, convocatoria que no habrá de ser desoída por ningún compatriota cualesquiera sean su ideología o condición social y la cual habrá de representar, sin duda, una prenda de paz y de unión entre los argentinos, asociados, en conformidad de esfuerzo y de pensamiento, bajo el signo de la vocación republicana y la libertad, nos resulta sobremanera grato evocar el destello de Mayo que ha representado el funcionamiento de un periodismo libre, digno y severo en nuestro país. Merced a él pudo tener pié de ejecución y convincente logro el anhelo expresado por los integrantes de la Asociación de Mayo y su fundador en la "Ojeada retrospectiva" y "El Dogma Socialista" a través de la serie de proposiciones eslabonadas a la manera de los modelos de Lamennais, que transcribe en dichos escritos:
            "Queríamos que el pueblo no fuese, como había sido hasta entonces, un instrumento material del lucro y poderío para los caudillos y mandones, un pretexto, un nombre vano invocado por todos los partidos para cohonestar y solapar ambiciones personales, sino lo que debía ser, lo que quiso que fuese la Revolución de Mayo: el principio y fin de todo. Y por pueblo entendemos, hoy como entonces, socialmente hablando, la universalidad de los habitantes del país; políticamente hablando, la universalidad de los ciudadanos; porque no todo habitante es ciudadano, y la ciudadanía proviene de la institución democrática.... Queríamos descentralizar el poder, arrancárselo a los tiranos y usurpadores para entregárselo a su legítimo dueño: el Pueblo"
            Tal, el sentido de la fecha que conmemoramos hoy.

* Miembro de Número del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas" del Ministerio de Cultura de la Nación.


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