Por ricardo Geraci
Mucho se ha escrito sobre el Libertador José de San Martín. Mucho sobre su vida y su empresa emancipadora con distintos criterios y desde distintas versiones. De hecho, inclusive, sus propias palabras se han tergiversado, quitándole o agregándole a sus famosas correspondencias con Guido, O'Higgins o Goyo Gómez, otros adjetivos que han modificado por completo la naturaleza de su mensaje y omitiendo trascribir los insultos o malas palabras que en un hombre como él, donde la figura de bronce oculta a la humana, se han tratado de evitar por la razón que fuere. Al manifestar desde el título de esta humilde reseña al Don José sin censura, intento -consultando parte de su epistolario y poniendo en medida su contexto- analizar sus preocupaciones, enojos o inclusive sus bromas, con el objeto de seguir en el camino de la comprensión haciendo un trabajo propio de evitar -la mano que mete el diablo- hacer (en lo posible) consideraciones subjetivas sean a favor o en contra del Padre de la Patria.
¿ERA HUMANO EL LIBERTADOR? Aunque parezca que aquí apele al sentido de ironía, en muchas lecturas me ha pasado que no he podido establecer ciertamente como un hombre habría podido cruzar ¡ocho veces! la cordillera de los Andes y sortear todo tipo de obstáculos, sin siquiera ver acabado y rendido su espíritu, ante tantas injurias (los porteños) y ante las enfermedades que padeció durante su gesta militar y su gesta política. Es realmente cierto que todavía una sombría aura de misterio rodea su imagen, ya que el incomprendido general ha manifestado con palabras y acciones, la iniciativa de -justamente- evitar tomar iniciativas por los bandos en pugna que derivaron en una extensa y sangrienta guerra civil. --- ¿ Como un hombre puede no tomar partido cuando de constituir una patria se trata? --- Mientras don José ponía de todo su genio militar y espíritu incansable en liberar del Reino de España a la nueva América, otros se dedicaban a juzgar al hombre anteponiendo a esa idea de patria libre, intereses económicos, políticos o ambos a la vez. Hay hechos que sus propios conceptos son indiscutibles o imposibles de disimular. Su contrariedad al desorden y la anarquía lo hizo un crítico de Artigas. También es cierto que ante las dificultades que el Directorio de Posadas y después Pueyrredón pusieron sobre su empresa, es que llegó a manifestar que era un menor mal, la invasión portuguesa a la Banda Oriental, por lo que veía dificultoso el abrir un frente en Montevideo. La versión mitrista escolar de nuestro pasado y la revisionista han buscado la manera de calzarle a San Martín un traje que el mismo nunca quiso ponerse. Mitre lo entronizó como un prócer de bronce utilizando la documentación necesaria para convencer a los argentinos del don José impoluto de caballo blanco. El Revisionismo hizo por caso un trabajo por sobre todo de investigación más profundo y en los resquicios de sus cartas (las de San Martín que es donde el Libertador se manifiesta) ha encontrado referencias interesantes, pero que también han sido sujetas y forzadas para amoldar el relato, a la figura de un San Martín federal. De mi parte (y soy consciente de ello) es injusto y hasta ridículo hacer valoraciones sobre las obras de historiadores brillantes y mucho más sobre una u otra corriente historiográfica, pero si aquellos que hoy sintetizan el pensar de una u otra en artículos o conferencias inclusive tergiversan a esos historiadores , no es más que una obligación poder expresar en función de esto, mis impresiones.
¿Será que en nuestra lógica de tomar parte, negamos la posibilidad de que la gloria se vista de imparcial? Veamos a continuación dos pasajes de cartas donde el insigne Libertador hace referencia a Artigas y en otra directamente le escribe al oriental y como San Martín en realidad evalúa los males y la posibilidad de lograr con éxito la liberación de América, haciendo todo lo que estaba a su mano, pero sin tomar partido ni por un sector ni por otro. Si bien ante la invasión portuguesa a territorio uruguayo fue San Martín que a Guido reconoce: "Yo opino que Artigas los frega completamente" para luego en vista de lo complejo del asunto y la conocida personalidad de don Gervasio, don José declara: "... a la verdad, no es la mejor vecindad ---pero hablándole a V. con franqueza--- la prefiero a la de Artigas: aquellos no introducirán el desorden y la anarquía, y éste si la cosa no se corta lo verificará en nuestra campaña." No parecen cambios de pareceres de tipo caprichosos. San Martín era un genio militar y el hombre con más previsiones tanto para la conformación del ejército, pertrechos, disciplina y demás asuntos, lo que en su meticulosidad, toda situación política le concernía y sus pensamientos debemos comprender, estaban por fuera de las consderaciones ideológicas o de los actos de justicia social. Aún así, San Martín compartía con los caudillos provinciales la idea de un ejército que avanzaría por tierra sobre Lima que en teoría la tomaría con un movimientos de pinzas completando su acción por mar. Por ello necesitó que las divisiones entre caudillos se arreglaran como fuera ya que si no toda su empresa "se la llevaría el diablo" como repetía en muchas ocasiones. Abocados los porteños en combatir a Artigas, relegando tropas, recursos y esfuerzos a la campaña de San Martín, es que el mismo general le escribe a don Gervasio con el objeto de impedir más enfrentamientos y divisiones. Lo que queda absolutamente probado, que don José hablaba con todos y su campaña Libertadora era su único plan a concretar: "Señor Don José de Artigas. Mi más apreciado paisano y señor: [...] Me hallaba en Chile, acabando de destruir el resto de maturrangos que quedaba y aprontando los artículos de guerra necesarios para atacar a Lima, cuando me hallo con noticias de haberse roto las hostilidades por las tropas de usted y de Santa Fe contra las de Buenos Aires: la interrupción de correos, igualmente que la venida del general Belgrano con su ejército de la provincia de Córdoba, me confirmaron este desgraciado suceso; el movimiento del ejército del Perú ha desbaratado todos los planes que debían ejecutarse, pues como dicho ejército debía cooperar en combinación con el que yo mando, ha sido preciso suspender todo procedimiento por este desagradable incidente; calcule usted, paisano apreciable, los males que resultan, tanto mayores cuanto íbamos a ver la conclusión de una guerra finalizada con honor y debido sólo a los esfuerzos de los americanos, pero esto ya no tiene remedio; procuremos evitar los que pueden seguirse y libertar a la patria de los que la amenazan..." Se puede notar entre las líneas que escribe a Guido y la extensa misiva a Artigas dos cuestiones en San Martín; con Guido goza de una confianza de hermanos, con Artigas y más allá de lo afectuoso que parece don José, no la tenía. En ambos casos, hay quienes determinan las palabras del Libertador sujetas a su relación con la Logia Lautaro o a intereses con los británicos. Lejos de consolidar la idea de un hombre con un solo objeto (el de liberar el continente) se proponen deducciones articulando el contexto como mejor les plazca. No se trata tampoco de sintetizar a San Martín dentro de sus acciones que son de gran interés para nuestro pasado, en un hombre parcial como el término asevera. Hay quienes también lo exponen directamente como un instrumento de la Logia Lautaro como cuando forma parte con Alvear -entre otros- de la Revolución de octubre de 1812, siendo que a la caída del Primer Triunvirato tropas de granaderos se hacen presente en la Plaza Mayor con el fin de -según ellos- "hacer conocer la voz del pueblo" y no como un soldado que recién llegado y con el ojo puesto en la organización de la campaña Libertadora, le es fundamental dejar en Buenos Aires un ejecutivo que responda a los intereses de la emancipación. Allí se sucede también la pregunta de porqué y para qué San Martín se obsesiona con la liberacion de España y no en proponer y custodiar un gobierno que le sea funcional a tal deseo. Por ello, los que señalan a Inglaterra como la verdadera hacedora del plan "libertador" se siguen convenciendo que toda empresa tiene que estar sometida al plan de los intereses conspirativos. No advierten en la posibilidad de un hombre con intereses genuinos y menos si este fue parte de una Logia que no tuvo para nada el objeto de funcionar como lo hacían las logias de la francmasonería, pero que por sólo ser parte de ella, se ponga en duda su filiación religiosa y por ende los objetivos de genuina y sincera emancipación.
EL HOMBRE COMÚN ¿Qué dirán los chicos en las escuelas si les enseñaremos cartas donde San Martín refiere a insultos?. En principio y lejos de toda duda, creo que estarian pudiendo ver algo del hombre de carne y hueso que fue, y no el cuadro que se cuelgan en las aulas donde el Libertador aparece como un santo inalcanzable. Ello también merece San Martín de ser divulgado desde nuestra contemporaneidad para tratar de lograr mejor comprensión sobre su obra. El general no fue un poeta, se sabe además que no era afecto al papel y la pluma, con su laborioso, querido amigo y ayudante en la campaña Libertadora Tomás Guido se pudo "soltar" y sin misterio sus miedos, broncas, decepciones y alegrías se manifestaban como cualquier ser humano lo haría. En la recopilación de sus cartas, actas, órdenes, etc que incluyeron diez tomos de los Documentos de Archivo de San Martín por la Comisión Nacional del Centenario de 1910 se cercenó todo aquello que hiciera ver al Libertador como un ser humano con sentimientos y vulgar fuera de sus compromisos, tratando de establecer su imagen al del "Santo de la Espada". En una ocasión y luego de pactar con Pueyrredón la campaña de Chile durante una entrevista en Córdoba, instruye a su amigo y colaborador principal Guido con ciertas cuestiones de la que como respuesta San Martín no recibe todo el explayamiento que él considera ante tal delicada situación frente a la guerra de la independencia, a lo que escribe exhasperante a Guido en varias ocasiones sin ruborizarse demasiado con las formas ante la negativa de la Logia en el traslado de Guido al lado de su jefe: "Su falta me equivale a un Batallón pues no tengo de quien fiarme, especialmente para las comunicaciones secretas y otras reservadas; y todo es preciso lo haga este hijo de puta" Tanto de esto como de ciertas semblanzas que hacía de alguna u otra manceba, lo hacen a San Martín un hombre íntegro. No tanto por sus cualidades y moral, o su apego a la libertad de los pueblos, independiente de sus ideas de como debía ser la forma de gobierno, sino por la sencillez de hombre mortal que hasta el dia de hoy nos cuesta debatir como si de un tabú se tratara. El general también a Guido llegó a referirse a una hermosa criolla como de "ojos mortíferos" o "apetitosa", pero esta cualidad de hombre común, no rechaza la virtud de hombre educado, estudioso y leído. Tampoco nada tiene que ver con el disciplinado general. Por ello también en él descansaban las ideas del odio hacia el desorden y la anarquía, responsable del saqueo a las fortunas o la presión social hacia los pobres. No concebía la idea de un país en donde uno no pudiera forjarse en paz. Justamente se quejaba de tener que abandonar su patria por el hecho de que en ella las pasiones operaban por y para un reguero de sangre infernal. Aún en la convulsionada Europa, don José encontraba un poco de previsibilidad que necesitó para vivir sus últimos años. Le dolía amar con el alma su tierra y que en ella lo considerasen un ambicioso oportunista. También es de una honestidad necesaria publicar algunos de sus dichos con respecto a la situación política de las Provincias Unidas, que fueron utilizados para exponer su figura a la de un entregador; "... nosotros no somos capaces de constituirnos en Nación por nuestros vicios e ignorancia y que es preciso recurramos [a] algún demonio extranjero que nos salve" Puede tomarse como un acto de hartazgo ante la imposibilidad de lograr un gobierno fuerte y el terror a la anarquía. De hecho, su propia orden a Medrano en la Asamblea que dio lugar al acta de Independencia, es categórica: Fuera de la dominación de CUALQUIER potencia extranjera.
Fuente heuristica: Cartas publicadas en Revista Des-Memoria abril año 2000 Dirección Unamuno, Miguel y Troncoso, Oscar
Pacho O' Donnell / Caudillos Federales
Vicente Fidel López / Historia Argentina Pdf
José María Rosa / Historia Argentina Edit Oriente
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