Por Bernardino del Carril
Juan
Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento crearon cada uno un plan para
diseñar cómo sería la nación, esos proyectos iban a disentir aunque también en
muchas cosas estaban de acuerdo, los dos querían dotar al país de una
constitución liberal y una organización republicana del poder político, esto es
una constitución que garantizara un puñado de derechos y obligaciones para sus
ciudadanos y un gobierno con división de poderes y algún tipo de legitimación
popular. Los dos confiaban en el aporte de la inmigración europea, depreciaban
a las clases populares locales, ya sea indígena, mestiza o española, y
compartían una misma mirada sobre el progreso económico y civilizatorio.
La
matriz filosófica racionalista y liberal que animará la pasión
constitucional de Alberdi y la romántica pasión política liberal que anima a
Sarmiento. Alberdi
consideraba que para que exista una nación moderna se debía transformar las
costumbres y los hábitos locales. Nada se podía hacer con los nativos indios o
gauchos. Argentina debía convertirse en la prolongación de Europa en América. Había
que traer de los países que él consideraba civilizados hombres y mujeres con
las costumbres que el pretendía adoptar; “Gobernar
es poblar…” era su idea principal. En su visión gobernar no significaba solamente reunir a
un grupo de personas en el suelo nacional, sino transformar al territorio
argentino al que pensaba como un desierto con el tipo de prácticas virtuosas y
laboriosas que según él detentaban los inmigrantes europeos. La transformación
nacional se operaria con la otorgación de grandes parcelas (los latifundios) a
pocos propietarios nativos o del exterior, ellos con la ayuda de las inversiones
extranjeras y la mano de obra de los inmigrantes serían los promotores y los
privilegiados de la renta nacional.
Sólo
transitando por la república posible se llegaría a la república verdadera, o
sea que el camino no puede ser apresurado sino que tiene que ser realista en el
sentido de tener en cuenta cuales son las posibilidades del sentido del momento
y no aspirar a utopías para los cuales el lugar no estaba todavía preparado
sino más bien eso se iba a lograr alcanzando algunas metas que la Constitución
del 53 luego se estaba proponiendo. Esas metas fueron dos, una es estabilizar
el país logrando una forma de gobierno estable y dos la gran obsesión de la
época que esta expresada en otro termino alberdiano “poblar el desierto”. Para
Alberdi “La Europa nos ha traído la
noción de orden, la ciencia de la libertad, el arte de la riqueza, los
principios de la civilización cristiana. Europa, pues, nos ha traído la
patria…”
Sarmiento
reclamó que las causas de las guerras civiles y del régimen rosista eran las
formas que primaban en la campaña pastoril, asociación entre los hombres como la pulpería y la estancia, había que sustituirlas por otras instancias
de socialización como la prensa y el parlamento. Al igual que Alberdi también
creía que era necesario traer bastos contingentes de inmigrantes, “No es posible decir cómo se trasmite de
padres a hijos la aptitud intelectual, la moralidad, y la capacidad industrial,
aún en aquellos hombres que carecen de toda instrucción ordenadamente
adquirida; pero es un hecho fatal que los hijos sigan las tradiciones de sus
padres, y que el cambio de civilización, de instintos y de ideas no se haga
sino por cambio de razas”,
sin embargo a diferencia del tucumano ni la inmigración ni el crecimiento
económico constituía para él las únicas herramientas de una nación moderna.
Él pensaba que el pasaje de la barbarie a la civilización exigía acción política con destacada presencia estatal, de allí la importancia de la escuela pública.
La escuela haría de la barbarie una cuestión del pasado al mostrarle a las
masas la posibilidad del ascenso social, a la vez formaría ciudadanos generando
hábitos de respeto a las leyes. La recompensa de los ciudadanos que obedecieran
las leyes seria la distribución de tierras en pequeñas parcelas, así se
lograría la participación del pequeño productor en la política en la escala
municipal, de ahí que muchas veces Sarmiento despotricara contra la oligarquía
vacuna que distaba mucho de compartir ese proyecto
Propuestas educativas de Alberdi y
Sarmiento
Tanto
Alberdi como Sarmiento confían en la educación, ellos creen que la educación es
la mejor forma de construir los mejores futuros posibles. Alcanzar el bienestar
general era la categoría que va a quedar en la Constitución Nacional.
Al
encontrarnos con las propuestas educativas de Alberdi y Sarmiento, podemos
encontrar claras diferencias en las mismas, sobre cuál es la mejor forma
educativa, a su vez, se puede observar en ambos autores una hibridación de
posturas románticas e ilustradas.
Sarmiento
tiene la concepción de que la educación constituye la llave de la
transformación social. En un sentido amplio es la herramienta con la cual se
puede construir una sociedad justa democrática y civilizada, Y además también
es clave para la construcción del ciudadano. Para el sanjuanino un pueblo no
educado seguirá escogiendo a Rosas, en consecuencia es una obligación para el
Estado educar al soberano. El
gran espejo es la sociedad norteamericana y de los modelos que Sarmiento
observo allí por un lado desarrollaron sus ideas educativas que se
simplificaron en la frase "La
escuela para todos, el Colegio para los que pueden y la Universidad para los
que quieran".
Por otro lado desarrolló la idea de incorporar pequeñas comunidades agrícolas a
la Argentina ya que consideraba que estas y su capacidad de auto gestión son la
base de la democracia en Estados Unidos y ese ejemplo debe imitarse. “(…) La instrucción derramada con tenacidad,
con profusión, con generalidad entre las clases trabajadoras, sólo puede obviar
a la insuperable dificultad que a los progresos de la industria oponen la
incapacidad natural de nuestra jente…”
Por
otra parte el tucumano va a plantear como dos prácticas educativas que serían
por un lado las leyes y el cumplimiento estricto de las leyes, una suerte de
establecer un modelo legal y que la gente aprenda que la ley se cumple porque
si no las cumplen se los castigara con un sistema muy duro ya que consideraba
que se debía cumplir las leyes para poder lograr el modelo de sociedad
esperable, y por otro lado la inmigración ya que de esta manera se
establecerían cambios estructurales a nivel de los hábitos y las costumbres, y
esto se lograría a partir del trasplante de población.
Él
dice que haya escuelas pero que en todo caso que se actualicen, menos latín y
más inglés, “El idioma inglés, como
idioma de la libertad de la industria y del orden, debe ser aún más obligatorio
que el latín; no debiera darse diploma ni título universitario al joven que no
lo hable y escriba. Esa sola innovación obraría un cambio fundamental en la
educación de la juventud. ¿Cómo recibir el ejemplo y la acción civilizante de
la raza anglosajona sin la posesión general de su lengua?” menos teólogos y abogados y más
ingenieros y agrimensores “Estos países necesitan más de ingenieros, de
geólogos y naturalistas, que de abogados y publicistas. Su mejora se hará con
caminos, con pozos artesianos, y no con periódicos agitadores o serviles.”
De
esta manera vemos como Alberdi se distancia del Romanticismo ya que va a
cuestionar un poco el modelo enciclopedista o humanista de la educación previa,
él va a plantear una educación de índole práctico, no es que este en desacuerdo
de la educación pero si está en contra de la educación obligatoria. Esta va a
ser una gran diferencia con Sarmiento ya que por el contrario el sanjuanino en
su estrategia educativa está a favor de la inmigración y de las leyes, pero sobresale
como su gran estrategia la escuela obligatoria. Él consideraba que a la escuela
desde la infancia todo el mundo debe concurrir. Sarmiento apuesta al futuro, en
cambio Alberdi apuesta al ahora.
Sarmiento
va a ser el gran guía de lo que llamamos el proceso de escolarización, va a
creer que la mejor forma educativa es la escuela y por ende va a plantear la
obligatoriedad, difusión, masividad, formación docente de esta. Él tenía la
idea de cambiar todo, contra maestros grandes, maestras jóvenes; contra
maestros sacerdotes, maestras laicas; contra hombres, mujeres; contra europeos,
norteamericanas; contra católicos, protestantes, en fin las llamadas 65
valientes plantean este nuevo modelo de Sarmiento.
Para Alberdi “gobernar es
poblar”, en cambio para Sarmiento “gobernar es educar”.
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