por José Luis Muñoz Azpiri (h)*
Un detalle del Espíritu
de Mayo es la Libertad de Prensa y Expresión, no solo los forjadores de la
nacionalidad sino casi todos los forjadores del alma patria han encontrado en
la prensa el instrumento de su predestinación. Hay quien ha supuesto inclusive que, en nuestro país,
la historia del periodismo se confunde con la historia de la nación.. La
cultura argentina es fruto del pensamiento español y americano, con influencias
francesas e inglesas, aplicadas a la acción social. La especulación "in
abstracto" apenas ha tenido campo de actividad en nuestro país. Y el
periodismo ha sido, fundamentalmente, vocero de dicha inquietud social.
Cuando
a un hombre como Mitre, que había sido militar, político, gobernante, poeta e
historiador, se le pregunta en un registro electoral de parroquia, cuál es su
profesión , responde: "Tipógrafo", o sea, periodista, ciudadano
dedicado a difundir y multiplicar los actos del pensamiento, merced a los
cuales la vida se transforma en verdad. Ejerció Mitre el periodismo en cuatro
repúblicas durante setenta años de ininterrumpido batallar ciudadano y
político, su carrera de hombre de prensa abarca, en verdad, su vida toda. Y
casi lo mismo podría afirmarse de Sarmiento, cuya obra capital apareció, por
entregas, en un periódico y de Echeverría, de Alberdi, de los Gutiérrez y los
Varela, como antes pudo haberse sostenido opinión equivalente, de Moreno,
Belgrano, Monteagudo o Vieytes.
Moreno es el patrono civil del periodismo nacional, funda
la "Gazeta de Buenos Aires" el 7 de junio de 1810. A pocos días de la
Revolución de Mayo, acontecimiento del cual
se celebran 210 años en la actualidad, se dio a publicidad una orden de
la Junta, firmada por el Secretario de la misma en la cual se decía:
"Ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo
periódico semanal con el título de "Gazeta de Buenos Aires", el cual,
sin tocar los objetos que tan dignamente se desempeñan en el "Semanario de
Comercio", anuncie al público las noticias interiores y exteriores que
deben mirarse con algún interés. En él se manifestarán igualmente las
discusiones oficiales de la Junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de
la Real Hacienda y medidas económicas para su mejor y franca comunicación de
los motivos que influyan en sus principales providencias, y abrirá las puertas
a las advertencias que desea de
cualquiera que pueda contribuir con sus luces a la seguridad del acierto."
Dicha orden se publicó el día 2. En la primera página del periódico se
reprodujo una sentencia de Tácito, Autor muy difundido en dicha época, al igual
que todos los latinos, referente a los "raros tiempos" en que hay
libertad para "decir lo que se siente", frase extraída del libro
primero de las "Historias". En España escribió también Quevedo:
"¿Siempre se
ha de pensar lo que se dice,
nunca se ha de decir lo que se
piensa?"
En la edición del 25 de octubre de dicho año, se pide
"que el funcionario tema la censura pública, que el magistrado sea
inexorable en sostener los derechos de la justicia; el gobernador, infatigable
en promover el bien de su pueblo; el ciudadano siempre dispuesto a sacrificar a
la patria sus bienes; que conozcan todos que los empleos no honran sino al que
se honra a sí mismo por sus virtudes; que un hombre desconocido, pero con
virtudes y talentos, no sea jamás postergado por otro en quien el lustre de su
casa no sirve sino para hacer más chocante la deformidad de sus servicios; que
se promueva a toda costa el honor y la ilustración de la milicia, el respeto
del clero, la seguridad del artesano, los privilegios del labrador y la
libertad del comerciante". Es prosa ésta forjada en los modelos
neoclásicos, a través del filtro francés, y puesta al servicio de los más altos
ideales de patria y republicanismo.
Al efecto que el funcionario "tema la censura
pública", la Revolución dictó, en octubre de 1811, la libertad de
imprenta. El decreto respectivo, inspirado en las lecciones de Mariano Moreno,
es de fecha 26, y su artículo primero reza así: "Todo hombre puede
publicar sus ideas libremente sin censura previa. Las disposiciones contrarias
a esta libertad quedan sin efecto". Para entonces, el fundador de la
"Gaceta" había sido reemplazado en la dirección del periódico por el
diputado por Córdoba, Gregorio Funes, y el abogado porteño Pedro José Agrelo,
sucesivamente.
La Constitución de 1819 estableció la libertad de prensa
como "esencial para la conservación de la libertad civil en el
Estado". Hoy día, como sabemos, el delito de prensa supuestamente no existe en el país. Un periodista sólo puede ser
sancionado por aquellos delitos comunes que haya cometido mediante la letra
impresa, como la calumnia, la injuria, la extorsión, la incitación al crimen
violaciones todas de lay que son sancionadas por el Código penal. Bajo ningún
concepto resulta lícito "dejar en paz al incendiario y procesar a quienes
lanzan las campanas al vuelo para anunciar un incendio" según
ejemplificaba el moralista francés Nicolás Chamfort. Un diario expresa la
opinión popular, no la crea o inventa. Aceptar la existencia del delito de
prensa equivaldría, por ejemplo, a tipificar una ley acerca de los homicidios
cometidos con arma blanca y otra sobre los homicidios realizados por arma de
fuego.
El pensamiento de los fundadores de la nacionalidad
entrevió en esta libertad la condición primera y esencial para el mantenimiento
de la pureza en la vida pública. Ya se había manifestado al respecto, un siglo
antes en la Cámara de los Comunes, un insigne orador británico:
"Concededme tan sólo la libertad de prensa y
permitiré que el primer ministro mantenga una Cámara de los Lores venal. Le
dejaré también una Cámara de los Comunes corrompida y servil. Consentiré en que
se use y se abuse de su oficio. Le dejaré todos los poderes que le ha conferido
su posición para comprar sumisiones y abolir, mediante la intimidación, toda
resistencia. Pese a ello y armado únicamente con la libertad de prensa, iré
adelante, solo y sin miedo y atacaré a todo su poderosos aparato político.
Abatiré la corrupción y la sepultaré bajo la ruina de los abusos que pretendía
encubrir".
Mediante la prensa, recordaba Sarmiento "los pueblos
mandan, la opinión se forma y los gobiernos la siguen mal se su agrado..."
Cierta vez Bismarck se refirió a los gobiernos que tenían que pagar los platos
rotos por el periodismo, pero olvidó sin duda las veces en que el periodismo ha
debido pagar por los platos rotos de los gobiernos, con restricciones,
censuras, persecuciones y, en los ominosos años de las dictaduras, con las
"desapariciones", tanto de los medios de comunicación como
directamente de la propia existencia en este mundo.
Por otra parte, patria, nación, liberalismo o democracia hoy son palabras polisémicas
cuyo significado es absolutamente dispar dependiendo de quién las pronuncia,
por lo que se hace imprescindible definir perfectamente qué queremos decir con
ellas cuando somos nosotros los que las utilizamos puesto que quien quiera
capitalizar nuestro hartazgo no sé parará a hacerlo y las empleará como mejor
le convenga para sus intereses. Antes de plantear siquiera una discusión o una
protesta debemos saber qué significado se da a las palabras que se utilizan en
el contexto que nos rodea. De lo contrario, podemos encontrarnos en Plaza de Mayo
proclamando consignas libertarias y estar defendiendo la tutela externa o
desfilar por Av. de Mayo gritando “¡Abajo el gobierno!” para defender más de lo
mismo.
En esto días que se recuerdan los 210 años del
acontecimiento fundamental de nuestro pasado, convocatoria que no habrá de ser
desoída por ningún compatriota cualesquiera sean su ideología o condición
social y la cual habrá de representar, sin duda, una prenda de paz y de unión
entre los argentinos, asociados, en conformidad de esfuerzo y de pensamiento,
bajo el signo de la vocación republicana y la libertad, nos resulta sobremanera
grato evocar el destello de Mayo que ha representado el funcionamiento de un
periodismo libre, digno y severo en nuestro país. Merced a él pudo tener pié de
ejecución y convincente logro el anhelo expresado por los integrantes de la
Asociación de Mayo y su fundador en la "Ojeada retrospectiva" y
"El Dogma Socialista" a través de la serie de proposiciones
eslabonadas a la manera de los modelos de Lamennais, que transcribe en dichos
escritos:
"Queríamos
que el pueblo no fuese, como había sido hasta entonces, un instrumento material
del lucro y poderío para los caudillos y mandones, un pretexto, un nombre vano
invocado por todos los partidos para cohonestar y solapar ambiciones
personales, sino lo que debía ser, lo que quiso que fuese la Revolución de
Mayo: el principio y fin de todo. Y por pueblo entendemos, hoy como entonces,
socialmente hablando, la universalidad de los habitantes del país;
políticamente hablando, la universalidad de los ciudadanos; porque no todo
habitante es ciudadano, y la ciudadanía proviene de la institución democrática....
Queríamos descentralizar el poder, arrancárselo a los tiranos y usurpadores
para entregárselo a su legítimo dueño: el Pueblo"
Tal, el
sentido de la fecha que conmemoramos hoy.
* Miembro de Número del Instituto Nacional de Investigaciones
Históricas "Juan Manuel de Rosas" del Ministerio de Cultura de la
Nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario